Después de haber comenzado con el mejor pie posible. Tras un 2014 lleno de bajos y sin altos. Después de haber dominado todas las sesiones de entrenamientos. Después de una buena salida y una escapada junto a Zarco, manteniendo las opciones de victoria intactas.
Así veía Sam Lowes el Gran Premio de Qatar unos giros después de que se apagaran los semáforos. Hasta que se fue al suelo y echó a perder todo ese buen trabajo. Porque esto es el Mundial de Moto2 y aquí no se regala nada, ni siquiera se hacen prisioneros. Que se lo digan a Rabat, al suelo una vuelta después. No se había dado ni un solo giro y Morbidelli casi se lo lleva por delante. Eso le relegó a la parte intermedia del grupo en la que se tuvo que fajar con pilotos de la vieja guardia, los Cortese, Kallio, Luthi o Corsi. Y fue este último quien le cerró la puerta en la primera curva del trazado qatarí. Sin espacio, sus motos chocaron marcando la casilla del cero en el primer Gran Premio de la temporada.
El nudo de la carrera tuvo poca historia. Zarco se escapó a cuatro segundos de ventaja y se limitó a contener y regular sin arriesgar lo más mínimo. Detrás, a lo lejos, Folger disfrutaba de una situación cómoda con segundo y medio sobre Simeón quien a su vez sacaba cinco segundos a Cortese.
Hasta que quedaban tres vueltas para el final. Cuando todo parecía hecho, Zarco comenzó a mirar la parte trasera izquierda de su moto mientras aceleraba en la recta de meta. No prestó atención y se salió de la pista lo justo para que Folger -primero- y Simeón después le pasaran como aviones. Un problema técnico arruinó su carrera, porque los perseguidores le recortaron tiempo en un abrir y cerrar de ojos. Una pena para Zarco, una alegría para Folger.
Mención especial para Rins, novato en esta categoría aquí en Losail. Tras una remontada sensacional terminó cuarto por un pelo, porque no pudo superar en el rebufo al suizo Luthi.