Australia salió al campo con un objetivo claro, sacar de allí a los franceses mentalmente. Vaya por delante que el plan es legítimo, si algo han tenido los franceses en su contra, ha sido la dureza mental, siempre son equipazos, pero han sufrido muchos reveses (en su descarga hay que decir que son un equipo que habitualmente cae ante selecciones campeonas). El guión les salió perfecto, en el primer cuarto su ataque simplificado funcionaba, Patty Mills había anotado 8 puntos, y los franceses, especialmente su columna vertebral (Fournier-Gobert), estaban desquiciados. Matt Dellavedova estaba en todas las trifulcas, y si no, era Joe Ingles. La FIBA y su deliciosa selección arbitral, que mandó a exponentes de las poderosas ligas bosnia o filipina a arbitrar el encuentro, jugaba a favor de Australia (no siempre que los árbitros favorecen a un equipo, lo hacen en conciencia, a veces simplemente el criterio se adapta mejor).
Francia salió igual de espesa en el segundo cuerto, en defensa las cosas no les iban mal, Australia, bien es cierto, encontraba a Ingles, pero era poco más que buscar a Mills en ataque…y el base se quedaba sin anotar en todo el cuarto. 21 a 30 en el descanso. Nada funciona en Francia, ni De Colo, Ni Ntikilina, …
La segunda mitad comenzó con Australia dando más de lo mismo, su afeamiento del juego llegaba a resultar ofensivo, abusando del contacto y rozando la antideportividad (hay Matt esas rodillas sueltas…). A 7:50 del final del tercer cuarto mandaba Australia 23 a 38. Francia en coma… y del caos surge un Nicolas Batum que le ha valido la medalla a Francia. Un par de canastas cuando nadie era capaz de ver aro, muchos rebotes muy bien peleados, un triple más, dos faltas de ataque forzadas, dos robos de balón providenciales, un par de asistencias… empezaban a ocurrir cosas, y Batum siempre andaba por ahí. De Colo, se erigía en el ejecutor perfecto de la revolución iniciada por el alero. Australia perdía comba, inerte en ataque, y superada en defensa por primera vez. Francia había anotado 23 puntos en 23 minutos, en 5 minutos y medio anotaría 19. No culminaron la remontada, pero hicieron que Australia oliese su propia sangre.
Del 42 a 46 se pasó al 50 a 46 para Francia, con 8 puntos de Nando De Colo, que tomaba el testigo de Batum; Fournier no llegaba, Gobert no estaba, y desde el banco eran el propio De Colo, o un Poirier sensacional en su trabajo, los que habían dado la vuelta al encuentro. La reacción llegó cuando Dellavedova y Mills (que no había anotado desde el primer cuarto) volvieron a generar puntos, pero ahí llegó otro de los protagonistas inesperados, Andrew Albicy, base que ha jugado sólidas temporadas en Andorra, asumía tres tiros de tres que iban dentro, neutralizaban la vuelta a la anotación de Mills, y complementaban el buen trabajo que había hecho precisamente sobre él. El último de los triples llegó a 1:06 del final y puso a Francia 7 arriba de manera definitiva.; hasta el 67 a 59 final.
Mills hizo apenas 15 puntos, repartidos en el primer y último cuarto, pero es que sólo pudo lanzar 12 veces a canasta, aunque anotó la mitad de ellas, la defensa de Francia brilló negándole el balón. Ingles hizo 17, pero fue el único que dió replica ofensiva al plan Australiano de anotar a través de lo que generase Mills. Los dos hicieron 13 de 23 en tiros, por 12 de 31 del resto del equipo.
Francia sobrevivió a sí misma. Al descanso llevaba 4 asistencias y 2 de 6 en triples, dejaron en el banco a Gobert (19 minutos con sólo 2 puntos y 4 rebotes) y Fournier (sólo descansó 4, terminó con 5 de 17 en tiros) y vivieron sus mejores momentos. De Colo lideró el ataque con 19 puntos, pero fue el trabajo sucio de otros tres hombres el que cambió el encuentro. En la segunda parte llegaron 7 triples y 11 asistencias a la vez que forzaban 19 pérdidas totales de Australia. Batum, Poirier (+13 en 20 minutos) y Albicy (9 puntos, 27 minutos, +22 para Francia con él en el campo); valen un bronce. 38 a 9 para Francia en los puntos desde el banquillo.
Ahora hay que decir que Australia, que es un equipo emergente, que también es un clásico, ha errado en los partidos decisivos, pero se ha quedado a dos prórrogas de luchar por el oro. La ausencia de Ben Simmons, Thon Maker o Dante Exum, les da una proyección mayor de cara a otros campeonatos; y la palmaria realidad es que este 4º puesto, que les sabe realmente amargo, es la mejor clasificación de su historia. Dos quintos puestos era su mejor actuación hasta ahora, a pesar de haber contado con auténticas leyendas del basket como Andrew Gaze, David Andersen etc
Por su parte, la Francia posterior a los Diaw, Tony Parker etc ha conseguido con este tercer puesto precisamente igualar los mejores éxitos de la anterior generación. Brillante futuro para una selección que podría contar con Westerman, Heurtel, Gombauld, Lauvergne etc en próximas citas, pero que ya ha presentado un cuadro potentísimo en esta.