Los nervionenses acabaron con su mala racha en liga ganando con contundencia por 5-1 a un Granada que aguantó hasta el tercero de los locales
El Sevilla de Unai Emery, cuestionado por sus decisiones en los últimos encuentros, ha acabado de golpe con la crisis de resultados a costa de un Granada, que trató de poner en aprietos a los rojiblancos al más puro estilo Caparrós. El año pasado le salió bien al utrerano cuando llegó al Sánchez-Pizjuán como técnico del Levante ganando 2-3, Levante, que jugando a lo mismo que propuso hoy el conjunto nazarí, se llevó un punto hace dos jornadas de este mismo feudo. Pero hoy el Sevilla y su técnico tenían la lección aprendida, y aún dejando dudas en el juego, se han resarcido de lo lindo incluso con más factores desfavorables que en otras ocasiones. Además, hoy la grada era un cementerio. Primero por lo sucedido con los aficionados sevillistas en Rotterdam el pasado jueves en Europa League, y más tarde, por el repugnante acontecimiento de esta misma mañana, se decidió que no se animaría en todo el encuentro. En relación al suceso del asesinato de esta mañana, la grada del gol norte lucía un crespón negro y una pancarta que rezaba “DEP Jimmy”.
En lo estrictamente deportivo, Mucho músculo y un equipo muy defensivo el que puso en liza Joaquín Caparrós, que además se vio perjudicado por la tempranera lesión de Javi Márquez que tuvo que ser sustituido. En los primeros compases un Granada en caída libre, mostró alguna fisura en su muro, por la que se coló Vitolo que a punto estuvo de hacer el primero muy pronto de no ser porque remató de puro milagro. El Sevilla comenzó fuerte los primeros minutos, presionando arriba y no dejando dar dos pases consecutivos al rival. Con paciencia y tocando, los rojiblancos llegaban sobretodo por banda derecha donde Emery ha colocado a Aleix Vidal de lateral, haciendo mucho daño con Deulofeu. Sin crear apenas peligro, una jugada embarullada dentro del área donde los granadinistas protestaron falta de Krychowiak que parece inexistente, Bacca empujó el balón a la red poniendo el 1-0, que nunca es sinónimo de tranquilidad para el Sevilla. Tras el gol el Granada salió de la cueva, ayudado precisamente por los locales, que rara vez suelen buscar la sentencia en sus partidos. Así, justo antes del descanso, llegó un tremendo despiste de la zaga sevillista en una falta, propiciando una mano de M’Bia dentro del área. Penalti claro, y gol de El Arabi que a punto está de detener Beto. 1-1, descanso, y los fantasmas de siempre sobrevolaban el Sánchez-Pizjuán.
En la reanudación, el Granada desapareció casi por completo. Trató de parar el ataque de los rivales con continuas faltas pero finalmente, tras una nueva jugada plagada de infortunios para el Sevilla, Banega se la encontró en el punto de penalti y la pegó al palo para volver a adelantar a los de Nervión. A partir de ahí, un mano a mano de John Córdoba fue lo único potable de los nazaríes, que a raíz del 3-1 de Bacca se vinieron abajo. El gol llegó tras un robo de Reyes en el lateral del área rival, un esperpento la defensa desde ahí hasta el final. El Sevilla, enrabietado precisamente por la entreda del mismo Reyes, olió sangre y fue a por más. Testimoniales los goles de M’Bia y Gameiro, los dos cabeza, y los dos completamente solos dentro del área. Un despropósito, que deja a Caparrós muy cuestionado en el Granada. Unai Emery, respira tranquilo, y ya prepara el partido de Vallecas la próxima semana, pues la vuelta de Copa ante el Sabadell es un mero trámite tras haber ganado 1-6 en tierras catalanas.