Noche mágica para el Barcelona que celebra las reapariciones de Vilanova y Abidal
Fábregas, con un triplete, y Alexis, con su doblete, llaman a la puerta de la titularidad
Pésimo partido del Mallorca, que se hunde en lo más bajo de la clasificación
La crónica de Alejandro Rozada (@alexrozada)
Las sonrisas de la ilusión. Tuvo que sufrir el Mallorca el rodillo del Camp Nou para que el Barcelona recupere la alegría. En ello tuvieron mucho que ver los regresos de Tito Vilanova y Eric Abidal al coliseo blaugrana. Sin duda, lo mejor para el barcelonismo se produjo anoche sobre el terreno de juego. Fue un partido redondo que devolvió la sonrisa a actores secundarios como Cesc Fábregas y, sobre todo, Alexis Sánchez. La sonrisa que lucían los alternativos estandartes ofensivos del Barça es la viva imagen de la ilusión. Una lógica expresión de alegría porque esta vez les salió todo. Ellos, y en especial el equipo, necesitaban un partido así. Entre los goles, y las felices reapariciones, la noche terminó en aplausos. Los aplausos de la esperanza.
Para demostrar que sin Messi también hay vida, Tito presentó un once repleto de novedades; hombres como Tello y Alexis querían demostrar que prepararon bien las oposiciones para cubrir la vacante temporal del argentino. Pero no fueron los únicos aspirantes que se examinaron este sábado bajo los focos del Camp Nou. Pinto, Montoya, Bartra, Song y Thiago también se esforzaron para demostrar que son dignos candidatos a la titularidad. La evaluación de la noche es un aprobado general, rozando el notable, aplicable igualmente a los postulantes que entraron al rectángulo de juego en la segunda parte (Jonathan Dos Santos, Deulofeu y, sobre manera, Abidal). A la espera de que el rey Lionel vuelva a ocupar su trono en el once blaugrana, el Barça demostró que su apuesta por el fútbol dinámico, atrevido y por el juego al primer toque no se circunscribe únicamente a la presencia del crack argentino sobre el terreno de juego. Toques, combinaciones y llegadas continuas por la banda que desarmaron por completo al Mallorca.
Fábregas-Alexis, sociedad de garantías
Con paciencia y usando el balón como principal arma arrojadiza, el Barça empezó a menear el manzano mallorquín. No cayó una ensaimada, sino un bonito chicharro de Cesc Fábregas, que se alió con Alexis Sánchez en la corona del área y finalizó la jugada con un remate raso y cruzado, inalcanzable para Aouate. Idénticos protagonistas participaron en la jugada del segundo gol sin tiempo ni para contemplar el color del fruto que acababa de caer del árbol. Disparo seco de Fábregas, rechace del guardameta y llegada por la derecha de, oh sorpresa, Alexis para marcar a placer. Sonreía el chileno en una muesca de alegría que demuestra a la perfección el cambio de tendencia en cuestión de unos días que se ha instaurado en el equipo catalán.
Presentaba una fuga de agua el Mallorca por su banda derecha, un agujero defensivo que Montoya, Iniesta, Tello y Fábregas convirtieron en una reserva de petróleo. Por ahí le dolía al equipo bermellón, hoy teñido de blanco para la ocasión -cada uno quiere imponer respeto a su manera-, que se desesperazaba al contraataque sin fe, a ráfagas, como si esa fuera la manera de huir despavoridos de la marabunta blaugrana. Pero toda la pólvora de la noche estaba guardada en el almacén culé. Cuando el partido había entrado en un periodo de calma chicha que pretendía aprovechar el Mallorca para acortar distancias, Cesc y Alexis se asociaron en una jugada parecida a la del primer tanto y el de Arenys culminó el tercero desde el corazón del área. A falta de la sociedad titular (Messi-Villa), la dupla alternativa estaba de dulce. Y el incansable chileno no se quedó anclado en su faceta de asistente porque, a continuación, marcó el cuarto batiendo por bajo a Auoate recogiendo una asistencia a lo Laudrup de su socio barcelonés.
Abidal protagoniza el segundo tiempo
El mismo guión se siguió en el segundo tiempo. «Hola, soy Cesc Fábregas y acabo de culminar mi hat trick con un golazo de 9 auténtico». Y es que el ex del Arsenal se inventó una genial maniobra en una baldosa del área chica para rubricar la manita. Después se produjo un pequeño susto por el tanto de Alfaro, pero el delantero del Mallorca se encontraba en claro fuera de juego y su gol ilegal no subió al marcador. La felicidad ya fue completa cuando Eric Abidal empezó a corretear por la banda. El calentamiento del bravo defensa francés hizo las delicias del respetable, que rompió en una merecida y unánime ovación. El Barça, guiado por Thiago, apostaba por un fútbol total y de ello se aprovechó Piqué, que se fue al ataque con brío y casi marca de cabeza tras un medido centro de Tello. Estaba tan animado el zaguero catalán que poco después se arrancó con un lanzamiento de falta que se perdió por muy poco sobre la meta de Aouate.
La fiesta incluyó otra merecida ovación para Fábregas, adalid del juego ofensivo esta noche, cuando dejó su sitio a Deulofeu. Disfrutó el barcelonismo de una noche mágica, con reminiscencias hacia la etapa dorada del Guardiolismo. Pero el instante más mágico fue el aplauso unánime del Camp Nou cuando Abidal entró al terreno de juego. Rugió el coliseo para reconocer a un francés ejemplar. Aunque consiguió el mejor triunfo de su vida al ser capaz de volver a los terrenos de juego tras una milagrosa recuperación de un cáncer y un trasplante de hígado, cada intervención de Abi se celebraba en las gradas como un gol. No era para menos.
El feliz regreso de Abidal fue el mejor epílogo posible para una emocionante velada, inmejorable preámbulo de la batalla del próximo miércoles contra el París Saint Germain. Esté o no esté Messi contra el PSG, sus compañeros y el míster Vilanova demostraron esta noche que sin el rey argentino también hay paraíso. Y en un momento tan importante de la temporada, un poco de esa vitamina de ilusión es mucho.
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