Lorenzo y Márquez encontraron a Dovizioso como el mejor aliado posible. El de Ducati hizo un tapón sobre Valentino Rossi, facilitando la escapada del dúo español. Para cuando el transalpino se deshizo de Dovi su desventaja con los de cabeza ya era de dos segundos. Imposible, en principio.
Delante, Lorenzo puso en marcha su metrónomo a funcionar y rodó vuelta a vuelta como un reloj en 1:56 bajos con Márquez pegado a su rueda. Un calco de lo visto la semana pasada en Indianápolis. Rossi lideraba vuelta a vuelta el grupo que peleaba por el cajón más bajo del podio. Su elección de neumáticos -duro delante y detrás- le costó mucho al inicio, quedaba como una leve esperanza para la segunda mitad de carrera como sucedió en Argentina.
Y fue ahí, mediada la carrera, cuando Lorenzo aumentó el ritmo ligeramente, vuelta a vuelta, como había entrenado en el WarmUp. Márquez comenzó a perder la rueda del de Yamaha y ya no pudo recuperarla. Jorge había impuesto su superioridad en entrenos y se asomaba al liderato -empatado a puntos con su compañero de equipo-. Valentino, detrás, tercero, tuvo una carrera apacible, rodando al ritmo de los de cabeza. Pero otra vez, el tiempo perdido con otros pilotos le penalizó demasiado.
Ya no hubo vuelta atrás y Jorge, en una carrera perfecta, en un fin de semana perfecto, empató a puntos con Rossi dejando un Mundial precioso. Quedan siete carreras, 175 puntos en juego, y los dos primeros están igualados.