Por Carlos Rodríguez (@carlosrsp87)
Hoy Carles Puyol ha dicho que dejará el Fútbol Club Barcelona el próximo 30 de junio. Hasta pronto a 15 años de barcelonismo, hasta pronto a una leyenda que representa los valores triunfales de la época más dorada del club y de la selección española. Hablar de Puyol es hablar del Barcelona con pureza, profesionalidad y pasión.
Llegó con un rostro triste a la rueda de prensa de esta tarde de martes. Rodeado de compañeros y amigos como Piqué, De la Peña, Andoni Zubizarreta e incluso su amigo Javier, de la Pobla de Segur, su pueblo natal. Todos intuían que algo gordo se traía entre manos. Y el propio Puyol se encargó de confirmarlo. Anunció que al acabar la presente temporada abandonará el Barcelona. Después, ya se verá. Puyol debutó con Louis van Gaal en un Valladolid-Barça (0-2) disputado el 2 de Octubre de 1999, entrando en el segundo tiempo sustituyendo a Simao Sabrosa. Aquel Barça, que terminó segundo en una Liga que conquistó el Deportivo, era un club con mucha inestabilidad, marcado por la marcha de Figo, uno de los capitanes, al Real Madrid. José Luis Nuñez, después de 22 años en la presidencia, dejó el palco del Camp Nou en manos de Joan Gaspart, mientras que Serra Ferrer sucedería a Van Gaal en el banquillo.
Carles Puyol llegaba a un club lastrado, que había ganado las ligas de 1998 y 1999 pero que no volvió a celebrar nada hasta 2005. En esa etapa, el de la Pobla fue un jugador fundamental ante la ausencia de brillo, modelo y estilo. Hay una fecha muy importante para Puyol: la visita del Real Madrid en octubre de 2000. Aquel partido, que suponía la vuelta de Figo al Camp Nou, se convirtió en la consumación de Puyol como excelente marcador. Hizo un marcaje perfecto al portugués dejando, al que sería Balón de Oro aquel año, fuera del partido y cuajando una actuación tan extraordinaria que Camacho le convocó por primera vez con la selección española en noviembre de 2000. En estos primeros años del canterano en el Barça jugaba como lateral derecho, posición desde la que se le abrirían las puertas de la Copa del Mundo de 2002, en la que fue indiscutible para el técnico murciano.
A partir de ese momento, Puyol alternaría el lateral con la posición de central, aunque con la llegada de Rijkaard en 2004 pasaría a jugar más de central siendo un baluarte del equipo que ganó las ligas de 2005 y 2006, además de la Champions League de ese mismo año, la segunda del conjunto blaugrana. En esa temporada 2005-06, culminada con la celebración del Mundial de Alemania, Puyol también tendría su protagonismo mundialista, dejando en la memoria de todos su gran jugada en el gol de Fernando Torres a Ucrania.
Después de ganar la Euro 2008 con la España del inolvidable Luis Aragonés, llegaría la etapa dorada de Puyol en el Barcelona, ya con su ex compañero Guardiola como técnico. Aquellas interminables imágenes del Barça conquistando títulos siempre tenían a Puyol como protagonista levantando todos los trofeos de aquel conjunto irrepetible y siendo un pilar indiscutible del equipo convertido en el valladar de la zaga. En 2010 se cerró el círculo conquistando el Mundial de Sudáfrica, el único título que le quedaba por ganar y en el que participó de manera decisiva culminando su actuación con su gol de la victoria ante Alemania en semifinales, un testarazo imparable que valió una final.
Después del Mundial empezarían a llegar los problemas físicos interminables, las ausencias prolongadas y las dudas del capitán. Sin embargo, pudo disputar la final de la Champions League de 2011 ante el Manchester United, en Wembley, un acontecimiento que se recordará por su detalle de ceder a Abidal el honor de levantar la cuarta Copa de Europa en la historia del Fútbol Club Barcelona.
La marcha de Guardiola en 2012 marca un punto y aparte en la carrera de Puyol, que aún así levantó el trofeo de campeón de Liga de la temporada pasada con Tito Vilanova. Y ahora, relegado al discreto segundo plano de la suplencia por el gran estado de forma de sus compañeros y amigos Piqué y Mascherano, llega el momento de decirle «hasta pronto» a su equipo del alma. Atrás deja, no solo una gran trayectoria futbolística, sino un admirable ejemplo de superación, entrega, garra y amor a un deporte. El fútbol, no solo el Barcelona, están en deuda con un futbolista intachable que representa los valores más hermosos. Fins sempre, amic.