Alberto Arauz (@Arauz84)
La costa salernitana acompañaba hoy al Giro de Italia camino de Marina de Ascena. La rocosa y bellísima costa del mar Tirreno, adornaba un recorrido incómodo, sinuoso y con pocos tramos que invitaran al relax. El gran pelotón, aún con poco desgaste y por tanto más exultante e inmisericorde que nunca, jugó con suficiencia con los valientes de turno.
Del sexteto de cabeza, el italiano Fabio Taborre tomaba ventaja abandonando la compañía de sus compañeros buscando una empresa que rallaba lo imposible. Los 6 minutos de los que gozaba, fueron disipándose no sin dificultades para un nutrido pelotón del que Cavendish se despedía asfixiado por el ritmo. De pronto, el Cervelo de Ryder Hesjedal, tomaba el mando del gran grupo imponiendo un violento ritmo que servía de preludio al sorprendente y durísimo ataque del ciclista canadiense durante el ascenso al último puerto de tercera. Nibali, que olió en seguida el peligro, abortó la osadía de Hesjedal gracias al trabajo de sus gregarios de Astaná.
Pero Hesjedal, con un espíritu batallador de los que entusiasman al aficionado, volvió a probarlo en el peligroso descenso y convirtió los kilómetros finales en una auténtica gimkana. Los favoritos hubieron de sudar tinta para amansar a la fiera canadiense. A quien nadie pudo echar el lazo fue a Luca Paolini. El veterano italiano obtuvo premio a su valentía jugándose el pellejo en las reviradas curvas finales y ganaba de una tacada etapa y maglia rosa. Samuel e Intxausti entraron con los favoritos y mantienen intactas sus opciones en la general de una carrera que un año más nos ciega con su hermosura.