Por Carlos Oleagoitia (@oleagoicarlos)
El mallorquín extiende su hegemonía en pistas rápidas este año y suma su Masters 1.000 número 26 ante Isner en un torneo en el que Federer, Djokovic y Murray no pudieron ni siquiera pasar de cuartos de final
Cuando uno está de dulce le sale todo. Pero si ese uno se llama Rafa Nadal (3º), el dominio y la superioridad sobre los rivales es casi innata, ya que la desmedida ambición por cometir siempre al más alto nivel, de ganar sin escatimar esfuerzos y de superarse continuamente hace del mallorquín un fuera de serie sin límites. Un total de 12 Grand Slams y 26 Masters 1.000, más 3 Copas Davis y el oro en unas Olimpiadas, jalonan el palmarés de Rafa pero esto va a ser un suma y sigue, mientras las rodillas lo permitan. Se excudan los mentideros en que lo primordial son los Grand Slams, que los demás torneos sonmeros bancos de pruebas, y es cierto que la prueba de fuego del manacorí pueda ser un partido largo a 5 sets contra ases de las pistas rápidas como Murray (2º), el más peligroso en Flushing Meadows, Djokovic (1º), especialista en resurgir cíclicamente y en evitar largas lesiones, o Del Potro (7º), que ya da síntomas de ser claramente el ‘Quinto Hombre’. Pero mientras tanto, en Ohio quien dejó a todos con un palmo de narices fue el gran Rafael Nadal (3º), que finiquitó en cuartos a un gran Federer (5º), controló solventemente a Berdych (6º) en semis y por segunda semana consecutiva acogotó en la final al favorito del público local, a un sacador en estado de gracia como Isner (22º), un asiduo de dar lo mejor de sí mismo únicamente en los torneos de su continente y al que hubo de aplacar en dos largos sets dilucidados en tie-breaks, agónico el primero, más holgado el segundo.
Tras una semana que empezó nuboso, bajo el sol de Cincinnati la final trazó un recorrido parejo en los dos sets que necesitó el español para acabar alzando los brazos por 7-6 (8) y 7-6 (3) en poco menos de dos horas de lucha anódina en varias fases donde los saques eran predominantes. En el primer parcial no hubo ni un solo break por parte de ninguno de los jugadores, ni siquiera opciones de ello, ya que el americano se empecinaba en ejecutar varios saques-red que le hacían ir tirando en el marcador, pero minimizando errores, Nadal (3º) levantó con galones un 15-40 en contra con 6-5 para Isner (22º) y si bien en el tie-break fue el primero que se adelantó, hubo de esperar hasta casi el tercer descanso para lanzar una bola a los pies del gigante ‘yankee’ en una de los pocas subidas a la red que le salió rana al ganador de los torneos de Houston y Atlanta este año (enfrente estaba el ganador de Sao Paulo, Acapulco, Indian Wells, Barcelona, Madrid, Roma, Roland Garros y Montreal en este 2013). La misma tónica iba repitiéndose en el segundo parcial, pero con la particularidad de que en esta ocasión era Rafa quien tiraba del marcador a ritmo de saques, disipando cualquier recuerdo de aquel agónico duelo a 5 sets en un Roland Garros cercano en el que el español hubo de remontar dos primeros magníficos sets del de Carolina del Norte, que cosechaba muchos golpes ganadores pero los pocos errores del español pesaban más. Antes del segundo tie-break, en el noveno juego Rafa tuvo un 0-30 a favor que le pusieron cerca del título, pero hubo de esperar algo más para certificar otro recital tenístico con un gran passing y sumar a su palmarés un trofeo que más bien parece un jarrón florero de los de época (iba a poner que de los feos pero la neurona del respeto actuó a tiempo).
Los más fallones de la semana fueron tres de los denominados grandes, ya que Federer (5º), Djokovic (1º) y Murray (2º) sucumbieron los tres el mismo día, en los cuartos de final del viernes cuando se vislumbraban unas semifinales pletóricas de ranking. Pero Rafa al suizo, Isner (22º) al serbio y Berdych (6º) al escocés les demostraron que en esto del tenis siempre prevalece más el estado de forma puntual que lo logrado en el pasado. Entre Rafa y Roger, la madrugada del viernes deparó un intenso duelo donde el suizo realizó su mejor tenis del año (tampoco era tan difícil con los pésimos meses que llevaba) y machacando el revés del español con bolas profundas y subiendo a la red constantemente para imprimir un alto ritmo se puso un set arriba, hasta que con el 4-4 del segundo set se repitió la misma historia que en todos los duelos entre ambos: si Roger no se despega pronto y por un amplio margen en el marcador, finalmente el físico de Rafa se impone, como en esta ocasión que una tacada de 5 juegos seguidos para Nadal (3º) le dio los dos breaks necesarios para anotarse los dos últimos sets esenciales, junto a minimizar en lo posible los errores; siendo el vigente campeón del torneo, el helvético pierde muchos puntos y mañana lunes despertará como séptimo hombre del mundo, su ranking más bajo en mucho tiempo y que le puede complicar muy mucho el cuadro en el próximo US Open. El serbio Djokovic (1º), que persigue este torneo con ahinco por ser el único de esta categoría que le falta y por haber perdido cuantro finales en la misma, debió sufrir la inevitable maldición del jugador favorito del público, cuando Isner (22º) solo le hizó un break en tres sets pero que fue determinante ya que fue el último juego de partido y vino lastrado por dos reveses bajos y flojos que el balcánico estampo impotentemente y seguidos en la red. Y mientras al checo Berdych (6º) le entraban los puntos más inverosímiles en pista que llevaron a desquiciar en dos sets anódinos al escocés Murray (2º), que en ningún momento pudo aplicar su receta defensiva.
Las dos semifinales tuvieron mucha miga pero básicamente se pueden resumir en dos conceptos: Berdych (6º) llevó al límite a Nadal (3º) pero Rafa supo aguantar las embestidas del checo, mientras que un práctico Del Potro (7º) se dejó remontar por Isner (22º) olvidándose de que al estadounidense en este tipo de pistas no hay que dejarle nunca que se llegue al tie-break, variante que en el segundo set y con un punto de partido no convertido con doble falta infantil con su saque, fue su tumba junto con el bajón fisico del tercer set del argentino que supo aprovechar el ‘tenista-maratón’ del circuito actual, quien venía de tumbar a gente tan competente como Gasquet (11º) o Raonic (10º). La semana dejó también otros choques interesantes y anécdotas varias: el abandono en cancha de Simon (17º) ante Pospisil (40º), la inexplicable derrota de Gulbis (34º) ante Youznhy (25º), el no ser profetas en su tierra de Fish (129º) y Blake (97º) por culpa de Kohlschreiber (26º) e Istomin (63º), las buenas prestaciones de Stepanek (57º) hasta que Benneteau (36º) logró domarle en el tie-break del tercer set o el atisbo de debacle que Dimitrov (29º) quiso inocular infructuosamente en octavos a Nadal (3º).
Debido al ‘The bucket’ (2004) de Kings of Leon.