Con los “olés” de la afición española en el minuto diez, se puede entender mejor el partido que ha cuajado hoy la selección en el Nuevo Estadio de Burdeos. Como si todo estuviese hecho tras un gol tempranero de Morata, España se diluyó ante una Croacia sin su principal estrella y que terminó remontando un partido que los de Del Bosque tiraron con decisiones que traerán cola.
Los cuatro primeros minutos del partido, fueron un buen aviso. Croacia, que reservó a Modric, Brozovic o Mandzukic entre otros, empezó a correr, para no parar hasta el minuto 93. A España le costó hacerse con el dominio de la pelota, pero incluso sin encontrarlo, logró hilvanar una jugada en el minuto seis saliendo desde atrás para adelantarse en el marcador. La aparición de Silva y Cesc en tres cuartos de campo y el juego de memoria, sirvieron para que Morata la empujase ante Srna y abriese el marcador. Salió la euforia, el favoritismo, y la creencia de que calcaríamos el paseo con Turquía. Y lo cierto es que la primera parte no fue ni mucho menos mala, pero España repitió el patrón de muchos partidos, solo que esta vez nos castigaron. Silva mandó, Nolito fue eléctrico, y Cesc entendió a la perfección su misión en el partido. Las apariciones de Iniesta fueron menos, pero efectivas, y España llegó con peligro a pesar del muro croata. Pero también vimos la presión de Rakitic sobre Busquets, o la insistencia de Kalinic y Perisic en presionar una y otra vez. En el minuto 13, fruto de esa presión, De Gea la pierde cometiendo penalti sobre Kalinic, pero el balón le cae a Rakitic que de vaselina la golpea contra el palo y posteriormente contra el trasero de Piqué. Ocasión clarísima y un síntoma del nerviosismo que se iba a empezar a instalar en el equipo. Pero lo peor estaba por llegar, lo que parecía un accidente, fue la primera aparición de Ivan Perisic, que con su centro iba a dejarle el gol en bandeja a Kalinic. No llegó Ramos, y a placer hizo el 1-1 en el 44 de la primera parte.
La segunda mitad empezó como la primera, el problema es que no cambió. España fue un auténtico desastre en todas las facetas del juego. Los croatas olieron sangre y se hicieron con el control del partido, poniendo la intensidad y las ganas de ganar. Del Bosque trató de reaccionar metiendo a Bruno con Busquets en el doble pivote, y lo cierto es que durante algunos minutos su presencia se notó, pero ni mucho menos se recuperó la pelota ni se consiguió lo que se buscaba. Aún así, el árbitro regaló un penalti a España en un centro de Iniesta cerrado al que no llegó Silva, lo que provocó la decisión más extraña de la noche. Como si el partido estuviese cerrado a nuestro favor, o fuese un duelo intrascendente, Sergio Ramos coge el balón y lanza el penalti. Subasic, con la ayuda de Modric y Srna, adivina el lado y detiene el lanzamiento. España pasa de amarrar el liderato de grupo a ver cómo Croacia se va a por el partido. Pero lo peor estaba aún por llegar. El 2-1 croata viene de un disparo de Aduriz, con dos pivotes como Bruno y Busquets, y en un solo pase, Perisic logra recorrerse todo el campo para batir a De Gea por su palo. Un auténtico despróposito que en el minuto 88 de partido, con el liderato en juego, los croatas marquen en una contra con la facilidad con la que el extremo del Inter se ha plantado ante De Gea.
La tuvo Silva, al que dicho sea paso, le cuesta un mundo decidir tirar a portería, y tras sacarla la defensa, se acabó. España pierde, se va al otro lado del cuadro con Italia, Alemania, Francia e Inglaterra, tras jugar un partido como si no hubiese ningún objetivo por medio. Es difícil explicar lo de hoy, pero la euforia desde España tampoco ha ayudado demasiado. Muchos se veían levantando la tercera consecutiva habiendo jugado contra la República Checa y Turquía, y no. A las 18:00 horas del lunes, España jugará en octavos contra los reyes de esto en París. Si hay un especialista en defender bien y poner en aprietos a los nuestros, será la Italia que veremos en el próximo encuentro. Lo que ayer era todo blanco, hoy se veo muy negro, pero seguimos peleando el título.