El Málaga se lleva los tres puntos de El Molinón gracias a las providenciales intervenciones del guardameta camerunés. Los de Míchel se alejan a ocho puntos del descenso, mientras que los de Rubi se hunden en la antepenúltima posición.

En el primer tiempo, con 0-0 en el marcador, Kameni le hizo esta parada antológica a Traoré para evitar el 0-1.
Su señoría Carlos Kameni dictó sentencia en El Molinón y ratificó la sentencia condenatoria contra el Sporting: culpables. El gran portero camerunés y nacionalizado francés del Málaga condenó a un equipo que muestra la impotencia y el desacierto propios de los más necesitados. Esa es la principal característica del conjunto gijonés actualmente, la necesidad. Si Benjamin Franklin dejó escrito que «la necesidad nunca hizo buenos negocios«, los apuros que embargan al Sporting esta temporada no fueron buenos compañeros de fatigas este miércoles y la cosa acabó como acabó. El negociado de la permanencia no casa bien con la necesidad sportinguista.
El agravio comparativo forma parte de la resolución dictaminada hoy en sede rojiblanca. Reza el veredicto que Kameni se mostró más fiable y seguro que su colega del Sporting. En honor a la verdad, Pichu Cuéllar no tuvo mucha faena, pero la poca que tuvo la gestionó tarde y mal. No reaccionó bien al filo del descanso en la jugada del gol, tragándose por debajo de las piernas el blandísimo disparo en diagonal de Sandro Ramírez, dejándose despistar por el levísimo roce del balón en el cuerpo de Meré, en el único chut de los visitantes entre los tres palos hasta ese momento. Y se precipitó tanto en los últimos minutos, yéndose a la desesperada a la portería rival, que casi le cuesta otro gol en contra. No fue así, pero el veredicto ya era firme y dejaba malparado al guardameta del Sporting.
Por el contrario, Kameni supo gestionar y responder bien a todas y cada una de las acometidas del Sporting a lo largo del encuentro. A la media hora, con empate a cero en el marcador, Traoré se giró a un palmo de su portería para deshacerse así de su par y resolvió con un disparo raso que llevaba marchamo de gol, pero ahí estuvo atento y ágil como él solo el portero camerunés para salvar in extremis. Una de las mejores paradas en lo que va de liga y no sería la única, porque en los últimos minutos respondió con una buena estirada a un chut de Burgui a la salida de una peligrosa falta en la frontal y se lució con un espectacular vuelo a mano cambiada para sacar una volea de Víctor Rodríguez. La inspiración y los reflejos de Kameni bien le hubiesen venido a su colega Cuéllar para gestionar la menor cifra de intervenciones que tuvo, sobre todo la jugada del gol de Sandro.
Desgraciadamente para el Sporting, Kameni es uno de esos porteros que ganan partidos, mientras que Cuéllar es uno de esos que los pierden de vez en cuando. El Pichu salvó los puntos sumados en el Pizjuán y Mestalla con varias intervenciones de indudable mérito (incluido el penalti parado a Parejo en el estadio del Valencia) y así lo consignamos aquí. Pero hoy se tragó el chut de Sandro y ahí se le fueron por el sumidero los puntos a los rojiblancos, que se tuvieron que ir con demasiadas prisas a por un empate que a la postre resultó imposible. El infierno está más cerca.

El gol de Sandro Ramírez puso fin a la peor racha del Málaga como visitante en Primera: 18 partidos sin ganar.
Aunque la condena de Kameni no resulta definitiva y cabe recurso en las ocho próximas jornadas, tiene toda la pinta de ser mortal de necesidad para el Sporting, que no tendrá mucho tiempo para lamerse sus heridas porque el próximo lunes rinde visita a una Real Sociedad que necesita los tres puntos como el respirar en su lucha europea. Veremos lo que ocurre en Anoeta y si allí Rulli se convierte también en otra suerte de obstáculo insalvable, pero los cinco puntos que separan a los rojiblancos de la salvación ya parecen una distancia demasiado amplia. Solo la esperanza de que los rivales de las tres últimas jornadas (Las Palmas, Eibar y Betis) no se jugarán nada alimenta el optimismo sportinguista, pero antes habrá que superar a la Real, al Real Madrid, a un Osasuna que debería estar ya descendido, al Espanyol de Quique y al Villarreal en La Cerámica.
Justo en el día que Rubi recuperó para la causa a Lora, inadvertido prácticamente toda la temporada, en el lateral diestro y apostó por el dúo Traoré-Castro en la punta del ataque, el Sporting penalizó en demasía su única concesión atrás y se quedó seco en ataque. Como también penalizó la plaga de bajas (Vesga, Čop, Viguera, Torres, Amorebieta, Lillo, Afif y Moi). Ni siquiera al lamentable concierto de silbato que perpetró el inefable colegiado se le puede achacar la responsabilidad de la derrota rojiblanca, aunque se hiciese el loco antes de señalar penaltis a Castro y Traoré, faltas como la flagrante que sufrió Lora en el primer tiempo y se mostrase excesivamente pitón.
Sánchez Martínez no tuvo la culpa de que Canella se escurriese y se fuese al suelo para que Keko le ganase la espalda en la jugada del gol de Sandro, al que habían dejado solo dentro del área Meré y Babin, que Cuéllar se tragase un disparo blandito, como tampoco la tiene el árbitro de la calidad de Kameni, de la seguridad de la zaga formada por Ricca-Luis Hernández (colosal en su vuelta a Gijón)-Diego Llorente-Rosales, de un Camacho infatigable en la medular, o de los desbarajustes defensivos que casi le cuestan más goles al Sporting, como el que casi culmina Keko, otro de los más atinados este miércoles en El Molinón, con un chutazo cruzado que se marchó fuera por el palo corto en el segundo tiempo. La gran noticia para los sportinguistas es el debut de otro guaje, Pablo Fernández, uno de los muchos a los que se tendrá que abrazar la entidad de Mareo para salir del infierno. Y menos mal que a Michel, un señor del fútbol, no le dio por sacar a Jony al verde del Molinón. Eso ya hubiese sido demasié para el body.