En los últimos tiempos venimos observando comportamientos extraños en el mundo del fútbol; no se trata de nada nuevo, siempre se ha hablado de ‘sospechas’ en ciertos resultados de la historia de este deporte, pero no podemos negar que últimamente se repiten más de la cuenta.
Quizás se debe a que nos encontramos en una sociedad con mucha más información que en otras décadas, pero actualmente la credibilidad del fútbol para cualquier humilde aficionado se hace difícil de sustentar. No tratamos de destapar ninguna conspiración judeo – masónica al respecto del fútbol, pero es hora de asumir ciertas evidencias claras que impiden pensar que estamos ante un deporte 100% limpio.
Este hecho ha tenido especial relevancia desde el ‘boom’ de las casas de apuestas por internet, dónde cualquier persona puede observar el movimiento de las cuotas de los diferentes partidos de casi cualquier liga del planeta. Las cuotas se mueven en función del dinero invertido en cada una de las posibilidades que se ofrece. En las últimas jornadas, incluso años, hemos comprobado como existían cuotas ‘extrañas’ en ciertos partidos de una liga europea de alto nivel como es la italiana. En estos casos, el empate se pagaba a un nivel muy raro para lo que suele ocurrir en cada partido de cualquier Liga del mundo; llevando, a veces, a las casas de apuestas a suspender las cotizaciones y sacar esos partidos del mercado. Como es lógico, ese empate acababa dándose, confirmando así las sospechas de las casas de apuestas y de millones de espectadores. Y lo peor es que no ocurre nada al respecto.
No estamos defendiendo que las competiciones estén adulteradas, aunque está claro que el caso ‘Moggigate’ no fue suficiente y que podemos sospechar de cantidad de resultados ‘extraños’ que se suelen dar a final de las temporadas – con equipos que ya no se juegan nada – y que hacen dudar a muchos de que el deporte esté limpio.
No nos corresponde legislar el fútbol pero quizás es hora de ponerse serios, como se exige en otros deportes en relación con el dopaje o las propias apuestas (Ciclismo, Atletismo, tenis, etc). Todos sabemos que existe un alto porcentaje de negocio en el mundo del fútbol pero dudo que ninguno de los aficionados quiera que se transforme en un mercado dónde el dinero y la especulación es el que maneja el balón.
Porque, al fin y al cabo, quien debe mandar en el fútbol no es otro que el balón.