Después del maratón de jornadas que vivimos en las últimas semanas, la Liga se va de puente. El mejor situado sigue siendo el Barcelona, que afronta la pausa con la tranquilidad de tener dos puntos de ventaja sobre su más inmediato perseguidor, un Valencia renacido y empeñado en reemplazar al Atlético como principal alternativa a los dos grandes. Por delante también anda muy bien situado el Sevilla, que se mantiene por delante del Real Madrid del pichichi Cristiano Ronaldo. El Celta y el Villarreal le pisan los talones al vigente campeón en los puestos de Europa League. Y a la cola siguen Deportivo, Córdoba y esta semana les acompaña un Athletic muy estresado y que deberá aprovechar este parón para hacer examen de conciencia y corregir muchos problemas.
El gozo del Córdoba en un pozo
Lo tuvieron muy cerca, pero al final se demostró aquello de que la alegría dura muy poco en la casa del pobre. Después del tardío e histórico estreno goleador de Ekeng, la primera vez que el Córdoba se adelantó en el marcador esta temporada, se las prometían muy felices los cordobeses en el Coliseum. Era demasiado premio para los visitantes y demasiado castigo para los locales, claramente superiores hasta entonces. Y exactamente a dos para el final, ocurrió lo inevitable: empató Babá para el Getafe y el gozo del Córdoba se queda en el pozo clasificatorio donde está sumido un recién ascendido que sigue sin saber lo que es una victoria en Primera. No nos extraña el cabreo del Chapi tras el gol encajado.
Duelo de locos en Ipurúa
Lo que se vivió el sábado en Ipurúa fue un partido de locos. Empezando porque al Levante no le valió con irse al descanso con una renta de 0-2 para ganar, y eso que era el primer equipo que marcaba dos goles en un partido de Primera en el feudo armero. Todo derivó en el empate de Piovaccari en el 93′ para el Eibar, que culmina un récord histórico para este debutante en Primera al igualar al Murcia como los dos únicos equipos cuyos 8 primeros goles en la división de honor los marcaron 8 jugadores diferentes. Mucho ritmo, mucho golazo (imperdible el de Saúl Berjón para empatar a 2) y mucha polémica en un partido repleto de emociones. De auténtica locura.
La decadencia del Granada
El Granada ha entrado en una deriva decadente y ya acumula tres derrotas consecutivas a cada cual más dolorosa (0-1 contra el Levante, 6-0 en el Camp Nou y 2-1 en Málaga). La última derrota resulta especialmente dolorosa y no por el penalti señalado por mano de Iturra (bien sancionado por Velasco Carballo y uno de sus asistentes), sino por el escaso juego generado. Se confirma así una dinámica descendente que se ceba especialmente con Joaquín Caparrós, el centro de las iras de buena parte de la afición rojiblanca. Se reclama una estrategia más ambiciosa y menos condicionada por rigores tácticos. Malos tiempos para la austeridad por tierras granadinas, aunque el equipo siga teniendo un cómodo colchón sobre los puestos de descenso.
El ojo de Del Cerro
Si el tenis implantó el llamado «ojo del halcón» para modernizar este deporte y determinar si una pelota había caído dentro o fuera de los límites de la cancha, el fútbol español va por libre y tiene en Carlos del Cerro Grande a su particular halcón de referencia. Menuda la que lio este hombre el sábado en el estadio de los Juegos Mediterráneos. Su recital fue un cúmulo de despropósitos: pitó penalti en una falta de Albacar sobre Wellington Silva fuera del área, expulsó a Jonathas con doble amarilla por una mano claramente involuntaria y en el segundo gol local pasó por alto la carga de Hemed a Manu Herrera. Este triplete de errores retrata a un árbitro que mal haría si no se pasara por una óptica a revisar su vista. Porque su peculiar ojo de halcón deja en evidencia a todo el estamento arbitral.
Va por vos, Mario
Mestalla vuelve a rugir. Una «final» como la que se disputó el sábado, con emotivo homenaje al convaleciente Mario Alberto Kempes en el minuto 10, ha conseguido que vuelva a volar el murciélago más grande de nuestra liga. El Valencia ha vuelto… si es que algún día se fue. El equipo ché vuelve a ser uno de los grandes del fútbol español y lo confirmó derrotando con solvencia al vigente campeón. El Atlético de Madrid ya perdía 3-0 y no se había cumplido ni un cuarto de hora. Cuando quisieron reaccionar se toparon con un felino llamado Diego Alves que alimenta su leyenda a base de detener penaltis. Su paradón al lanzamiento de Siqueira desde el punto fatídico apuntaló una gran victoria que mantiene al Valencia en la segunda posición y como clara alternativa a los grandes.
EL SACAPUNTAS
Cristiano: «Benzema es el mejor delantero de la Liga»
Veremos si le da la razón Luis Suárez dentro de unas pocas semanas.