Alejandro Rozada (@alexrozada)
Llegaron a Brasil por la puerta de atrás de la repesca y ya están entre las ocho selecciones favoritas a levantar la Copa del Mundo. Primero superaron sin dificultades un grupo asequible con grandes victorias ante Honduras y Suiza (3-0 y 2-5), sumando ante Ecuador (0-0) el punto necesario para pasar como primeros; y en octavos no fallaron ante Nigeria. Ni el vuelo rapaz de las Águilas Verdes pudo detener el rumbo firme de los Gallos, decididos a volver a picotear a Brasil. Quieren rememorar las mismas sensaciones que vivieron en Saint Denis en 1998, pero esta vez con más morbo si cabe robándoles el Mundial a los brasileños en su propia casa. Para ello seguirán confiando en el descorche goleador de hombres como Pogba y Griezmann, siempre con el gallo más felino del universo futbolístico, Karim Benzema, al acecho.
El duelo estuvo caracterizado por la intensidad desde el pitido inicial. Parecía un Chelsea-Arsenal, reflejado en el pulso que mantuvieron el nigeriano Obi Mikel y el francés Olivier Giroud. Si a eso se le suma el carácter batallador de ambos combinados, el resultado fue un encuentro igualado y eléctrico. Tanto que a los 18 minutos ya le habían anulado un gol a Nigeria por un ajustado fuera de juego de Emenike. Tras este calambrazo, a Francia no le quedó más remedio que enchufarse de lleno en el partido porque como siguieran dando alas a las Águilas, seguramente les acabarían cortando la cresta. Pero ni los unos ni los otros fueron capaces de hacer diana y la intriga se apoderó del asunto. Se llegó al descanso con un tenso empate a cero.
Nigeria comenzó la segunda parte volcada hacia la portería de Lloris y hasta la lesión de Onazi por una dura entrada de Matuidi fueron los animadores y amos del patio. El cuadro dibujaba un correcalles al que los africanos se encargaron de pintarle color verde. A partir de la lesión y el cambio de Griezmann por Giroud, el dibujo se coloreó del azul de «les bleus». Deschamps apostó por jugar a campo abierto, con la clara referencia ofensiva de Benzema. Así se descorchó la botella en la que se habían metido los galos, que todavía se llevaron otro susto por un remate de Odenwingie que salvó Lloris.
Y a la salida de un córner, después de que a Benzema le sacaran el uno a cero bajo los palos, Enyeama salió a volar en una zona comprometedora, Koscielny le obstaculizó, llegó a tocar el balón con su manopla, pero fue un vuelo sin motor porque el esférico terminó llegando a la cabeza de Pogba que, bien situado en el segundo palo, remató a gol cortando así las alas de las «Águilas Verdes».
Lo que vino después fue la pertinente lucha contra el reloj de los nigerianos para igualar la contienda, tratando de emular lo que consiguieron sus colegas neerlandeses y griegos en la jornada previa. No hubo manera. Las prisas les atenazaron, las imprecisiones condicionaron la mayoría de sus acciones y suerte tuvieron de no ser sepultados definitivamente por un potente disparo de Griezmann que volvió a salvar Enyeama con otro vuelo supersónico.
Menos suerte tuvieron después cuando el bravo guardameta nigeriano no pudo hacer nada en el último suspiro para detener el gol en propia puerta de su compañero Yobo. Valbuena puso un centro raso, perfectamente calibrado desde el costado derecho, hacia la posición de Griezmann y el de la Real Sociedad tocó lo justo para que el defensa africano se introdujera el balón en su portería. Fue el castigo final para una esforzada selección que vendió carísima su derrota y mantuvo la intriga hasta bien avanzado el segundo tiempo. Francia sigue su aventura mundialista y aspira a todo apoyada en la fuerza de un bloque donde destacan la cresta de Pogba, el talento de Valbuena, la frescura de Griezmann y la mágica apatía de Benzema.