El Sporting se aferra a Primera tras remontar ante el Sevilla con un gol de Isma López en el minuto 91. Gran partido de los rojiblancos bajo un diluvio en El Molinón.
Aquí no se rinde ni Dios. La frase, que se repite como una letanía en Gijón y allá donde hay un sportinguista, la plasman en los terrenos de juego los chavales de Abelardo partido tras partido. Este miércoles, contra un gran Sevilla, no fue una excepción. Corrieron, presionaron, defendieron, atacaron, marcaron, remontaron y, sobre todo, ganaron. Una vez más, los guajes del Sporting se dejaron la piel y volvieron a demostrar que aquí no se rinde nadie. Esto es el Real Sporting de Gijón y su lugar natural es la Primera División del fútbol nacional. Ellos lo piensan así, se lo creen y lo reflejan en cada encuentro.
Si hay alguien que abandera el carácter irreductible de este equipo, ese hombre es Isma López. No es un canterano de Mareo, ni siquiera nació en Gijón. Es navarro, se curtió en las categorías inferiores del Athletic de Bilbao, pero siente los colores del Sporting como si lo acabaran de subir del filial. Como dijo Abelardo en la rueda de prensa posterior al partido, «el día que le pegue un tirón le va a pegar desde el talón de Aquiles hasta el glúteo. Porque es un derroche físico. Los metros que recorre, los sprints que hace…«. Siendo lateral izquierdo, su función no es la de hacer goles y lo demuestra el dato de que solo había marcado uno esta temporada y había sido el del honor (5-1) en el Santiago Bernabéu. Su segundo gol del curso, y el primero en El Molinón en la presente liga, no pudo ser en un mejor momento: en el minuto 91 y para consumar una victoria que puede valer media permanencia.
Costó mucho volver a la élite para tirarlo ahora todo por la borda en la recta final. Ya solo quedan cuatro partidos por delante y el Sporting depende de sí mismo para mantener la categoría. Podrán ganar, empatar o perder, conseguir mejores o peores resultados, pero nunca se podrá dudar de la actitud de estos jugadores. Se dejan la piel, el alma y, en definitiva, la vida en cada partido y sería de necios, amén de una injusticia, poner en duda ahora su implicación y su compromiso hacia esta causa. Desde luego que si no llega la permanencia no será por falta de actitud; más bien sería por los 500.000 euros que no se pagaron en la pretemporada o por las carencias evidentes de un recién ascendido que no se gastó ni un céntimo en fichajes y que no tiene la calidad de otros rivales de la categoría. Pero sobrevive entregado en cuerpo y alma a la filosofía de cantera que abandera su entrenador, y eso es mucho para competir con las máximas garantías en Primera. Tienen hambre, y ni siquiera se frenan bajo una intensa lluvia como la que arreció con fuerza en Gijón este miercoles.
Pese a los elementos meteorológicos en contra volvió a ser una extraordinaria actuación coral de los cha vales de Abelardo: comenzando por Cuéllar bajo palos, pasando por Lora, Luis Hernández, Meré (sublime) y el goleador Isma López en defensa; siguiendo por ese doble pivote formado por Sergio Álvarez y Nacho Cases que derrocha sportinguismo y fútbol; que hilvanan con maestría Jony, Carmona y Halilovic; y, aunque se volvió a quedar con las ganas de marcar, volvió a estar bien culminado por Sanabria, todo empuje y corazón en los últimos metros. Sin olvidar las inestimables aportaciones de Rachid, Carlos Castro y Ndi en los minutos finales.

Los jugadores del Sevilla se lamentan, mientras que los del Sporting celebran el tanto en propia puerta de Krychowiak que significó el empate a uno.
Después del rapapolvo a la prensa y el toque de atención a los jugadores en la rueda de prensa del martes, Abelardo demostró que aquí manda él, que este equipo es el suyo mientras nadie demuestre o diga lo contrario, y que solo juegan los mejores, o por lo menos los más comprometidos. Declaró el míster en la previa que si Halilovic no jugaba más era porque no entrenaba todo lo bien que debería, para acto seguido añadir que estos últimos días ya había entrenado mejor y podía ser titular perfectamente frente al Sevilla. Y lo fue. El croata fue de la partida y volvió a demostrar que cuando está él en el terreno de juego, pasan cosas. Desde el primer minuto asumió la responsabilidad de tirar del carro y se ofreció constantemente para llevar el balón, ya fuera partiendo partiendo desde una banda o intentándolo por el centro. Precisamente de sus botas nació el gol del empate.
Tras el tempranero tanto de Iborra cuando aún no se habían cumplido ni diez minutos de partido, el Sporting levantó la cabeza para decirle al Sevilla que el cuento no había hecho más que empezar y que no se las prometieran muy felices. Nadie mejor que Halilovic para firmar semejante alegato. Fue él quien inició la jugada que, apenas diez minutos después, dio origen al empate. Se la llevó por el centro, abrió a la izquierda cuando llegó a la frontal del área, Jony avanzó para ponerla rasa hacia el centro y en el primer palo apareció Krychowiak para despistar a Sergio Rico e introducirse el balón en su propia portería. Con las tablas en el marcador, el Sevilla siguió llevando la iniciativa y creando peligro con las peligrosas tentativas de sus dos hombres de banda, Konoplyanka y Coke, con Llorente metido en todos los saraos. Esta vez no hubo que lamentar ninguna de esas lipotimias que le dan de vez en cuando en el área rival y se limitó a inquietar con balón, que no es poca cosa tratándose de un campeón del mundo. Perdonó un mano a mano ante Cuéllar, no impuso su superioridad física en el juego aéreo y su presencia permanente en los últimos metros no se trasladó al marcador.
Y al final, gracias a un lateral que es algo más que un defensa, porque su función de pulmón se extiende a todo el campo, ganó el Sporting. Y gracias también, cierto es, al árbitro, González González, que no anuló por fuera de juego el gol de Isma López, que en esa jugada estaba en posición ilegal, tal y como se aprecia en la imagen adjunta. En el partido de la primera vuelta, en el Sánchez-Pizjuán, salió cruz y Del Cerro Grande pitó penalti por un agarrón inexistente a Llorente, costándole una expulsión injusta a Luis Hernández; en el de la segunda vuelta, en El Molinón, salió cara y el colegiado dio validez al gol de Isma López.
Antes de visitar al dentista en el Camp Nou (último precedente, temporada 2011-12, 3-1), el Sporting ganó y se mantiene en la pelea por una permanencia que está un poquito más cerca gracias a los tres puntos sumados contra un gran equipo como es el Sevilla, que no baja los brazos y sigue lucuando la clasificación europea vía liga a pesar de ser semifinalista de la Europa League y finalista de la Copa del Rey. Todo el honor para ellos, unos grandísimos rivales, a pesar de Rami, que en Gijón volvió a dar muestra de su lado más irreverente con un gesto desafortunado hacia la grada.

Rami le hizo el gesto de «a Segunda» a la afición del Sporting cuando se fue sustituido por lesión en el primer tiempo.
LA FICHA TÉCNICA
Sporting: Cuéllar; Lora, Luis Hernández, Meré, Isma López; Sergio, Nacho Cases; Carmona (Ndi, minuto 65), Halilovic (Rachid, minuto 80), Jony (Carlos Castro, minuto 75); y Sanabria.
Sevilla: Sergio Rico; Mariano, Carriço, Rami (Kolodziejczak, minuto 44), Escudero; Cristóforo (N’Zondi, minuto 64), Krychowiak, Coke, Iborra (Banega, minuto 72), Konoplyanka; y Llorente.
Árbitro: José Luis González (Comité de Castilla y León). Tarjetas amarillas: Cuéllar (52′), Lora (80′), del Sporting, y a Cristóforo (60′), del Sevilla.
Goles: 0-1: minuto 7, Iborra. 1-1: minuto 21, Krychowiak, en propia portería. 2-1: minuto 90+1, Isma López.
Incidencias: El Molinón. Casi lleno (22.985 espectadores). Terreno de juego en aceptables condiciones, pero acusó la intensa lluvia y acabó siendo una pista de patinaje con permanentes caídas de los jugadores de ambos equipos.