El argentino vive una tarde feliz ante el Granada. Marca dos goles (el primero de ellos el 400 de su carrera) y se vuelve a reivindicar como un asistente de lujo (ya lleva siete en esta liga) tras regalarle el primero a Neymar. Hat trick del brasileño, que se destapa como el máximo goleador del Barcelona (seis goles). El público del Camp Nou terminó haciendo la ola para celebrar que su equipo vuelve a ser la máquina de antaño.
Luis Enrique puede estar tranquilo. Cuando solo han transcurrido seis jornadas de Liga, ya se puede concluir que ha recuperado la mejor versión de Leo Messi. Después de los 91 goles que marcó en 2012 y de sus 50 tantos en el campeonato liguero 2011-12, el subcampeonato del Mundial de Brasil y los 28 goles (más 11 asistencias) firmados en el pasado curso, saben a poco. El entrenador gijonés se puso como meta incrementar el rendimiento del astro argentino para que volviera a ser de forma indiscutible el mejor jugador del mundo. Lucho se encomendó al coleccionista de balones de oro para sobrevivir en Can Barça y la apuesta no le ha salido nada mal al míster. En lo que va de curso, La Pulga ya lleva cinco goles y ocho asistencias, un completo bagaje que confirma el acierto de ubicar al argentino de volante: el 10 actuando de 10. Y el barcelonismo vuelve a disfrutar al ver a su máxima figura anotando goles a discreción hasta tal punto que ya lleva 401 en su carrera.
La hinchada del Camp Nou vive alborotada el regreso al pasado más feliz que ha emprendido su equipo. Después de la aciaga temporada pasada, es noticia ver otra vez a la gent blaugrana hacer la ola en su coliseo para celebrar la goleada que el Barcelona le endosó a un animoso, aunque endeble, Granada. Neymar sigue desatado, suma seis goles en la presente liga y es el máximo realizador blaugrana. La recuperación del olfato de gol, del carácter ganador y de la capacidad de desborde del brasileño es otro hito conseguido por Luis Enrique. Tener enchufados a sus dos cracks, más la entrega irreprochable de Rakitic, la seriedad defensiva y la presencia siempre agradable de Xavi en la medular, llenan un cóctel explosivo que da forma a una apisonadora que vuelve a aplastar a sus rivales con la misma facilidad que lo hacía en la época de Guardiola. Eso son palabras mayores.
Tres goles en el primer tiempo
Decidido a consagrarse como un valor seguro después del encontronazo que tuvo con un aficionado que le culpaba de haber perdido los 200 euros que apostó a la victoria del Barça en La Rosaleda, Mathieu generó los primeros aplausos al destacar en la cobertura con dos recuperaciones determinantes ante Succes. Ante lo que no pudo hacer nada el francés fue ante un remate desde el suelo, en semifallo, de El Arabi al larguero. No necesitó de mucho más el Granada para crear peligro a pesar de estar sometido por completo al dominio blaugrana.
El dominio del Barça volvió a ser completamente estéril, a base de pases y más pases que morían en las inmediaciones del área granadina. Tal empecinamiento se manifestó en la combinación de Mathieu con Munir, que no acertó a marcar a puerta vacía y terminó entregándole la pelota al guardameta Roberto en la misma línea de gol. Uno por otro y la casa sin barrer. Después llegaría el gol anulado a Messi por un fuera de juego tan ajustado que en alguna toma se apreciaba que Babin casi habilitaba la posición del argentino. Aún así, el Granada no se arrugó y entre Foulquier y El Arabi aprovechaban cada contra para sorprender a la adelantada zaga del Barça, aunque sus intentos no inquietaron en absoluto a Bravo.
Pese al abuso del recurso de la posesión para acercarse al gol, el Barça no vio puerta hasta que Héctor cometió un error colosal en un pase hacia atrás y se la regaló a Neymar. El brasileño chutó desde la frontal y superó a Roberto por alto después de que el balón pegase en Nyom. No se pueden hacer estas concesiones ante todo un Barcelona porque terminan resultando mortales. El partido se desequilibró por completo a partir de esta acción. El choque se rompió totalmente después de que Rakitic marcara de cabeza el segundo tras otra gran asistencia de Leo Messi, la séptima del argentino. Y aunque no participó directamente, el tercero llegó tras otro gran balón al hueco obra de Messi, al desmarque de Munir, salió Roberto para tapar el remate del hispanomarroquí y el rechace le cayó a Neymar, que solo tuvo que empujarla para marcar su quinto gol en la Liga. 3-0 y partido resuelto al descanso.
Rodillo blaugrana
La abultada renta obtenida en el primer tiempo no acomodó al Barcelona, que volvió al terreno de juego con la misma seriedad e intensidad que había mostrado con empate a cero en el marcador. Y eso que el Granada salió rumboso, elaborando con mimo e intentando encontrar algún punto débil en la defensa del Barcelona. No hubo manera de hallar ninguna fisura en esa zaga y después del paradón de Roberto al libre directo lanzado por Xavi, el rodillo blaugrana volvió a funcionar para aplastar por completo al cuadro andaluz.
Munir perdonó el cuarto por cruzar demasiado su remate y el Camp Nou recompensó con una mayúscula ovación la superlativa entrega de Rakitic cuando fue sustituido por Sergi Roberto. A partir de ahí, la máquina volvió a hacer diana: llegó el autoregalo de Messi. Marcó su gol 400 como profesional tras una jugada que hizo las delicias de Luis Enrique: apertura magistral de Xavi hacia la subida de Alves por la derecha, toque preciso del brasileño al primer toque y cabezazo de Messi en el segundo palo. El argentino se dio así un homenaje en una pachanga ideal y se coló en pleno destape goleador de Neymar, autor de un hat trick, algo no conseguía un brasileño con el Barça desde el triplete que Rivaldo le metió al Valencia en 2001.
Con permiso de Neymar y sus goles (ya lleva seis en esta liga y es el máximo goleador del Barcelona), fue la pachanga mas feliz para Messi. El argentino le sacó los colores a Murillo, se aprovechó de un error infantil del zaguero del Granada a la hora de controlar el balón, le robó la pelota y se marchó como un tiro hacia la meta de Roberto para marcar el sexto y último gol de la noche, anotando su quinto tanto en su libreto particular. El Camp Nou haciendo la ola y Messi disfrutando como un enano para volver a evidenciar que a su genial faceta de asistente le sigue añadiendo una pegada imparable. El barcelonismo vuelve a disfrutar. Luis Enrique lo ha conseguido.