Desde el inicio la carrera de MotoGP en Mugello estaba influenciada por varios condicionantes. Saber si aguantaría Iannone a Lorenzo evitando su escapada, si Dovizioso les plantaría guerra, la necesidad de una buena salida de Rossi y Pedrosa antes de que se produciese una escapada y más aún, la respuesta de Márquez saliendo desde la quinta línea de parrilla.
Y en las primeras vueltas Lorenzo tuvo en Dovizioso un duro rival -hasta su abandono-. Pero una vez tomó la delantera ya no existió la lucha por la victoria. Ni tan siquiera cuando ese extraterrestre llamado Márquez se puso segundo a rueda del mallorquín habiendo salido decimotercero. Lo que sabía Lorenzo era que a ritmo de carrera, a vuelva a vuelta, en Mugello era imparable. Y así, poco a poco, su ventaja fue aumentando hasta rondar los nueve segundos. El dominio del bicampeón en Italia ha sido abrumador y ahora, tras su tercera victoria consecutiva, se sitúa a seis puntos de Rossi en la general.
El italiano sigue líder gracias a una segunda mitad de carrera digna de su talento. Una mala salida le impidió pelear por la victoria y esta vez no hubo esa remontada épica que sí obró Márquez, por ejemplo. No obstante, Rossi este año está sabiendo sacar el máximo partido de cada situación y en Mugello se quedó a unas vueltas de alcanzar a Iannone. El de Ducati, lesionado en el hombro, hizo una carrera casi perfecta y terminó segundo.
Quien no pudo terminar fue Márquez. Tras su remontada vio como Lorenzo se escapaba y se fajó con Andrea Iannone durante varios giros. En uno de ellos, tratando de recortar distancias en la primera chicane se fue al suelo marcando otro cero en su casillero de resultados. El Mundial se va alejando lentamente para Marc, quien tendrá en Catalunya un ahora o nunca.