El mundo en el que vivimos es cruel, y en el GP de San Marino, el finés Patrik Pulkkinen lo ha vivido de primera mano.
La categoría de Moto3 es el comienzo para muchas de las jóvenes promesas en el Mundial. A lo largo de los años de esta categoría, pilotos como Álex Rins, Maverick Viñales o Jack Miller (que compiten actualmente en MotoGP) se dieron a conocer a partir de esta cilindrada. Sin embargo, no todas las promesas triunfan. Pilotos como Cortese o Kent, ganadores de la categoría, no han podido repetir los buenos momentos que vivieron en esta categoría. Otros ni siquiera cumplen las expectativas puestas en ellos, como Fabio Quartararo o Karel Hanika, por nombrar algunos. Ciertos pilotos llegan al Mundial con mucha hambre pero siempre tiene que haber un último. Este año es Patrik Pulkkinen.
El finés es el piloto más joven de la categoría. Nació el 14 de marzo del 2001 en Helsinki, Finlandia. Este año dio el salto al Mundial tras disputar el año pasado la Red Bull Rookies Cup. Muchos no conocían a este piloto antes del GP disputado en Misano. Culpa tampoco tienen. Pulkkinen corre en el equipo SaxoPrint, con la peor moto de la parrilla, la Peugeot. Tampoco el finés ha demostrado ser un gran piloto, ya que su compañero Jakub Kornfeil le supera con facilidad y se deja ver más por la tabla de tiempos. Para encontrar al finés, tenemos que bajar la mirada a la penúltima o última posición, siempre muy lejos de la cabeza de carrera (su mejor posición hasta ahora había sido la 22º cosechada en Assen).
No obstante, bajo el diluvio de Misano, aparecieron rayos de luz para Pulkkinen. Seguía rodando lejísimos de la cabeza, pero las múltiples caídas le habían aupado al sueño de poder puntuar en el Mundial de motociclismo. Algo que parecía impensable estaba ocurriendo. Marchaba 13º, rodando en solitario. Mientras Fenati llegaba a línea de meta, Pulkkinen seguía en el primer sector, pero nadie le podía adelantar ya que el 14º había sido doblado y ya había pasado por meta. Era su momento pero la vida es cruel y truncó su sueño. Probablemente entró a la curva 15 igual que en el resto de vueltas, pero esta vez se fue al suelo. Los comisarios lo empujaron pero desistieron al no poder arrancar la moto. El bueno de Patrik no. Tenía una gran oportunidad y no se iba a rendir. Corriendo con la moto superó la curva 16 y vislumbró la línea de meta. Un hombre (presumiblemente un mecánico suyo) le empujó un pequeño tramo, aunque paró por la advertencia de un marshal. Cruzó la línea de meta Pulkkinen. Había cumplido su sueño. O eso parecía. Uno de los jueces le dijo rápidamente que había sido descalificado. Todos pensaron que fue por la ayuda de su mecánico, pero la confirmación oficial fue que entró a más de 5 minutos desde que el primero lo hizo, y acabó siendo descalificado.
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No le ha valido para puntuar pero más que destacable el tesón de Pulkkinen. Precioso pundonor. #MovistarMotoGP pic.twitter.com/31U0stzLfd
— MotoGP en Movistar+ (@movistar_motogp) September 10, 2017
Quiso y pudo acabar la carrera. Tuvo su sueño muy cerca, tanto, que le dolió demasiado ver cómo se le escapaba de las manos. Él mismo sabe que no lo tendrá fácil para puntuar. Los comisarios no tuvieron piedad y le descalificaron, arruinando así el esfuerzo de Pulkkinen. Aún así hay que aplaudir su esfuerzo y desearle que pueda dar un vuelco a su situación y entrar en los puntos. Una gran historia con un trágico final.