A pesar de los 26 tiros a puerta del equipo amarillo, solo Bakambu consiguió anotar los dos goles de renta para el partido de vuelta del próximo domingo. El gran partido del equipo de Marcelino no se vio reflejado en un resultado que debió ser más abultado.
El Villarreal se jugaba la ida de los cuartos de final de la UEFA Europa League, y la afición no falló. No hubo lleno en El Madrigal, pero una afición entregada llevó en volandas al equipo en un partido donde el submarino amarillo no afinó su puntería de cara a la portería rival. 26 tiros amarillos, de los cuáles 10 fueron a portería pero con tan solo dos goles de renta para viajar a Praga la semana que viene, mientras que el Sparta consiguió un gol con dos tiros a portería. Bakambu, Soldado, Castillejo y Suárez fueron los que contaron con las mejores ocasiones amarillas, pero solo Bakambu consiguió marcar los dos goles que subieron al marcador.
Todo empezó muy temprano, cuando en el minuto tres, Cédric presionaba al portero del Sparta, que despejó el balón con tan mala suerte, que rebotó en el delantero y entró en la portería. El Madrigal enloquecía con un gol tan tempranero como inesperado, en el que sería el primer y último fallo del portero rival, que consiguió sacar manos imposibles a lo largo de los 90 minutos, convirtiéndose en el héroe para los checos. A partir de ese momento, el Villarreal iba a desplegar sus mejores armas en el césped, y ejerció un control absoluto del juego durante toda la primera parte. El Villarreal pudo incluso golear en una primera parte en la que contó con ocasiones de todas las maneras, desde mano a mano hasta cabezazos impresionantes. Castillejo tuvo las más claras para meter el 2-0 e incluso Soldado casi anotó un gol de cabeza que el portero salvó ‘in extremis’. La grada disfrutaba con su equipo, cuando en la última jugada del primer tiempo, el Sparta lograba el empate en una jugada a balón parado.
El inicio de la segunda parte, tuvo algún momento de incertidumbre para el submarino amarillo, cuando el Sparta apretaba más la salida de balón del submarino amarillo. Pero entonces, la afición cumplió con el papel del jugador número 12 y empezó a volcarse con un equipo, que tras volver a centrarse en el partido y hacerse con el control del mismo, consiguió tras varias ocasiones claras más, anotar el segundo gol en el minuto 63, y una vez más fue obra del máximo goleador de la temporada, Cédric Bakambu que recibió el calor de una grada entregada tras tanto sufrimiento e incredulidad. Una incredulidad que se alargó incluso hasta el tiempo de descuento, cuando el Villarreal contó con la última ocasión del partido.
Con el vigésimo sexto tiro del submarino amarillo, terminaba un partido en el que el equipo no pudo hacer más para conseguir una ventaja más amplia para el partido de vuelta del próximo jueves frente al Praha, pero que nadie dude de que si los jugadores vuelven a demostrar este altísimo nivel, no habrá nada que pueda pararles.