Era un día de partido grande, y en Alemania saben mucho sobre como caldear el ambiente para alentar a sus equipos hacia la victoria. La afición del Bayern de Münich, dio toda una lección al mundo futbolístico sobre cómo debe una grada ayudar a su equipo a ganar un partido, que te puede meter en una final de la Champions. Desde el primer momento, apretaron como nunca, y jamás desfallecieron en el intento de hacer a los suyos venirse arriba. Los 3000 colchoneros que viajaron a Alemania, tampoco se quedaron atrás, y dieron buena muestra de cómo vivir el fútbol con esa pasión con la que parece que solo los colchoneros saben vivir este deporte. Iban a vivir un partidazo.
Con una eliminatoria en principio favorable para el Atleti tras el golazo de Saúl en el Calderón la semana pasada, el partido empezó siendo de ida y vuelta, sin un claro dominador. Pero pronto, el equipo alemán se impuso en el partido, ocasionando las mejores asistencias y controlando las posesiones de balón. Lo más sorprendente fue posiblemente, la indecisión defensiva del Atlético, que no estuvo cómodo en ningún momento de la primera parte. Tanto fue el cántaro a la fuente, que el gol alemán llegó en el minuto 30, en una falta que lanzó Xabi Alonso por debajo de la barrera.
No pasaron ni cinco minutos, cuando el árbitro pitó un penalti en contra de los colchoneros, que Oblak paró y atajó en segunda instancia. Fue posiblemente, el momento más decisivo del encuentro, pues en caso de entrar ese balón, la eliminatoria se pondría muy cuesta arriba para el Atleti. Una disputa en el banquillo, entre el Cholo y un ayudante de Pep, fue la nota negativa de la primera parte, aunque la actitud de Ribéry interponiéndose fue digna de elogio. A partir de entonces, el Bayer continuó volcándose en la portería colchonera, hasta que el árbitro pitó el descanso.
Con la reanudación de la segunda parte, el Cholo Simeone dio un paso al frente, cambiando el sistema, pasó de un 4-4-2 a un 4-3-3, cambiando a Augusto por Carrasco, y subiendo a Koke arriba. Le funcionó el plan al equipo de Simeone, que tras unos minutos en los que ambos equipos estuvieron fallones y acelerados, conseguía el gol de la mano de Antoine Griezmann, que resolvía el uno contra uno con facilidad.
Los minutos siguientes fueron para el Atlético, pero enseguida el Bayer se vino arriba, alentado por su grada, y se recompuso para seguir presionando, y conseguir un gol para meterse en el partido. La solidez defensiva del Atleti no puede tener mejor ejemplo que el partido de hoy, pues desde que en el minuto 53 anotó el gol, el equipo madrileño aguantó atrás el resto de partido. Sin embargo, no pudieron evitar el gol de Lewandowski, que ponía un insuficiente 2-1 en el marcador.
Ya en el minuto 83, el Atleti tuvo la oportunidad de sentenciar la eliminatoria, con un penalti inexistente a Fernando Torres (pues la falta fue fuera del área), que falló, justo en la misma portería en la que falló el Bayern. Previamente a este gran fallo, que pudo acabar con el sufrimiento colchonero, Griezmann abandonó el campo, sustituido por Thomas, volviendo el Atleti así a su dibujo inicial de 4-4-2.
A partir de entonces, al Atleti solo le quedó sufrir atrás, aguantar las embestidas alemanas, y rezar para que el reloj pásaselo más rápido posible. Sufrió los cinco minutos de añadido, para finalmente, conseguir el pase a la final de la Champions. Sin duda, el Atlético de Madrid sabe sufrir como nadie, defender y aguantar. Hay veces que ser el mejor del partido, no es suficiente y hoy para el Bayer no lo fue, por muchas ocasiones que tuvieron. Oblak y Griezmann fueron los héroes de una noche, en la que el bloque consiguió el pase a una final. San Siro les espera, y buscan su primera Champions, ¿por qué no?