Jimena Bañuelos (@14ximenabs)
“Fue una actuación increíble de mi equipo. El Madrid es un equipo muy fuerte y sabíamos que no iba a ser un partido fácil. Durante los primeros veinticinco minutos estuvimos increíbles. Después perdimos un poco el rumbo y les dejamos meterse en el partido. En el descanso hablamos y pedí a los jugadores que jugaran como lo habían hecho al principio. Algo cambió en la segunda mitad.” Así resumió Jürgen Klopp el partido del Signal Iduna Park. El entrenador del Dortmund ha demostrado en más de una ocasión de que goza de una enorme capacidad de palabra. Si él ha dicho eso, no soy yo la apropiada para valorar a su equipo.
Los comentarios posteriores al sorteo de las semifinales daban una cierta ventaja al Real Madrid porque, a priori, el “coco” fue emparejado con el Barcelona. Visto lo visto, los alemanes han dado “un baño” de fútbol a los españoles. Golean de cuatro en cuatro, pero no sólo en la Champions sino que en la Bundesliga hacen lo mismo.
“Wir sind zufrieden” dijo Lewandowski, no es para menos. Es normal que estéis satisfechos y contentos, porque ganar por cuatro goles a uno al gran Real Madrid, es para celebrarlo. Pero al igual que el Bayern, saben que la celebración solo podía durar una noche. Klopp ya ha avisado de que “tenemos que mantener la calma y no volvernos locos después de este partido.” No es lo mismo jugar en el Signal Iduna Park que en el Santiago Bernabéu porque “en Madrid no va a ser un paseo” concluyó.
Ante el resultado de ayer está claro que el día que Mourinho fue a ver jugar al Dortmund no vio sus debilidades como ya insinuó Klopp. Lo que pasará dentro de una semana nadie lo puede garantizar. José Mourinho cree que la remontada es posible, y es verdad que en el fútbol todo es posible. Pero el Borussia también se va a preparar a fondo porque ya ha dicho Hans Joachim Watze: “Wir haben die Tür nach London”. Si ya tienen la puerta medio abierta para Londres, será mejor abrirla del todo el próximo martes.
Parece mentira que hace ocho años el Borussia Dortmund estuviera a punto de desaparecer, pero desde aquel inolvidable 2005 todo ha cambiado. Han ido mejorando y el esfuerzo tiene una recompensa. Nunca olvidarán la noche del veinticuatro de abril en la que Lewandowski se convertía en la pesadilla de los merengues. Un jugador, por cierto, con un futuro incierto. La euforia de los aficionados debe ser contagiosa porque sólo puedo decir: Vielen Dank für die uns Traum mit dem Cup.