El 80 aniversario de La Vuelta, o la 70 edición, como lo quieran ver restando los parones por guerras y otros líos organizativos, cuenta con una participación sobre el papel realmente estelar. Resulta mucho más sencillo decir quién no estará presente en la salida en Marbella, que enumerar la lista de ilustres que serán de la partida. Como ya sabrán, de los hombres hoy día con etiqueta de ganador de vuelta de tres semanas sólo echaremos de menos -y de qué manera- a Alberto Contador (Tinkoff). Del resto no falta nadie. Sin temor a equivocación podemos decir que en las 70 ediciones será la primera vez que los 4 primeros clasificados del Tour de Francia pasarán por el control de firmas de la primera etapa de La Vuelta.
Chris Froome (Sky), flamante amarillo en París, volverá a España tras sus muy dignas actuaciones de 2011, 2012 y 2014. Como con todos los que vienen del Tour, y más aquellos que a principio de temporada no habían enfocado su preparación especialmente para esta cita, su rendimiento será una incógnita, pero lo que es seguro es que el keniata dará la cara como siempre lo ha hecho. Por orden de escalón en el podio del Tour, la siguiente celebrity es Nairo Quintana (Movistar). Todo lo dicho para Froome vale también para Quintana, sólo con dos matices: la ocasión de venganza rápida del resultado del Tour de Francia, y que por otro lado, si no carbura como desearía siempre puede justificar su participación en la ronda española como apoyo de Valverde (Movistar), tercero en el Tour de Francia y por lo tanto el siguiente en el orden de presentación de candidatos. A diferencia de los dos anteriores, el murciano sí sabe lo que es tener como objetivo principal la Vuelta viniendo del Tour, y en las últimas campañas está mostrando una gran madurez para afrontar citas de tres semanas. Si ni el keniata ni el colombiano están enchufados tiene una fantástica ocasión para cerrar la mejor temporada de su carrera (a falta del Mundial, ojo).
Si hay una escuadra que mete miedo -seguramente los temores también son internos- ésta es Astana. Vincenzo Nibali, que acabó el Tour en buen estado de forma, estará acompañado por Fabio Aru y Mikel Landa, que descansan prácticamente desde el Giro de Italia. Si hay quien ponga orden en ese autobús (otro nuevo condicional, perdónenme, pero la carrera empieza incierta, muy abierta), Astana tendrá seguramente la clave de la carrera. Otra potente escuadra será el Katusha de Purito Rodríguez y Dani Moreno, que seguro que cazarán etapas y a los que el paso de los días irá asignando su papel en la general. A todos los nombres anteriores, como candidatos al premio gordo, habría que sumar al menos a Tejay Van Garderen (BMC) que si pasa bien la montaña puede verse muy beneficiado por la contrarreloj larga de Burgos, y a Domenico Pozzovivo (Ag2r), recuperado de sus lesiones. Viejos ilustres, con todo el respeto, como Samuel Sánchez (BMC) o Frank Schleck (Trek) podrían sumarse también al elenco de aspirantes a una buena clasificación general. Rafal Majka (Tinkoff) y Sergio Henao (Sky) pueden ser otros de los llamados a presentarse como revelaciones esta edición.
En la caza de las victorias parciales, hay que destacar la presencia de hombres rápidos como Nacer Bouhanni (Cofidis) o John Degenkolb (Giant) junto con alternativas nacionales como Fran Ventoso y José Joaquín Rojas de Movistar. Mención aparte merece Peter Sagan (Tinkoff), que con mayor libertad que en el Tour de Francia intentará romper con la maldición del segundo puesto. Al margen de todos los citados no faltarán otros animadores de la carrera como el eterno Chavanel (Iam) o cualquiera de los integrantes del equipo Caja Rural (David Arroyo, Amets Txurruga, Carlos Barbero…), un seguro de vida para los ratos de tedio pero que seguro que aspirarán a objetivos mayores si se dan las circunstancias. Apunten también al equipo Colombia, que igualmente se mostrarán muy combativos.
Por cierto, que la intranscendente etapa inicial, la crono por equipos sobre la ridícula distancia de 7 km, todavía lo será aún más (intrascendente o ridícula, como quieran). La peligrosidad del recorrido, con tramos a pie de playa, ha forzado a la organización a tomar la decisión de que no se tengan en cuenta las diferencias de cara a la clasificación general individual. En lugar de modificar el recorrido, se opta por seguir en la playa. Gráfico ejemplo de la prioridad de los objetivos comerciales sobre los deportivos. Va en el ADN de La Vuelta desde hace 80 años.