«Lo que pasa en Lisboa, se queda en Madrid». El mensaje, extraído de la campaña publicitaria de una marca de cerveza, resume a la perfección el carácter íntimo del trascendental partido que se disputará este sábado día 24 de mayo en Lisboa. Por primera vez, dos equipos de la misma ciudad se jugarán la Copa de Europa. Madrid será la capital de Portugal porque Real Madrid y Atlético disputarán la última batalla de esta edición de la Liga de Campeones. El duelo de la temporada convertirá a la capital del país vecino en la capital del fútbol mundial; los ojos de los aficionados de todo el planeta apuntarán hacia esta ciudad portuguesa, que acogerá en el Estádio da Luz el encuentro más importante del mundo en lo que a competiciones de clubes se refiere. Y en CRONÓMETRO DEPORTIVO estamos dispuestos a vivirlo a lo grande; por eso hemos preparado una cobertura especial que comenzará por esta gran previa nutrida por los análisis de varios de nuestros expertos. Un abanico de opiniones a cargo de Aday Olivero, Aitor Plaza, José Ignacio Killo Martínez, Alberto Arauz, Álex Rozada
La opinión de Aday Olivero
La madre de todas las finales y el partido más grande que disputarán jamás los dos equipos madrileños. La Champions es la competición más dura y prestigiosa a nivel de clubes y tanto Madrid como Atlético llegan al 24 de mayo sabiendo que no hay un favorito claro. Y es que la llegada del Cholo Simeone al banquillo rojiblanco ha supuesto el fin de la peor racha conocida en los derbys para el conjunto del Manzanares y quitando la eliminatoria copera este año, no ha habido duelo entre ellos que no fuese duro, intenso, a cara de perro. Así plantea los partidos Simeone y así están acostumbrados a jugar los pupilos de Ancelotti. No es que sea el estilo del técnico italiano, es la herencia histórica del Madrid de no rendirse nunca. Salvo accidente -no vamos a descubrir nada nuevo- será una final muy disputada.
Si hay una mala noticia para el espectáculo, para la afición rojiblanca y los telespectadores neutrales es la más que probable baja de Diego Costa -y Arda también es duda-, lo que desnivela ligeramente la balanza hacia el lado madridista, cuya afición tiene las oraciones puestas en la recuperación para la causa de Cristiano Ronaldo, renqueante desde la ida de cuartos de final ante el Dortmund. Parece que Ancelotti podrá contar con toda la plantilla salvo Jesé y Xabi Alonso, aunque no sabremos hasta el pitido inicial en qué condiciones estarán Pepe, Di María, Benzema y el propio Cristiano.
Es el partido del pronóstico imposible, con el Madrid en su persecución de la «Décima» y el Atlético de la primera con el Cholismo en vena, cuarenta años después (¡por Luís!) y la inercia positiva después de haber ganado la Liga en el Camp Nou. Ningún jugador tocará el trofeo cuando salgan de los túneles, sonará el himno que pone los pelos de punta, millones de aficionados verán del lado de uno u otro esa final. Y 90 o 120 minutos después, para uno de ellos la gloria eterna. Pero pase lo que pase Madrid será una fiesta.
La opinión de Aitor Plaza
El Real Madrid y el Atlético de Madrid vuelven a verse las caras en una final un año y una semana después del asalto colchonero en el Bernabeu. El tópico dice que «en una final no hay favoritos», pero, ¿hasta qué punto es cierta esta afirmación? Pese al desastroso final de liga merengue, si analizamos lo visto en el terreno de juego, los de Ancelotti han llegado al último tercio de la temporada con mejores sensaciones que los de Simeone. Lo que sí que parecen igualadas son las escasas fuerzas con las que ambos llegan a la cita en Lisboa. El Atlético llega con la, casi segura, baja de Diego Costa y la, más que probable, de Arda Turan, mientras que el Real Madrid tiene a Cristiano Ronaldo muy justo de fuerzas, y Benzema que tuvo que retirarse por precaución en el último partido de liga. Además, el equipo blanco no podrá contar con su jugador visagra, que une ataque y defensa, Xabi Alonso, cuyo sustituto parece que será Illarramendi, cosa que a muchos merengues les genera desconfianza.
Las dudas de los rojiblancos, vistas las bajas, vienen en el ataque: Villa, Adrián, Raúl García, el Cebolla, Diego, Sosa… son las alternativas. En lo que al juego se refiere, el Atlético, como ya nos tiene acostumbrados, posiblemente esperará atrás cediendo la iniciativa al eterno rival, alternando momentos de alta presión con otros de repliegue. El Madrid tiene su fuerte en la velocidad, pero ante un Atlético replegado deberá mover el balón con rapidez, Modric por tanto será clave, más aún ante la ausencia del centrocampista tolosarra. La potencia en el disparo del croata, de Cristiano Ronaldo y de Bale pueden resultar fundamentales, tanto por decidir en uno de los chuts, como por la aparición de huecos en la defensa rojiblanca al taparlos. Dicho todo esto creo que la final no tendrá muchos goles, y la copa será celebrada con la Diosa Cibeles, más que nada por seguir con la predicción de victoria austriaca en Eurovisión, descenso del Betis, ascenso del Dépor, consecución de la Liga del Atlético…
La opinión de José Ignacio Killo Martínez
Dos estilos, dos equipos, un sueño, una ciudad. Madrid y Atlético, Atlético y Madrid, se enfrentarán el próximo sábado con la orejona como única recompensa y con la certeza de que el sábado bañarán de lágrimas la capital. De alegría y de pena, de las dos, porque se presenta una batalla que dejará vencedores y vencidos. El cholismo vivirá su enésima final, pero esta vez con la tranquilidad que da el título de Liga y la sensación de haber superado todas las expectativas del mundo futbolero. El Madrid, con la ceja de Ancelotti a la cabeza, intentará ratificar su idea de fútbol directo y contras endiabladas como dominante del panorama europeo. Partidazo y derbi con Lisboa como telón de fondo, donde Bernabéu y Calderón prestarán sus aficiones al Estadio Da Luz y el Tajo hará las veces de Manzanares. Que colchoneros y merengues tiñan de rojo y de blanco las calles de Lisboa, que se dejen la garganta y, después, que gane el mejor.
La opinión de Alberto Arauz
La Décima. Ese anhelado sueño que se tornó en obsesión, ya casi se puede palpar. Sólo su aroma provoca la más sincera de las sonrisas en el madridista de a pie. Ganarla supondría recuperar el trono de Europa, aposento del Real Madrid en su ya dilatada historia. Sin embargo, un ejército de obedientes espartanos se interponen entre los blancos y el cielo. Un equipo cuyo corazón y agallas amenazan con amargar el camino hacia la gloria. Y es que resulta imposible encontrar un favorito. La historia dice una cosa, la inercia empuja al Atleti, la ilusión inunda el alma de ambas hinchadas… Incluso, ambos contendientes cuentan entre sus filas con bajas más que sensibles. Ancelotti no contará con su emisario en el campo (Xabi Alonso) y dos de sus estandartes (Cristiano y Benzema), si llegan, lo harán mermados. Más suerte no tiene el Cholo. Su estilete Diego Costa y su estilista Turán tampoco aterrizarán en plenitud en Lisboa. El moderno estadio Da Luz aguarda presto el combate. Sobre sus pastos sabremos, si las risas o las lloreras, tendrán sabor a merengue o más bien serán colchoneras. La Décima se puede oler.
La opinión de Álex Rozada
¿Qué Madrid veremos? ¿El de las grandes citas, capaz de eliminar con una manita al Bayern Múnich en semifinales de la Champions (1-0 y 0-4) y al Atlético de la Copa del Rey (3-0 y 0-2), o veremos al Madrid previsible y simplón que se dejó ir en la Liga tras empatar (1-1) en Pucela y perder (2-0) en Vigo? Qui lo ça (¿Quién sabe?). Nadie duda que el Real Madrid tiene dinamita arriba gracias a la llamada BBC, que es, por encima de estados de forma puntuales, devastadora a campo abierto gracias a los portentosos despliegues de Cristiano, las formidables galopadas de Bale y la imperturbable magia de Benzema. El Bayern en Europa y el Barcelona en la final de Mestalla sufrieron el rodillo blanco. Pero este mismo Madrid peca de previsible y pardillo ante rivales que le esperan atrás y le conceden la iniciativa. Resulta demasiado evidente, no engaña, distrae poco y encuentra enormes dificultades para lanzar sus endiabladas contras. Se le ve venir de lejos e incluso se puede quedar en situaciones de inferioridad ocasionando grandes problemas a sus centrocampistas; aquí es donde adquiere mayor peso la baja de una bisagra de lujo como Xabi Alonso, el ancla indispensable, que obligará a un esfuerzo extraordinario a Modric, Di María y a su sustituto (llámese Illarramendi o Khedira) para recorrer muchos metros y cubrir huecos. Si los madridistas se empeñan en un juego frontal y los tipos listos que el Atlético tiene arriba encuentran sitio para correr, sufrirá demasiado sometiendo a un ingente desgaste a una defensa que defiende muy bien pero que no hace milagros, y el que teóricamente los hace, Casillas, el portero de La Octava y La Novena, ya no está en su plenitud; primero porque los años no pasan en vano para nadie, segundo porque ha jugado menos minutos que Diego López esta temporada (2.070 minutos jugó Íker, por 3.330 de Diego) y tercero porque cada vez es más fácil superarle entre los tres palos.
¿Y el Atleti qué, por primera vez campeón de Europa? Si el venerable abuelo del anuncio levantara la cabeza, no daría crédito al ver al eterno rival castizo medirse a su Madrid en una finalísima de la vieja Copa de Europa. Pero ahí tenemos al Atlético de Madrid, haciendo historia, subido a la ola feliz del cholismo y dispuesto a dar a los vecinos donde más les duele, en su competición fetiche, para emular el castigo que ya les infringieron en la final del Bernabéu. Todo es posible con este Atlético que se acaba de proclamar campeón de Liga en el Camp Nou ganándose la admiración de todo el fútbol español. Si hay un equipo preparado para sacar tajada de las bajas blancas y sus lagunas tácticas, ese es el del Cholo Simeone, un hombre que ha demostrado saber cómo hacer daño al vecino por encima del molesto lunar que supone el precedente copero de esta temporada. Solo les queda ganar la final de este sábado para ganarse la eternidad. Pero no es oro todo lo que reluce: sus dos mejores futbolistas están hechos polvo. Diego Costa y Arda Turan llevan un mes largo jugando al límite de sus posibilidades físicas y sus prematuras retiradas en la batalla del Camp Nou suponen la prueba irrefutable que corrobora el delicado estado de salud de ambos jugadores. Jueguen o no jueguen la final de la Champions, no están ni de lejos al cien por cien y solo la voracidad ganadora les puede impulsar en un momento tan delicado. En estos casos el dolor puede ser el mayor de los estímulos. Y si finalmente no pueden ser de la partida ni el brasileño ni el turco, ya están Courtois, Filipe, Miranda, Godín, Juanfran, Tiago, Gabi, Koke, Adrián, Villa y compañía para tirar del carro y seguir llevando a los colchoneros al Olimpo futbolístico.
La conclusión es simple: por palmarés y experiencia manda el Madrid, por estado de forma y mentalidad es favorito el Atleti. Dicho todo esto, estamos ante la madre de todos los partidos, es una finalísima de la vieja Copa de Europa y cualquiera se aventura con un pronóstico estando por el medio dos equipos tan inescrutables como estos. Pase lo que pase, gane quien gane, llore quien llore después, el fútbol español está de suerte por haber disfrutado de dos equipos de nuestra liga en la competición de clubes más importante del planeta. Por encima de todo lo demás, eso hay que disfrutarlo. Es un partido para recordar.
La opinión de Carlos Rodríguez
Dos equipos y dos estilos diferentes se enfrentan en la final de las finales, sin un favorito claro. Si hablamos de experiencia en la competición y títulos, el favorito es el Real Madrid con 9 trofeos en sus vitrinas por ninguno del Atlético. Si miramos por ejemplo los duelos en finales entre ambos equipos deberíamos dar favoritos a los colchoneros que además llegan tranquilos tras haber conquistado el título de Liga, algo que no hacían desde 1996.
Lo que iguala la final es que los dos equipos llegan muy justos y con muchos problemas físicos; en el Madrid pueden pesar las dudas de Pepe, Benzema, Cristiano y la baja del sancionado Xabi Alonso, un jugador muy importante en el esquema de Ancelotti, que tendrá que pensar en quién le sustituirá. En el Atlético, las dudas de Diego Costa y Arda hacen dudar al Cholo entre Villa, Raúl García, Sosa o Adrián. El Madrid tiene el reto que llevan años persiguiendo, conseguir «la décima», pero enfrente tendrán un equipo de orgulloso e ilusión de conseguir la primera y dedicársela al sabio que desde el cielo les empuja en este camino glorioso. En el Estádio da Luz se espera una final muy intensa que dejará vencedores y vencidos