El Sevilla se abona a la inercia ganadora, tras vencer 4-0 al Granada.
El Sevilla, ese equipo que ganó 8 partidos en las 24 primeras jornadas, y que ahora lleva 9 en las últimas 10. Ganar es habitual. El aficionado sevillista se ha acostumbrado a ver los partidos de su equipo y esperar a que vayan cayendo los goles. Hoy ganó por inercia. No le hizo falta más. El Granada casi ni se presentó y dio todas las facilidades del mundo al Sevilla, que llegará fresco al partido del jueves ante el Valencia.
El Sevilla se ha encontrado hoy con una nueva victoria, y también algo de suerte en los lances de los dos primeros goles. Aunque lo cierto es que parecía que de una forma u otra, el partido se acabaría decantando para los locales. La primera parte estuvo al borde del tostón. Quizás lo evitó el gol. Pero poco más se vio en un Sánchez Pizjuán dentro de una tarde desapacible. Comenzó el Sevilla menos intenso que de costumbre, pero con ganas y orden. Montó la presión arriba y no dejó salir al Granada con comodidad. Pocas opciones tuvieron los nazaríes, aunque tampoco se vio un gran Sevilla arriba. Las líneas adelantadas se tradujeron en posesión, y poco más. De hecho, el primero llegó en la primera llegada con peligro del Sevilla. Un buen balón a Gameiro, que este puso en horizontal dentro del área hacia Rakitic, se convirtió en un intento de despeje de Mainz, que acabó dentro de la portería de Karnezis. Un autogol que daba ventaja y le ponía las cosas más fáciles a un Sevilla por el momento sin demasiada claridad en ataque. El partido, en contra de lo lógico, no se revolucionó. El Sevilla retrasó un poco su línea de presión, pero aún la mantenía arriba. Los granadinos parecían desganados en el esfuerzo. Y el Sevilla contento con el resultado. Así, se plantaron en el descanso. Ninguna historia. Partido aburrido.
La segunda parte no empezó distinta. Quizás el Sevilla quiso un poco más, pero tampoco se tradujo en peligro. Un gran Coke no solo secó a Brahimi, sino que fue de lo mejor del ataque sevillista. Subió, bajó, atacó defendió, lo hizo todo bien. Eso, ayudado por las combinaciones entre Marin, Rakitic y Gameiro, propiciaron la comodidad y los primeros síntomas de peligro. Iba a llegar tarde o temprano, y llegó de nuevo, de la forma más tonta. Fue un defensa nazarí el que desvió un centro sevillista que iba cómodamente a las manos de Karnezis. El gol era de nuevo en propia puerta, pero Gameiro corrió con fe para sumarlo a su cuenta. Se lanzó, lo tocó, y marcó. 0-2 y fin del partido. Las dos acciones en las que el Sevilla había puesto tierra de por medio hicieron demasiado daño a la moral del Granada, que se rindió muy pronto, y recibió dos más. El tercero, de M’bia. Jugada preciosa del Sevilla tan vertical como siempre, que acaba con un pase de la muerte de Gameiro y el disparo a quemarropa del camerunés. La grada empezó a pensar en el Valencia. El Granada ya llevaba demasiados minutos pensando en su próximo partido, y en esas el Sevilla apuntilló. Fue Vitolo, tras una buena combinación arriba y algo de fortuna en el rechace de Bacca. Batió con tranquilidad a Karnezis, y ahora si, a pensar en el Valencia. El resto fueron los minutos de la basura. No quiso jugar ni uno ni otro.
El Sevilla no da muestras de debilidad, y en esta tesitura tiene frente a si una semifinal europea ante otro equipo español. El Valencia visitará el jueves el Pizjuán a las 21:05. El Granada tras su victoria ante el Barcelona la semana pasada, ya solo piensa en sumar una victoria más, y certificar su permanencia en primera división, tarea que parece cumplirá tarde o temprano.