El Real Madrid consiguió superar al Nápoles y pasar a la siguiente ronda de cuartos de final. Dos goles de Ramos consiguieron apaciguar los ánimos del Nápoles y de su hinchada que se adelantó en el marcador en la primera mitad. Un gol al final de Morata certificó la victoria madridista.
Dice el dicho que el que avisa no es traidor y desde Italia se venía advirtiendo durante toda la semana del infierno que se iban a encontrar los hombres de Zidane. El Madrid pareció no enterarse de esas advertencias a juzgar por como salió los primeros 45 minutos.
El ambiente era brutal con un San Paolo lleno desde 2 horas antes del partido. Esto era solo un aviso de lo que iba a suceder poco después sobre el césped.
Como todos esperábamos el Nápoles presionó, corrió y dio todo lo que tenía para meter el miedo en el cuerpo al Madrid. Cada balón que les llegaba a los centrales blancos era un suplicio. La solución que siempre encontraban era patadón arriba y a correr. La primera mitad se resume en llegadas, saques de esquina y ocasiones napolitanas y sufrimiento de equipo de Zidane.
Cuando parecía que el equipo español se asentaba en el campo, llegó el golpe azzurri que hizo tambalearse al Madrid. El disparo de Mertens acabó en el fondo de las mallas precedido de una jugada que venía repitiéndose una y otra vez. Balón entre líneas, muchos espacios y disparo del jugador belga. Casemiro no daba abasto para tratar de tapar los huecos. El Madrid se inundaba y no parecía poder reaccionar. La eliminatoria se ponía en un solo gol y con el equipo italiano más unido que nunca con su afición. La mecha estaba encendida y el infierno ardía más que nunca.
Para alivio del Madrid, como un oasis en el desierto, llegó el descanso, el único remanso de paz que el equipo encontró en la primera mitad.
Y tras el descanso sucedió lo que siempre pasa. El Nápoles tenía el infierno en su casa, pero el Madrid tenía a Sergio Ramos. Volvió a aparecer el salvador para rescatar a su equipo del inframundo con dos cabezazos espectaculares. Esta vez no apareció una vez, sino dos. Siempre está ahí cuando más se le necesita. Los dos saques de esquina puesto magistralmente por Kroos, que tiene un guante en la bota derecha, sirvieron para que Ramos se elevara otra vez a los cielos. Otra página de oro más en la historia del central andaluz.
De ahí al final del partido el Madrid no volvió a pasar por apuros. Se convirtió en lo que debería haber sido desde el comienzo, un equipo serio, que tenía el control del balón y que no dejaba al rival acercarse con peligro. Ayudó a ello el desgaste físico brutal que habían desplegado los italianos en la primera mitad. La superioridad madridista quedó constatada a pocos minutos del final cuando Morata marcó el tercer tanto del equipo y mandó callar a una afición que le tenía especial odio por su pasado juventino.
Al final, aunque sufriendo, el Madrid consiguió pasar a la siguiente ronda de la Champions. El infierno de Nápoles no fue suficiente para detener el ascenso al cielo europeo del Madrid.
Ficha técnica
Nápoles: Reina; Hysaj, Albiol, Koulibaly, Ghoulam; Allan ( Rog, min 55), Diawara, Hamsik ( Zielinski, min 74); Callejón, Mertens, Insigne ( Milik, min 69).
Real Madrid: Keylor; Carvajal, Ramos, Pepe, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric ( Isco, min 79); Bale ( Lucas, min 67), Benzema ( Morata, min 76), Cristiano.