Cómoda victoria del alemán de Mercedes en una carrera marcada por los abandonos de Hamilton y Vettel. Ricciardo y Magnussen completan un sorprendente podio. Alonso termina quinto.
Alejandro Rozada (@alexrozada)
«¡Vaya coche que me habéis dado! ¡Increíble equipo!». Adivinen quién pronunció estas palabras al final del Gran Premio de Australia. Es alemán y no es Sebastian Vettel. El afortunado germano que entró tan feliz a meta fue Nico Rosberg, el piloto de Mercedes, que completó una carrera espectacular con un pilotaje que en algunos momentos rozó la perfección. Estaba tan eufórico Rosberg al llegar al podio que aparcó su monoplaza en la plaza destinada al segundo clasificado. Ese puesto lo ocupó contra todo pronóstico Daniel Ricciardo, el nuevo héroe australiano, demostrando que Red Bull nunca da una puntada sin hilo y siempre sitúa a uno de sus pilotos entre los mejores. Con Vettel de capa caída por su retirada en las primeras vueltas, Ricciardo se encaramó al segundo escalafón con una felicidad tal que parecía el vencedor de la carrera. Para sus compatriotas lo fue, moralmente también. Completó tan sorprendente podio el debutante Kevin Magnussen, un danés decidido a reverdecer los viejos laureles de McLaren. Así es la nueva Fórmula 1, una competición imprevisible gracias a unas novedosas normas que causan estragos en la parrilla, hasta tal punto de que en el circuito de Melbourne hubo ocho abandonos incluyendo los de dos campeones del mundo como Lewis Hamilton, poleman de la carrera, y el del indiscutible emperador de la pasada temporada, Sebastian Vettel.
Con el miedo instalado en Red Bull por el temor a perder el segundo puesto de Ricciardo, Ferrari fue por libre y quiso hacer su particular agosto en Albert Park, para ello recurrieron a su jefe de filas. A falta de siete vueltas para el final, a Fernando Alonso le pedían por radio que apretase más para tratar de aprovechar los problemas del australiano, conscientes en la escudería italiana de que McLaren le iba a pedir lo propio a Magnussen y Button. Alonso lo intentó por todos los medios pero, como reconoció al final de la carrera, «los motores Mercedes parecen de otra categoría y la lucha de tú a tú era imposible». Así que mejor aplicar aquello de «virgencita, virgencita, que me quede como estoy», no correr riesgos innecesarios, asumir que el horno de los monoplazas no está para bollos y asegurar una quinta plaza que sabe a gloria bendita porque permite sumar los primeros 10 puntos de la temporada, una renta más que suficiente al comienzo del curso y más recordando cómo de accidentada fue la carrera. Ya habrá tiempo para subirse al cajón asumiendo que esto de la Fórmula 1, y más en esta rompedora temporada, no se trata de cómo empieza sino de cómo termina. Aún así, en Maranello tienen deberes para aumentar las prestaciones de su monoplaza porque Fernando aspira a algo más que a resistir como un solo hombre por detrás de Button y Hulkenberg, al que logró adelantar en boxes. Por no hablar del flamante fichaje para este curso, Kimi Raikkonen, que concluyó octavo tras una accidentada carrera que le permite sumar 4 míseros puntos en la general del Mundial.
Una prueba marcada por los abandonos
El sinfín de innovaciones técnicas que se han estrenado este curso se cebaron con la parrilla desde que se apagaron los semáforos. Ya se habían producido incidentes diversos durante las sesiones de calificación, pero lo ocurrido en la carrera pone de manifiesto que los tiempos han cambiado y ya nadie es intocable. Que se lo pregunten a Lewis Hamilton, que entró en boxes para quedarse en la vuelta 4. O al mismísimo Sebastian Vettel, que hizo lo propio en la siguiente vuelta. En esta innovadora temporada, ni a los poleman y campeones del mundo les respetan las averías. Sendos problemas en sus motores les costaron una prematura retirada. A Hamilton y Vettel les tocó vestirse de calle antes de lo deseado y contemplar con frustración desde la barrera el resto de la prueba. No se sabe si el vistazo posterior al podio, viendo a sus compañeros Rosberg y Ricciardo en lo más alto, les tranquiliza o les angustia más si cabe. Porque se está comprobando que todo es posible en este novedoso curso.
Abandonos de relumbrón al margen, la carrera estuvo marcada por la intensidad. A la salida de la chicane de la curva 9, Bottas impactó con el muro, perdiendo su neumático trasero derecho, cuando asediaba a Alonso en plena persecución por el quinto puesto. Restos de la goma y de la llanta se quedaron sobre el asfalto, bandera amarilla en pista y salida del safety car en la vuelta 12, circunstancia que se aprovechó para llevar a cabo el baile de pit-stop, marcando el paso el líder de la carrera, Nico Rosberg. «Estoy aquí para correr. No puedo hacer mucho más. Solo seguir mirando hacia adelante. El año es muy largo», advertía Vettel tras su retirada, mientras sus colegas desfilaban en fila india a rebufo del safety car. El mensaje que se desliza de la comparecencia del tetracampeón del mundo supone un medido toque de atención a Renault para que solucione las deficiencias de los motores. El coche de seguridad se fue en la vuelta 16 y la carrera se estabilizó de manera notable para alegría de Rosberg que, emulando a su compatriota Vettel, se paseaba por el exigente trazado australiano llegando a aventajar a su perseguidor Ricciardo en 10 segundos. Magnussen, un invitado sorpresa, completaba el podio por delante de Hulkenberg y Alonso.
Después de un par de abandonos más (Ericsson y Maldonado), nuevo paso por boxes; el que más tajada sacó del baile fue Jenson Button, el primero en entrar con la mirada puesta en adelantar a Fernando Alonso y Nico Hulkenberg. El alemán de Force India se lanzó a la batalla para sobrepasar al español de Ferrari, pero Alonso le cerró muy bien todas las puertas sin achaques por los neumáticos fríos y consiguiendo aguantar la quinta posición por detrás del astuto Button. No tuvo la misma pericia del asturiano su compañero Raikkonen, que se pasó de frenada y sacó ventaja de ello su compatriota Bottas para sobrepasarle. El ganador de la carrera inaugural del pasado año también pasó por apuros, demostrando el cambio de decorado de una temporada a otra. El flamante líder de la carrera fue el último en parar, trance que se saldó con la rotura de la parte interior de su rueda delantera izquierda en la maniobra del cambio de neumáticos. El percance no revistió mayor gravedad y a partir de aquí (vuelta 40), la atención se concentró en la pelea entre Ricciardo y Magnussen por el segundo puesto.
Los australianos que seguían la carrera desde las gradas del circuito de Albert Park corearon sin cesar a su nuevo ídolo local. Respaldado por los ánimos, Daniel Ricciardo supo guardar la posición respondiendo con una actuación formidable a las expectativas de sus compatriotas. Aguantó las embestidas de Magnussen y consiguió un sobresaliente segundo puesto en su debut a los mandos de un monoplaza de la escudería del toro. Resulta lógico y comprensible que al final de la carrera luciera una imborrable sonrisa en el rostro al ser abrazado y reconocido por su afición, que ya le ve como el sucesor de Mark Webber. También tiene razones para ser feliz Kevin Magnussen, el primer debutante que se sube a un podio desde Lewis Hamilton en 2007. Se empieza a notar la mano maestra de Ron Dennis en las flechas de plata, porque el otro McLaren también se portó de lujo para satisfacción de un Button que supo mantener a rebufo a Alonso. El ovetense confía en que las mejoras que llegarán a su coche para afrontar dentro de quince días en Sepang el Gran Premio de Malasia, le permitirán engancharse al tren que ahora encabeza el exultante Nico Rosberg. Kvyat le quita un record a Vettel, piloto más joven en puntuar: 19 años, 10 meses y 20 días. Vettel tenía record con 19 años, 11 meses y 14 días (Estados Unidos 2007)