El superclase eslovaco del Cannondale remata en Albi el impresionante trabajo de su equipo por distanciar a otros velocistas primero y cazar a los fugados en la parte final de la etapa
Carlos Oleagoitia (@oleagoicarlos)
Lo que cuesta trabajo conseguir suele saber mucho más dulce y Peter Sagan (Cannondale) no se hubiese imaginado, con la excelente primera semana del Tour que realizó el año pasado y la superioridad demostrada en la pasada Vuelta a Suiza apenas hace unas semanas, que iba a costarle tanto anotarse su primera victoria en la ronda francesa. Por una causa u otra, entre sprints fallidos y mejores velocistas que él, la joven perla centroeuropea iba viendo las oportunidades pasar y la ansía crecer, con lo que soltó todo el lastre de tanta presión de golpe. Pero como muestra de que el ciclismo es en un tanto por ciento elevado un deporte de equipo, la séptima etapa del Tour de Francia 2013 significó la culminación de un digno trabajo de un equipo, ya que el Cannondale aprovechó primero lo flojos que son cuesta arriba los sprinters más puros que su líder y después sudó tinta para cazar a los tres combativos fugados del día.
Personalizados los fugados en el francés Gautier (Europcar), el navarro Oroz (Euskaltel) y el belga Bakelants (RadioShack), que expandía su excelente forma tras la victoria dle primer día y el liderato durante dos días, el terreno quebrado de la jornada y un puerto de segunda categoría a 100 kilómetros de meta fue el desencadente de la batalla. Cuando Greipel (Lotto) y Cavendish (Omega) cedieron terreno, el Cannondale de Sagan olía la sangre y comenzó a tirar del pelotón para alejajar a esos dos puras sangres, y el pulso duró medio centenar de kilómetros, hasta que a 40 kilómetros de meta los dos equipos belgas se dieron por vencidos. A los italianos, antiguos Liquigas, solo les quedaban los tres fugados por delante y con un minuto de ventaja que limar, a priori una perita en dulce.
Pero el supermotor de Bakelants (Radio Shack) trajó en jaque a los compañeros de Sagan (Cannondale), que se las desearon para reducir esa desventaja por carreteras secundarias y de un continuo sube baja, hasta que con la ayuda leve de los Oricas australianos para defender el maillot del líder y del Argos holandés en busca de la sorpresa, el pelotón cazaba a los 3 fugados a 3 kilómetros de meta y en una amplia avenida Sagan (Cannondale) remachaba el magnífico esfuerzo de sus compañeros remontando al alemán Degenkolb (Argos), que durante pocos metros parecía que iba a hacer valer su estilo zambo de llegador, con el italiano Bennati (SaxoTinkoff) como testigo de ese duelo y dueño de la tercera posición.
Mañana sábado 6 de julio se disputará la octava etapa, la primera de gran montaña en los Pirineos, entre Castres y Aix 3 Domaines con 195 kilómetros, con final en un primera categoría ciertamente no explosivo pero con un Hors Categorie como el larguísimo Paihleres con cima a 2.000 metros de altitud que representará la primera lucha y gran criba entre los grandes favoritos.