Hacía 72 años que el Celta no firmaba un 0-5 a domicilio. Desde el lejano 1941, en plena posguerra, cuando a falta de dos jornadas para la conclusión del campeonato, y jugándose el descenso, los vigueses se impusieron por 0-5 al Hércules. A lo largo de estas siete décadas, el Celta ganó en un par de ocasiones, en Liga y en Primera División, por cinco goles de diferencia: en 1957 en Las Palmas (1-6) y en el 2002 en el viejo San Mamés al Athletic (1-6). También clavó el 0-5 en una eliminatoria copera ante el Andorra de Segunda B. Fue en 1995.
Para encontrar el precedente de una manita en Primera a domicilio hay que viajar a la primavera de 1941 en Alicante. Con el Celta jugándose la permanencia Agustín por partida doble, Del Pino, Venancio y Roig firmaron los tantos celestes. A la semana siguiente los vigueses se impondrían por 1-0 al Zaragoza en casa (gol de Nolete) y se salvarían de la quema en una Liga de 12.
Álex por partida doble, Augusto, Nolito y Charles son ahora sus sucesores para las hemerotecas celestes. En una situación igual de difícil, aunque menos dramática por estar todavía en el mes de octubre, el conjunto celeste reaccionó de igual modo.
A lo largo de toda la historia los celestes han conseguido en ocho ocasiones un 0-5. Dos en Primera División, uno en la Copa, otro al Linares en Segunda y cuatro más en la Liga Regional que se jugó de 1924 a 1927. Además, han marcado cinco goles en 28 ocasiones.
El Celta de Luis Enrique necesitó regresar a Andalucía para recordar el glorioso sabor de la victoria. Se impuso con justicia y contundencia ante un rival desdibujado, que comenzó a recibir pitos de la grada casi desde el arranque del choque. El Málaga, además de saltar al césped con una falta de intensidad palpable, cometió una larga lista de fallos.
Luis Enrique apostó por un lavado de cara en la defensa. Sus dos grandes apuestas de principio de temporada para la zaga, los canteranos David Costas y Toni, se quedaron en el banquillo para dejar paso a Cabral y Aurtenetxe, que aportaron solidez al equipo. Santi Mina, otra de las joyas alimentadas en A Madroa durante los últimos años, sí formó en el equipo titular. Y si el equipo recupera sensaciones, el técnico asturiano gana crédito tras un inicio de campeonato más que dubitativo; si bien es cierto que quizá con menos puntos en el casillero de lo merecido sobre el tapete.
Una excelente primera mitad jugada con intensidad y cabeza, en la que aprovechó los errores de la zaga del Málaga, sirvió al Celta para adelantarse en La Rosaleda con dos goles, renta que administró y amplió con comodidad en el segundo acto. Un disparo a placer de Álex López desde la frontal, en el que disfrutó de tiempo para acomodarse el balón y levantar la cabeza, y un fallo garrafal de Antunes, bien intuido y finalizado por Augusto Fernández, brindaron al equipo celtiña la confianza que se había esfumado durante las últimas fechas.
En la reanudación, el equipo dirigido por Schuster y sostenido por Caballero intentó meterse en el encuentro. Conscientes de que un gol motivaría la aparición de fantasmas en las cabezas celtiñas, buscaron sacar del partido a los futbolistas por todos los medios, incluso a tortazos antes de la salida de un córner, pero una nueva llegada celeste cerró el choque. De nuevo la complacencia de la defensa malagueña. Permitió hasta en tres ocasiones el remate a puerta en la misma jugada. En la última, Álex López, con el único incordio de un compañero, cabeceó para firmar el doblete. Hizo sangre Nolito. Partiendo desde la izquierda, con un gran control orientado, cabalgó hacia el pico del área, recortó hacia dentro y colocó la pelota en la otra escuadra.
Aún faltaban 20 minutos por delante y la gente comenzó a marcharse de La Rosaleda. Muchos se perdieron el gol de Charles, que aprovechó una asistencia de David Rodríguez.