El Barcelona más impotente de la temporada no pasa del empate a uno en el Ciutat de Valencia. Martino erró en los cambios al prescindir de Cesc y Pedro. Lección de casta del Levante.
Alejandro Rozada (@alexrozada)
La imagen de Gerard Piqué, ocupando la posición de delantero centro, desgañitándose al reclamar a Del Cerro Grande un inexistente saque de esquina al final del partido, resume el sentimiento de impotencia que invadió a los barcelonistas en el Ciutat de Valencia. Lo dejaron todo para última hora y ya se sabe lo que ocurre cuando no se hacen los deberes a tiempo. El profesor pasa lista, pronuncia tu nombre, te pregunta qué hay de lo suyo y ya se ha liado. Le ocurrió al Barcelona contra el Levante, y eso que Piqué no tardó en igualar la contienda después del tempranero gol de Vyntra. Pero durante el resto del primer tiempo no supieron mover la pelota como de costumbre, se percibió claramente la alargada ausencia del lesionado Iniesta y todo fueron prisas en la segunda parte. A partir de ahí, la mala suerte, la providencial actuación de Navas y los defensas granotas, así como la escasa clarividencia de Martino y sus hombres fueron una losa demasiado pesada para sumar los tres puntos. Solo se sumó uno y los rivales directos ya se frotan las manos en la capital.
Se ha interrumpido el estado de optimismo declarado tras eliminar al Getafe en la Copa del Rey, que trajo el regalo de la reaparición de Messi. El panorama idílico que pintaban los más ingenuos y entusiastas seguidores, se ha desdibujado. Sin justificaciones ni excusas, solo queda constatar el partidazo del Levante, tan concentrado y batallador que aguantó las feroces embestidas del Barça en el segundo tiempo e incluso le dio tarea a Valdés, sacando petróleo del acierto goleador de un defensa como Loukas Vyntra. Quien no lo quiera ver está en su derecho de ponerse una venda en los ojos y seguir viviendo en su idílico universo de cartón-piedra, pero el primer aspecto a mejorar por parte de Martino es la defensa de las jugadas a balón parado; por ahí llegó el gol de Vyntra y por ahí han venido 6 de los 13 goles encajados en esta Liga ante Valencia, Sevilla, Valladolid, Villarreal, Getafe y Levante. Una sangría innecesaria y preocupante.
La frustración es la primera conclusión del empate a uno ante el Levante. Una impotencia general y contagiosa representada en primera persona por Gerardo Martino. Vale que en el Calderón no quisiera tomar riesgos y apostase por la suplencia de Messi y Neymar, a los que sin embargo sí alineó de entrada en el Coliseum Alfonso Pérez con las fatales consecuencias para el brasileño que todos sabemos. Pero las excusas no cuelan esta vez. Prescindir de Cesc Fábregas y Pedro, los más entonados en labores ofensivas, justo cuando más se les necesitaba en los minutos finales para conseguir el gol de la victoria, es un capricho gratuito que evidencia la falta de criterio del entrenador argentino. Una decisión escandalosamente conservadora, como si no hubiera nada que mejorar, como si el equipo fuese sobrado de pólvora, como si el Barça no se estuviera jugando el liderato. Si lo que pretendía era quitarnos de la cabeza la idea de que es un técnico valiente, rompedor y ofensivo, ayer lo logró: nos quedamos sin postre para que luego no nos acusen de derrochadores.
Cierto que no estaba Iniesta. Cierto que el criterio del que adolecieron sus compañeros y el míster, él lo podría haber aportado. Pero esta vez, además de criterio, o de sentido común, faltó el cañón, la tradicional pegada del Barça, esa virtud que siempre parece asegurada. Se vio en el segundo tiempo cuando Messi y Xavi se estrellaron contra Keylor y Juanfran, con un cabezazo final del argentino que también sacó el guardameta costarricense con una acrobática estirada ya con la jugada invalidada por fuera de juego. El Levante tiene motivos para celebrar a lo grande el punto conseguido, y bien podrá lamentar los dos que dejó escapar. Nunca encontrará un Barça tan impotente y destensado. Caparrós puede sentirse orgulloso de sus hombres y tiene razones para afrontar con optimismo el resto de la trilogía que se inició este domingo. El próximo asalto será este miércoles en el coliseo levantinista y con una Copa de por medio.