El oportunismo del chileno decide a favor del Barça un derbi muy reñido y complicado por el entramado defensivo del Espanyol
Alejandro Rozada (@alexrozada)
A falta de un nueve clásico, Alexis Sanchez se empeña en cada partido en reinventar esta figura. Ya son tres partidos consecutivos marcando, bien es cierto que sin excesos (toca a gol por partido), pero Real Madrid, Celta y Espanyol tienen motivos para criticar el nuevo concepto de delantero que encarna este chileno de Tocopilla. La todavía indescifrable apuesta de Martino, alejada del romanticismo de Guardiola y a rebufo del vanguardismo de Vilanova, ha encontrado un filón en este delantero que ya suma 7 tantos en Liga, solo uno menos que el Dios Ra del Barcelona, Messi, que de momento lidera el ránking de máximos realizadores blaugrana con 8 goles. No es que se cuestione la hasta ahora indiscutible hegemonía del argentino en el vestuario blaugrana, pero esta temporada está suponiendo un cambio sustancial en su trayectoria porque está más apático y menos preciso que de costumbre.
No deja de ser una curiosidad estadística, pero Messi ya lleva cinco jornadas consecutivas sin marcar, un hito desconocido hasta ahora en la prolífica carrera del as argentino. Desde que batió a Esteban el 28 de septiembre para encauzar la victoria del Barça en Almería, el 10 blaugrana no golea en el campeonato doméstico. Es innegable que tiene la pólvora mojada y Tata Martino ha tenido que germinar un esquema de juego distinto, donde cobran mayor significado goleador hombres como Fábregas y Neymar. El brasileño acalla a los que cuestionaron su adaptación al fútbol español a base de fintas, regates, goles y asistencias como la de ayer ante el Espanyol, la genial solución que se inventó para superar la muralla blanquiazul, siempre con la colaboración imprescindible de Alexis. Ambos se erigen en los desatascadores de cabecera del Barça de Martino a la espera de que Messi recupere la inspiración.
Aunque no fuera todo lo vistoso que nos hubiese gustado, el partido que disputó el Espanyol en el Camp Nou no fue para nada despreciable. Los buenos planteamientos defensivos forman parte indisoluble del fútbol y desde las defensas se ganan torneos, partidos y se frena a equipos con un caudal ofensivo tan potente como el Barcelona. Lo demostró, sin ir más lejos, Osasuna hace 3 jornadas robándole dos puntos en El Sadar. Aguirre, técnico combativo y atrevido como pocos, tomó buena nota de la precursora lección de los hombres de Javi Gracia, y presentó un sólido entramado defensivo con claro protagonismo para Víctor Sánchez y David López, desarrollado por Fuentes y Raúl Rodríguez en las bandas y culminado por un portero tan estimable como Kiko Casilla. Fue tan útil el dispositivo en la retaguardia que casi les sirve para sumar algún punto gracias a alguna contra fulgurante, pero Valdés se interpuso en el camino de Victor Sánchez hacia el gol. Fue la única llegada peligrosa de los pericos, pero a poco que el portero del Barça hubiera estado menos resolutivo en su salida, pudo dar origen a una sorpresa mayúscula.
Al final, después de 67 minutos de improductivo acoso y derribo, los cerrajeros del Barcelona encontraron la llave maestra para abrir el candado espanyolista. Partieron para ello desde el frente izquierdo del ataque, el hábitat de Neymar, y desde allí divisó el brasileño la solución de Alexis en el segundo palo para que servirle una precisa asistencia, con doble caño incluido, y el chileno abriese la muralla. Fue lo mejor del partido para un Barça que sigue adentrado en plena mutación futbolística. Concede más importancia al juego desde los extremos que a las míticas llegadas por el centro de antaño, intenta el disparo lejano en más ocasiones que antes y trata de ganar la espalda al rival con pases a la espalda de la defensa que buscan aprovechar la velocidad de hombres de refresco como Pedro, un jugador que ejemplifica a la perfección este nuevo tiempo porque ha pasado de ser un indiscutible en ataque a reconvertirse en un revulsivo para los segundos tiempos. La parte negativa de este proceso es que el equipo carece de la fluidez ofensiva de antes y muestra muchas dudas defensivas y de ello casi saca tajada anoche el Espanyol en su única llegada. Suerte que sigue estando Víctor Valdés en la portería para garantizar la seguridad. Cuando no esté el cancerbero catalán bajo los palos, otro gallo cantará. De momento, el Barça sigue sumando puntos, la broma del derbi en viernes no salió cara y los blaugrana contemplarán el desarrollo de la jornada desde la tranquilidad que otorga un liderato en solitario.