Por Enrique Molina (@KikeMolina33)
Real Madrid 88 – 100 Olympiacos Piraeus
El partido comenzó con muchísimo respeto entre ambos conjuntos, tardaron en anotar sus primeras canastas, Printezis inauguró el marcador para los griegos con una acción cerca del aro. Aplicados en defensa, el Madrid tardó tres ataques en anotar, ahí se quitaron el corsé, con un triple de Rudy Fernández y otro posterior de Mirotic. Este acierto exterior unido a un tapón intimidatorio más canasta posterior de Begic lanzó al Madrid, no fue el único ‘gorro’ que el esloveno pondría en este cuarto, Spanoulis puede dar buena fe de ello.
Suárez ampliaba la renta posteando ante Papanikolau, que tiraba de orgullo y hundía el aro. Begic hoy fue más grande que nunca y anotaba con facilidad (7-17). Los blancos estaban de dulce y lo demostraba un triple estratosférico de Rudy Fernández que ponía +13 a los de Laso (10-27, min 10).
El segundo cuarto tuvo cambio de mando, el Chacho daba el relevo a Llull. Un triple sobre la bocina de Pero Antic daba aliento a la grada griega del O2. Se centraron los griegos para hacer un parcial de 5-0 y con un triple posterior de Perperoglou recortaban hasta el 18-27 que obligaba a Laso a solicitar tiempo muerto.
En el tramo final del segundo cuarto, el partido entró en una fase mucho más física, en la que el Real Madrid se cargó de faltas y llevaba al tiro libre el ataque heleno, esto unido a la paciencia en su ataque permitió que sólo tres puntos diferenciaran a ambos conjuntos entrando en el último minuto (34-37). El Chacho, haciéndolo fácil y acertando sus lanzamientos libres, penetrando cuando nadie le defendía o asistiendo aprovechando las ventajas que la defensa griega permitía, permitía que los suyos siguieran mandando. Tres tiros libres anotados por Sloukas justo al final ponían el definitivo 37-41.
La reanudación fue psicológicamente para Olympiacos, que de la mano de Spanoulis logró la iniciativa en el marcador. Tres triples consecutivos del MVP de la Euroliga creaban dudas a los blancos, sobre todo porque los tres lanzamientos los hizo prácticamente solo. Esto afectó al Madrid, que dejó de morder atrás y quedó noqueado en defensa (muchos rebotes concedidos a los griegos) y en ataque (dos tapones sellaron el aro griego), por primera vez en el partido los de Pablo Laso tenían problemas y necesitaban solucionarlos en un tiempo muerto.
Las necesidades del Real Madrid le obligaban a arriesgar y ahí los griegos fueron letales, aprovecharon cada ventaja que los de Laso dejaban a su disposición, la distancia se hacía cada vez más grande (87-75 a 3:06 para el final). Cada vez que un jugador del Real Madrid intentaba llegar hasta el aro se encontraba con un jugador de Olympiacos que le frenaba con dureza y no todas esas acciones se castigaron con falta personal. Pese a esto el Madrid no dejó de creer en la victoria y mientras hubo tiempo siguieron arriesgando, el Chacho se hacía con la responsabilidad anotadora y ponía tras dos tiros libres y un tiro exterior el 87-79, quedaban justo dos minutos, pero Spanoulis volvía a meterla desde su casa y sellaba la victoria. La actuación del griego ha sido sencillamente histórica porque él sólo conseguía ganar el partido, animar a los suyos y desquiciar al Madrid, que ya ni tan siquiera anotaba los tiros libres.
El último minuto quedó para la fiesta griega en la grada y la decepción de unos jugadores, los del Real Madrid, que han demostrado que tienen tanta calidad como el campeón a la postre. Técnicas, faltas antideportivas y feos gestos ensuciaron un poco los instantes finales. Al final el resultado se quedó en 100-88 para el Olympiacos que renueva el título de campeón.