Aday Olivero (@ultraperiferico)
El Barcelona salió adormilado, como intentando evitar un toma y daca con los delanteros del Madrid. Pero fue un espejismo que solo duró unos minutos. El gen del Barça ha evolucionado y ahora se gusta en el juego rápido. Lo busca. Con Bale ayudando y Neymar igual, el primer desajuste se produjo por la banda de Alves y Messi. Marcelo recibió solo y habilitó a Benzema, que puso la pausa y cedió a Cristiano, quien se lleno de balón y estrelló la pelota en el travesaño. Se movió el encuentro en dirección a la portería de Bravo hasta que Pepe se llevó por delante a Suárez. La falta la botó Messi y Mathieu remató solo con Ramos completamente dormido.
El gol no cambió el rumbo del partido, ambos dominando a ratos, ambos buscando los espacios del rival. Y como suele pasar, el Madrid castigó el error del Barça. Perdona Neymar a un metro de Iker y en la jugada siguiente Benzema asistió a la perfección, de tacón, para que Cristiano batiera a Bravo.
Ahí se produjo el punto de inflexión. Los jugadores de Luís Enrique lamentaban la ocasión de Neymar, igual que en la ida la de Messi para hacer el 0-2, y el Madrid crecía, borrando la idea del equipo deshilachado que dejó contra el Schalke. Las estrellas blancas perforaban la defensa blaugrana una y otra vez mientras Rakitic e Iniesta se perdían en el ir y venir, con Mascherano saturado tapando huecos. El Madrid marcó un segundo gol, anulado por fuera de juego de Cristiano, y siguió atropellando a base de córners y llegadas sobre la portería de Bravo. El partido, bastante noble, llegó al descanso con el Barcelona pidiendo a Busquets a gritos y el Madrid pletórico, pero lamentando las ocasiones perdidas.
El comienzo de la segunda mitad no trajo cambios ni en los equipos ni en lo que se veía sobre el tapete del Camp Nou. El Madrid dominaba, se gustaba y achuchaba. Y en una de esas, Alves puso un balón perfecto para Suárez, que controló magistralmente y batió a Casillas por bajo, como el 9 puro que es. Cuando menos lo merecía encontró premio. El dos a uno provisional puso caliente el choque y en los quince minutos siguientes se produjeron golpes y polémicas. El Madrid se fue apagando y Neymar tuvo el tercero tras una jugada individual que mandó alta. Veinte minutos y todo por decidirse. Parecía más fresco el Barça pero con Bale, Cristiano y Benzema no se podía dar nada por hecho.
Siguió el Barcelona buscando el tercero, primero con un disparo de Messi y luego con otro fallo incomprensible de Neymar tras jugada del argentino. Por el camino salieron Varane, por un sobreexcitado Pepe, y Busquets, por Rakitic. Xavi hacía lo propio minutos más tarde entrando por Iniesta para poner más control en el juego culé. Y así era hasta que llegaba el cuero a Messi, activado en la segunda parte.
Tuvo otra Suárez, que se fue fuera, y Jordi Alba estrelló un mano a mano contra el pecho de Casillas. A partir de ese momento, un desconcierto en el que solo Messi supo poner la pausa que pedía su equipo aguantando el balón. Luís Suárez estaba agotado y el Madrid al completo era un «quiero y no puedo» que ni siquiera tuvo el arreón final clásico de los blancos. Y si llegó con vida fue gracias a la falta de acierto de Neymar y Suárez, y a una mano milagrosa de Casillas a tiro de Messi.
Al final, el gol del uruguayo fue decisivo en un clásico extraño, con idas y venidas. que hacía mucho que no veíamos. Ambos tuvieron su momento y, si bien el Barça se adelantó cuando menos lo merecía, desde el segundo gol tuvo ocasiones para ganar incluso el goal average. Ahora, el Barcelona se va a cuatro puntos de ventaja pero el Madrid sería campeón en caso de empate.