Tenían una cita con el diván en el ducado de Luxemburgo y la terapia salió bien. Goleó España y se sacudió miedos, nervios y gafes en una terapia intensiva a base de goles que deja en cuarentena los problemas, al menos hasta la próxima cita. Pero también ganó Eslovaquia, de modo que sigue a la cabeza del grupo C; eso sí, tendrán que venir a España a afrontar el partido de vuelta de la liguilla y ese puede ser un tratamiento de clavos para los osados eslovacos. La venganza se sirve en plato frío y las revanchas siempre terminan llegando.
Lo cierto es que España ganó y convenció, demostrando que cuando juegan los mejores por detrás y por delante, todo resulta mucho más sencillo. Un portero seguro, una defensa solvente, fluidez en el centro del campo y el empuje ofensivo son las claves que resolvieron con suficiencia un trámite ligero ante una selección de medio pelo como la luxemburguesa. La victoria corrobora además el arsenal goleador con el que cuenta nuestra selección y que se verifica en el dato de que marcaron cuatro futbolistas distintos (Silva, Alcácer, Costa y Bernat).
Todos para Costa y Costa para todos
Después de la humillante derrota contra Eslovaquia, Del Bosque se vio obligado a pulsar varias teclas para reiniciar las conexiones del equipo. Empezando por su tecla preferida: hubo cambio en la portería (De Gea por Casillas). También le dio la titularidad a Bartra, que formó la pareja de centrales junto a Piqué; premió el gol de Alcácer al sacarlo de inicio, mientras que Carvajal ocupó el lugar de Juanfran en la banda derecha. Entre tanto cambio fue uno que repitió del once del pasado jueves el que protagonizó las acciones más peligrosas de la selección española, Diego Costa.
La primera parte fue un todos para Diego Costa y Diego Costa para todos. Para acallar las voces de los detractores del delantero del Chelsea, sus compañeros de la selección buscaron en todo momento al hispanobrasileño ya fuera a través de pases en largo, centros desde ambas bandas o balones filtrados al desmarque de este galgo del área. Hasta ocho llegadas de claro peligro se fabricó Costa en el primer tiempo: especialmente clara fue la que tuvo tras quedarse mano a mano ante Joubert y que envió fuera al más puro estilo Julio Salinas. El delantero se fajó de manera incansable contra los zagueros de Luxemburgo en una muestra intachable de pundonor y compromiso. Pero el gol se le resistía al de Lagarto, desesperado por su falta de puntería. Su zamarra casi paga los platos rotos y los goles perdidos.
Más fácil lo tuvo David Silva para hacer diana, pues marcó en su primer intento. Philipps despejó otro balón que buscaba a Costa y el esférico le llegó en posición franca al de Arguineguín para controlar y fusilar de potente zurdazo cruzado. Golazo de Silva demostrando que no hace falta ser delantero para marcar goles y la prueba es él, que ya lleva 22 con La Roja (ya es el segundo no delantero en el ranking goleador, sólo superado por Hierro). Lleva bastantes menos goles Paco Alcácer, autor del segundo gol ante Luxemburgo, un delantero con la pólvora mojada que ya suma tres goles con España y ha marcado de manera consecutiva en 3 de sus 4 primeros partidos con el combinado nacional. Entre tanto desacierto de Costa, Silva y Alcácer se aliaron con el gol para encarrilar la victoria española antes del descanso. Hay presente y hay futuro.
Y Costa se sacó la espina
Con el marcador a favor, España lo tenía todo de cara para dominar por completo. Y así fue. Juego absolutamente controlado y goteo de ocasiones. Lo intentaron Iniesta y Alcácer sin acierto para alivio del combinado luxemburgués, que encontraba en la falta de puntería de los españoles su mejor argumento para venirse arriba. Falsa ilusión porque se toparon con una ordenada defensa y un portero solvente que no tuvo problemas a lo largo del partido para abortar los tímidos intentos de los locales.
Pero los focos seguían apuntando a Diego Costa porque no deja de ser llamativo que el pichichi de la Premier (8 goles en 7 partidos), no fuera capaz de estrenarse con España. Hasta 500 minutos acumuló en blanco el ariete del Chelsea, pero su insistencia se vio recompensada tras un barullo en el área que no supieron finalizar ni Piqué ni Busquets, pero sí el ex del Atlético, que fusiló con rabia para sacarse al fin la espina y estrenarse con su selección adoptiva. A los 512 minutos de su séptimo partido llegó el amanecer goleador con España de un hispano brasileño.
La holgada ventaja adquirida ofreció a Del Bosque la posibilidad de refrescar con tranquilidad al equipo, dando minutos a jóvenes con hambre como Rodrigo y Bernat. Entre estos dos diamantes, presente y pasado más reciente del Valencia, fabricaron el cuarto de la noche. Galopaba felina del actual delantero ché que concluyó con un estupendo balón al hueco para el lateral del Bayern Múnich y éste superó con mucha clase al guardameta luxemburgués para ser el primero español que marca en su debut internacional perteneciendo a la plantilla de un club extranjero. Debut feliz para Juan Bernat que puso el colofón a una noche feliz para la selección española, tan necesitada como andaba de una terapia de goles y buen fútbol.