Una de los aspectos positivos de La Vuelta a España en septiembre (finales de agosto también vale) es que resulta de pronóstico imposible. La fatiga con la que se acercan a ella los primeros espadas del pelotón se equilibra con la pujanza de jóvenes promesas que se aproximan por primera vez a una gran vuelta con ambiciones distintas al paseo. Si esto se adereza con un recorrido exigente del primer al último día y con una meteorología que puede varíar del mayor rigor del estío en el sur y en Levante a las jornadas frías y lluviosas del norte, tenemos todos los ingredientes para que lo que ayer parecía negro hoy sea blanco nuclear. No se preocupen, mañana volverá a cambiar el color. Por las cuestas de La Alpujarra casi enterrabamos al vencedor del pasado Tour, Chris Froome (Sky), cuando si una cosa siempre ha demostrado el keniata -gracias en nombre de la afición española- es que siempre viene a La Vuelta a competir. Hay que reconocer que después del fallido intento de Alberto Contador (Tinkoff) por hacerse con el doblete Giro-Tour, tiene que ser bastante motivante poder inscribir el nombre con letras de oro el mismo año en Tour y Vuelta y demostrar realmente quien manda en el planeta bici. La de cal se la llevó hoy Esteban Chaves (Orica), que por primera vez en una semana ha visto que en realidad esto de triunfar en el deporte del pedal no es cosa sencilla aunque él lo hiciese fácil en un par de ocasiones por Andalucía. No lo entierren tampoco, que no ha perdido la sonrisa.
Pero si tenemos que hablar de alguien para quien las cosas no han cambiado de color en toda la semana más allá del trajín con los mallots de honor, éste es el holandés Tom Dumoulin (Giant). Con su victoria de hoy en la Cumbre del Sol se ha colocado líder con todos los favoritos a distancias en torno al minuto. Y ojo, que el triunfo de hoy no es de los de casualidad. Cuatro kilómetros brutales que han dado para ataques alternos de Alejandro Valverde (Movistar), Nairo Quintana (Movistar), Purito Rodríguez (Katusha), Chris Froome… muchos quilates. Andorra dará el miércoles otra vuelta de tuerca, pero no teman, por mucho que asuste el perfil de esa etapa, no será definitivo. El holandés también sonríe pensando en Burgos y sus 40 km contra el crono (a sus 25 ya luce una medalla de bronce en el mundial contrarreloj).
El fin de semana de Vuelta -del que salimos con todos los favoritos de los que hablábamos en Marbella en un pañuelo de 20 segundos- tuvo ayer otra jornada espectacular. El doble paso por el Alto de la Cresta del Gallo demostró que hay fómulas interesantes para los primeros días de carrera más allá del típico muro. Emoción, peligro, caídas, murcianos al ataque y victoria final en Murcia para Jasper Stuyven (Trek) al sprint de un reducido grupo, por cierto con la muñeca rota, lo que le hizo abandonar la carrera después de vencer. Quien se marchó igualmente para casa desde Murcia fue el eslovaco Peter Sagan (Tinkoff) tras sufrir un enganchón con una moto también en la etapa de ayer. Ciertamente es un incidente bochornoso y que debe ser evitado, pero tampoco caigamos en la tentación de hacernos el harakiri y pensar que estas cosas sólo suceden en la Vuelta a España. Seguro que recuerdan el brutal atropello por un coche neutro que sufrió Hoogerland en el Tour de 2011. Lances desagradables de carrera de un espectáculo donde están obligados a convivir y a entenderse ciclistas y vehículos a motor.