Cavendish conquista al sprint la tercera etapa y ya lleva dos en el presente Tour. Sagan sigue de amarillo. Jornada tranquila para Contador.

El apretado sprint final de Cavendish y Greipel hizo necesaria la foto-finish para verificar el segundo triunfo de etapa del británico en el presente Tour.
Tras la tempestad llegó la calma y a la tercera fue la vencida para el pobre Alberto Contador. No se cayó ni por la derecha como el sábado, ni por la izquierda como ayer; sencillamente no se cayó. Menos mal. Hubiese sido demasiado cruel y desgraciado. Para poner pie a tierra y no montarse en la bicicleta ni para ir de paseo por Pinto. Por fortuna para él, para todos sus seguidores y para el ciclismo en general, Contador se pudo pasear con el pelotón desde que abandonó Normandía vía Granville, pasando de los crustáceos a los paisajes y castillos del País del Loira. Una plácida jornada de deleite para el jefe de filas del Tinkoff, que sin embargo sigue luciendo el maillot amarillo en la figura de Peter Sagan, otro que vivió una jornada tranquila.
Para intriga la que hubo en el sprint final. Fue necesaria la foto-finish para verificar el segundo triunfo de Mark Cavendish en el presente Tour. El británico batió al alemán André Greipel por escasos milímetros y alcanza así su 28ª victoria en en Tour, empatando así con el francés Bernard Hinault, el segundo ciclista más laureado de la historia, solo por detrás del mito Eddy Merckx (34 triunfos).
El héroe de la jornada fue el corredor del Fortuneo-Vital Concept, Armindo Fonseca, un francés de 27 años que se escapó en el kilómetro 8 y permaneció en cabeza de carrera hasta que le alcanzó su compatriota, el veterano Thomas Voeckler (37 años), en el kilómetro 141. Fonseca llegó a tomar una ventaja de 11 minutos sobre el pelotón y estuvo escapado durante 225 kilómetros.
A falta de 8 kilómetros y tras darse varios relevos con Voeckler que le permitieron mantener el oxígeno, fue engullido por el gran grupo. Deberían haberle dejado ganar y, de postre, haberle regalado una caja de bombones en reconocimiento a su hazaña e incluso al pase de Francia a semifinales de la Eurocopa. No fue así, ya sabemos todos cómo es la lógica del deporte y al final llegaron al sprint. Para el bueno de Armindo Fonseca queda el gran premio de la épica y el reconocimiento de los esforzados cronistas de la ruta.