El Sporting no encaja ningún gol en Los Pajaritos pero se muestra incapaz de superar el entramado defensivo del Numancia
Alejandro Rozada (@alexrozada)Se ha hablado tanto de que el Sporting tenía que echar el candado a su portería que el día que, por fin, se blindó en defensa se quedó a cero en ataque. Desde la plácida victoria del pasado 18 de mayo en Chapín ante el Xerez (0-2), el equipo gijonés tuvo que lamentar goles en su contra en todos y cada uno de sus desplazamientos (2 en Huesca y 2 en Miranda de Ebro la temporada pasada; y 1 en Huelva, 2 en Ponferrada y 3 en Vitoria esta campaña). Lo cierto es que al fin se pudo aprobar la asignatura pendiente del blindaje defensivo y es un dato alentador, pero el optimismo se corta de raíz al reparar en el escaso bagaje ofensivo mostrado ante el Numancia. Y eso que los hombres de Sandoval atacaron en superioridad numérica durante la mayor parte del segundo tiempo por la expulsión de Regalón en el minuto 65. Pero ni por esas, el Sporting fue un equipo romo e inoperante en labores ofensivas y se aferró en exceso a los balones colgados al área fiando su suerte al olfato goleador de Lekic y Scepovic. Ni uno ni otro, y esto es noticia, porque el flamante artillero sportinguista tuvo la pólvora mojada por segunda salida consecutiva.
Desde el triste descenso de la temporada 2011-12. el Sporting no carbura igual que en los años felices del Preciadismo. No es una perogrullada. Eso se nota en los desplazamientos, donde el motor baja las revoluciones y la máquina se cala. Ocurrió sin ir más lejos la temporada pasada. Solo se ganaron cinco partidos lejos de El Molinón, lo que guarda una estrecha relación con la endeblez defensiva y la falta de pegada ofensiva. Daremos por seguro que no estamos ante un problema de adaptación de los futbolistas a los recovecos de la Segunda División. Poco tiene que ver la plantilla de este año con la de la temporada pasada y mucho menos con la del descenso. Si decíamos ayer que Sandoval debería corregir los problemas defensivos, mucho nos tememos que al de Humanes le tocará repasar conceptos ofensivos esta semana. Porque si no es la defensa es el ataque, pero el cantar de la irregularidad a domicilio sigue vigente y va camino de convertirse en el pan nuestro de cada jornada durante esta segunda campaña en la división de plata.
En Los Pajaritos hubo muy poco fútbol. Al Sporting se le mojó la pólvora de Scepovic y, a falta de ese maná ofensivo, el juego se secó. La defensa sostuvo al equipo durante todo el partido y en ello tuvo mucho que ver la reaparición de Mandi, que facilitó la salida de balón desde atrás y se compenetró bien con Bernardo en las coberturas. El tembleque no desapareció del todo y hacía acto de presencia en la defensa de los peligrosos centros de Julio Álvarez. En una de esas jugadas, el Numancia reclamó penalti de Mandi a Enrich, que se dejó caer al notar el agarrón del canario. Hasta Cuéllar también tembló en dos balones colgados al área acrecentando la sensación de desconcierto de la zaga. El nerviosismo atrás es uno de los principales males que afectan a este equipo, que no pudo ni sacar partido de la doble amonestación que le costó a Regalón una justa expulsión. Sandoval intentó refrescar con las entradas de Lekic, Carmona y Cases al campo, pero ninguno de ellos fue capaz de adecentar el juego del equipo, demasiado romo y falto de ideas, lo que se tradujo en que el Sporting se quedó a cero por segundo deplazamiento consecutivo. Lo peor es que ni por esas ni en superioridad numérica renunció Sandoval al dichoso doble pivote formado por López Garai y Bustos, algo que mandó a Nacho Cases hasta la posición de mediapunta, donde pierde visión de juego y proyección ofensiva al estar demasiado cerca de la portería rival.
Incluso pudo perder el partido en la última jugada del partido por provocar una inocente falta en la banda derecha, con el enésimo centro de Julio Álvarez y un cabezazo de Gaffoor que se marchó por escasos centímetros a la izquierda de la portería defendida por Pichu. Empate a cero final que, si prevalece la media inglesa, cobrará especial valor ganando la próxima semana al Jaén en El Molinón. Será una buena ocasión para calibrar la dependencia real de Scepovic, que se perderá la cita porque tiene un compromiso obligatorio con su selección, Serbia. De momento, quedémonos con lo bueno, el equipo se queda con 15 puntos, asentado en los primeros puestos y con un buen ritmo de ascenso.