
El Sporting terminó empatando frente al Rayo Vallecano después de adelantarse por dos veces en el marcador.
Si decimos «Yo confieso», nos podemos referir al nombre de una película, a una novela e incluso a una oración relogiosa. Pues no, no nos referimos a nada de eso. Nos referimos a la confesión obligada que debemos de hacer en esta ventanilla porque, hace menos de una semana, en esta parroquia valoramos como bueno el punto que sumó el Sporting frente al Deportivo. Ahora toca confesar que no. Ese empate no era bueno… Era peligroso. Y engañoso. No lo escribimos en mayúsculas, ni acompañamos estas líneas con un rótulo exclusivo a modo de atrezzo. Ni somos líderes, ni vamos de serlo; eso sí, el ilustre lector puede leer estas líneas con la voz que le convenga, incluso con la de cierto ilustre presentador. En cierto modo, podemos decir que hemos quedado retratados. Nos delata nuestro sportinguismo en vena, posiblemente. Sin embargo, eso no nos impide reconocer como malo el resultado de este viernes, que a su vez resta valor al punto sumado el pasado sábado. Así no.
Dos empates consecutivos en casa nunca pueden ser una buena noticia, menos aún en la delicadísima situación que atraviesa el Sporting, rozando los puestos de descenso. Menos todavía viendo que el equipo terminó fundido y pidiendo la hora, totalmente a merced de un Rayo que más parecía el Rayo de Múnich que el Rayo Vallecano. Se merecieron llevarse los tres puntos de Gijón y quien diga lo contrario, miente. No se pueden negar las evidencias. Otra cosa es el concepto que tenga cada cual de las exclusivas y, tal vez, vender como bueno el empate de este viernes y decir que el Sporting se mereció ganar forman parte de una sesuda operación de marketing periodístico a favor de obra.
No se te puede ir de las manos un partido en el que te adelantaste por dos veces en el marcador. Y menos todavía viendo las diabluras de Jony y Halilovic, la pareja de oro del Sporting, un par de muñecos diabólicos que son, a día de hoy, los mejores futbolistas del equipo. A cada cual con más mérito.
El de Cangas, que ya marcó en el partido de la primera vuelta en Vallecas. demostró por enésima vez que es un extremo zurdo a la vieja usanza, de los que ya no quedan en el fútbol, de esa rara estirpe que se limita a algo tan simple y a la vez tan complejo como encarar, desbordar, centrar, combinar y disparar. Hablan los más veteranos del Gijón futbolístico de un tal Enzo Ferrero que, en su momento, levantó a El Molinón con sus cabalgadas por la banda. Pero los más noveles nos remontamos a Diego Castro para recordar a un extremo que hiciera disfrutar y pusiera en pie al sportinguismo. Unos años después ha aparecido Jony Rodríguez que, por encima del insoportable ruido que le rodea, está empeñado en constituirse en una versión mejorada de estos dos mitos sportinguistas. El problema es que cada partido que le vemos con la elástica rojiblanca le queda uno menos, porque los rumores de su marcha son incesantes, incluso ya se habla de que lo tiene cerrado con algún equipo andaluz. Rumores aparte, es un lujo que este pedazo de futbolista defienda la camiseta del Real Sporting. Como también es un lujo tener por Gijón a Alen Halilovic, una de las mayores perlas del fútbol mundial. Veremos dónde están ambos de aquí a un año.
Lo que habrá que ver, sobre todo, es dónde estará el Sporting dentro de 365 días. Porque no pierde, de acuerdo, lleva cuatro partidos seguidos sin perder (victorias frente a Real Sociedad y Valencia, empates contra Deportivo y Rayo Vallecano); el problema es que la importancia del punto sumado el sábado pasado se iba a medir este viernes contra el Rayo en el duelo que abrió la 24ª jornada. Y no nos deberíamos de llamar a engaños por este empate, el segundo consecutivo. Porque había que ganar sí o sí a un rival directo en la lucha por la permanencia; para empezar, por aquello del goal average, que tienen a su favor los de Vallecas desde el 2-1 de la ida.
Remitiéndonos a lo ocurrido este viernes en El Molinón, al Sporting se le pusieron las cosas muy de cara desde que Quini, como no podía ser de otro modo llamándose así, le regaló a Guerrero el primer gol. La ventaja pudo ser mayor al descanso, pero empató Miku y obligó a un sobreesfuerzo para volver a ponerse en ventaja antes del intermedio gracias a la ilimitada sociedad Jony-Halilovic, que terminó reentabilizando el croata, autor del segundo gol. Recomendamos a los haters de Jony, esos que le llaman gordo y le mandan directamente a la grada, que vean su acción en esa jugada a ver si así reconsideran lo suyo. El partido no acabó aquí, siguió en el segundo tiempo y genialidades de Jony al margen, lo terminó empatando otra vez el Rayo por mediación de Jozabed.
Tienen motivos los rayistas para volver contrariados a Madrid porque deberían regresar con los tres puntos tras el torrente de fútbol que mostraron en el segundo tiempo, con mención singular para los disparos a la madera de Embarba y Trashorras. Les parecerá a los jugadores y seguidores del Rayo Vallecano claramente insuficiente el punto sumado este viernes en Gijón, a pesar de llevar cinco partidos sin perder, con una media de dos goles en cada uno de ellos. Ese punto de inconformismo que caracteriza al conjunto de Paco Jémez debería trasladarse a Gijón.
El Sporting está luchando por lo mismo que el Rayo, por mantenerse en Primera, y con un mísero punto a duras penas podrá despegarse del pelotón de cola. Ahora se quedará a merced de los resultados que se produzcan a lo largo del fin de semana en los partidos de sus rivales directos y a la vuelta de la esquina está la visita del dentista, el Fútbol Club Barcelona, que llegará a Gijón el próximo miércoles para solventar por la vía rápida el partido que le quedó pendiente por el Mundial de clubes. Esperemos que el Sporting no tenga que volver al descenso en cuestión de días para que se deshaga así esa nube de conformismo que rodea a la entidad, aunque difícil lo vemos. Llevamos más de 20 años viviendo en la inopia.
Jony se lució en el primer tiempo
La primera noticia del partido volvió a estar en la alineación de Abelardo. Además de la presencia de Guerrero en la punta del ataque, en sustitución del lesionado Sanabria, Halilovic empezó en el banquillo. El croata fue suplente por cuarto partido consecutivo, resultando bastante sorprendente después de que Dani Ndi fuera duda hasta última hora por una sobrecarga muscular. Fue precisamente el camerunés objeto del primer revolcón del partido por parte de un Quini que salió bastante pasado de revoluciones. El lateral derecho del Rayo empezó como un flan y eso se reflejó en la jugada del primer gol del partido, a los cinco minutos.

Jony, que ya lleva cuatro asistencias en la presente liga, fue el más destacado del Sporting contra el Rayo.
Con toda la ventaja para él, inexplicablemente, Quini se complicó demasiado a la hora de ceder atrás un balón largo que buscaba la subida de Jony por la banda izquierda. El lateral rayista no miró a su portería en el momento de cederle el balón al guardameta Juan Carlos y se benefició Guerrero, que andaba por allí, de su indecisión y temeridad defensiva. El delantero toledano no desaprovechó el regalo y marcó su segundo gol de la temporada (el primero lo firmó contra el Granada, también en El Molinón, en la 8ª jornada y supuso un empate agónico en el descuento).
Tras el revolcón inicial y recibir otra tarascada en el centro del campo, Dani Ndi dijo basta y abandonó el terreno de juego. Por su propio pie, pero cojeando ostensiblemente. A los ocho minutos llegó el primer cambio del partido y el camerunés cedió a Halilovic su posición en el campo. La retirada prematura de Ndi reveló bien a las claras que Abelardo se precipitó al sacarlo de inicio después de ser duda por sus molestias musculares. Al técnico gijonés le ocurrió algo parecido a lo que le pasó al Cholo Simeone cuando alineó a Diego Costa como titular en la final de la Liga de Campeones de Lisboa de hace dos años y el hispano-brasileño se tuvo que retirar, reventado, a los diez minutos. Incluso los entrenadores más precavidos pueden pecar de temerarios en alguna ocasión.
El partido se fue convirtiendo en un campo de minas conforme avanzaban los minutos. La lluvia que caía incesantemente sobre Gijón enjabonó el césped y eso dificultaba de manera notable a los futbolistas. Especialmente lo padecieron Luis Hernández, que tuvo problemas en su tobillo izquierdo, y Vranjes, que salió malparado de un choque con Bebé. Pero los defensas del Sporting pudieron seguir en el rectángulo de juego y no tuvieron mucha faena en el primer tiempo, salvo los agobios ocasionados por la lluvia y el estado del césped. Ya sea en seco o en mojado, hay dos futbolistas que atesoran mucho fútbol en sus botas: Jony y Halilovic. Suyas fueron las mejores acciones del primer tiempo, especialmente del asturiano, que no dejó de encarar y de colgar balones desde la banda izquierda.
Cuando parecía que el Sporting tenía totalmente controlado el partido, e incluso el segundo gol estaba al caer, a cinco del descanso, el Rayo cazó una contra fulgurante que nació de las botas de Jozabed a la altura de la separadora de ambos terrenos de juego, su pase interior buscaba la carrera de Pablo Hernández y éste se la puso en bandeja a Miku para que marcara el empate. Cuatro partidos consecutivos lleva marcando este delantero, el primer venezolano que lo consigue en nuestra liga, igualando además a Hugo Sánchez (1993-94) y Bolic (2001-02). Tras este gol, los de Paco se animaron, incluso el bueno de Quini colgó un peligroso balón al área que hizo dudar a Cuéllar y tuvo que sacar Vranjes a duras penas.
Pero el partido estaba loco, era una montaña rusa de emociones y goles. Y el Sporting estaba cómodo subido a ese torbellino. Con Jony y con Halilovic en el campo se lo puede permitir. Fueron precisamente ellos quienes se inventaron el segundo gol de los rojiblancos. Arrancó Jony hasta el área, volvió a romper a Quini, esperó por la llegada de Halilovic y sacó finalmente un pase de la muerte magistral, su cuarta asistencia en esta liga, para que el croata controlara desde el suelo y de esta guisa, a ras de césped, sacara un disparo que batió a Juan Carlos. Volvió a marcar Halilovic, que no lo hacía desde el pasado 1 de noviembre cuando firmó el gol de la victoria ante el Málaga, y lleva ya tres goles en el presente campeonato.
El Rayo dominó en el segundo tiempo
Ya desde la entrada de Iturra por un Quini que estaba completamente desbordado y condicionado por la amarilla que provocó Jony, se apreció claramente que el Rayo no se resignaba e iba a buscar con ímpetu el empate y, por qué no, la victoria en El Molinón. Tito ocupó su lugar en el lateral, Llorente pasó al centro de la zaga y el propio Iturra formó el doble pivote rayista junto a Trashorras. El cambio de piezas modificó totalmente la cara del Rayo, que pasó a ser el dominador claro del juego. El Sporting seguía llevando peligro por la banda izquierda gracias fundamentalmente a Jony, gozando de ocasiones tan claras como la que tuvo Guerrero, estrellada en el cuerpo de Juan Carlos y cuyo rechace no supo embocar Carmona. A partir de ahí, el encuentro fue un monólogo rayista.
La entrada de Tito se notó y su presencia en el ataque empezó a ser constante. De sus botas nació el remate forzado de Jozabed que se marchó fuera y la dejada en el primer palo a Miku para que el venezolano acabara estrellando el balón en el lateral de la red. El campo estaba claramente volcado sobre la portería de Cuéllar y difícilmente iba a soportar el Sporting semejante asedio. Su ventaja no duró mucho porque, en el minuto 58, volvió a empatar el Rayo Vallecano. Esta vez fue obra de Jozabed, que tras anticiparse a Vranjes, por fin encontró recompensa a su ímpetu con la involuntaria colaboración del Pichu Cuéllar, eso sí. Volvió a cargar Tito por la derecha, su centro se lo comió el portero del Sporting y por el segundo palo estaba Jozabed para marcar su noveno gol en la Liga, que le convierte en el máximo realizador del Rayo empatado con Javi Guerra.
Contagiado por el ímpetu e inconformismo de su entrenador, el Rayo no se conformó con el empate. Y, por supuesto, por su mala situación clasificatoria, que le obligaba a sumar de tres en El Molinón ante un rival directo como el Sporting, que terminó a merced del conjunto vallecano. Eso se puede interpretar de varias maneras: por la calidad y el ímpetu de los hombres de Paco, por las malas condiciones meteorológicas o por una defectuosa preparación física. Suponemos que el resultado final será un cóctel de todo eso, con una pizca de buena suerte, que nunca está de más, y fue la que mandó a la madera el venenoso remate de Embarba desde el costado izquierdo y el cabezazo de Trashorras en la prolongación. Con estos mimbres, bueno es el cesto del empate, aunque por las razones ya expuestas al comienzo de esta crónica sería comprensible que la gente de bien del Gijón futbolístico vea el vaso medio vacío.
LA FICHA TÉCNICA
Real Sporting: Cuéllar, Vranjes, Luis Hernández, Meré, Isma López, Sergio, Rachid, Carmona (Menéndez, min.80), Ndi (Halilovic, min.9), Jony y Guerrero (Castro, min.69)
Rayo Vallecano: Juan Carlos, Quini (Iturra, min.45), Tito, Dorado, Nacho, Llorente, Trashorras, Jozabed, Pablo Hernández (Piti, min.81), Bebé (Embarba, min.69) y Miku.
Goles: 1-0 (Guerrero, min.5), 1-1 (Miku, min.39), 2-1 (Halilovic, min.45), 2-2 (Jozabed, min.58).
Incidencias: 21.987 espectadores en El Molinón. Terreno de juego blando y que ocasionó bastantes problemas a los futbolistas. Noche lluviosa en Gijón. Antes del partido, El Brujo Quini entregó una camiseta al cantante Víctor Manuel.