Por Carlos Oleagoitia (@oleagoicarlos)
A pesar de una aparatosa picadura, el italiano del Astaná retorna al liderato con una gran cuarta plaza en una dura crono que se anota Cancellara y en donde Valverde no cede tanto terreno como un atrancado ‘Purito’ Rodríguez
La naturaleza y los imprevistos que ésta provoca suelen ser también variantes muy a tener en cuenta en el ciclismo. Con una jornada de descanso previa a la crono que muchos ciclistas utilizaron para reconocer el recorrido, poco se imaginaba Nibali (Astaná) lo que le quedaba por vivir y sufrir: la mala suerte quiso que una avispa le pusiera, de un picotazo, la nariz como la bandera de Japón, tanto en rojo como en abultado. El ganador del último Giro no recibió permiso alguno de los médicos de la UCI para tratar la inflamación y el malestar por temor a un positivo, con lo que la previa de la etapa fue un calvario para el líder de los kazajos. No obstante, toda esta falta de descanso no pareció repercutir mucho en su desempeño, ya que con una cuarta plaza fue el primero de los de la general y puso tierra por en medio con todos sus rivales, sobre todo con un atascado ‘Purito’ Rodríguez (Katüsha), que a pesar de lo ondulado del recorrido, sufrió un retraso cerca del minuto y medio con don Vincenzo, lo mismo que el hasta hoy líder Horner (RadioShack), al que le pudieron los nervios y no rindió como de él se esperaba. Las sorpresas agradables fueron el irlandés Roche (SaxoTinkoff), que con su sexto puesto en la crono se queda a 33 segundos en la general, mientras que el murciano Valverde (Movistar) completó una gran actuación que le coloca ya tercero de la general y pudo haber mejorado su actuación si un pinchazo subiendo el puerto del día no lo hubiese impedido.
Todos los puntos intermedios cronometrados de esta undecima etapa reflejaron la lucha bipolar de los que se jugaban la etapa y de los que evitaban descolgarse en la general. Entre los primeros, solo se esperaba al suizo Cancellara (RadioShack) y al alemán Tony Martin (Omega), los dos grandes especialistas de la modalidad y este round fue para el helvético, que mandó al germano un serio aviso de cara al Mundial de dentro de unas semnas. Resultó una crono muy táctica y de regular esfuerzos, porque el asenco al Moncayo de tercera categoría en la mitad del recorrido obligaba a apostar por aguantar en la primera parte del día y vaciarse al final, en una rápida bajada. Con los últimos favoritos tomando la salida de dos en dos, el primer cronometraje estaba situado en el kilómetro 19 de carrera y en ese punto las ventajas no eran abismales, siempre con Cancellara (RadioShack) al mando pero con muchos ciclistas en un pañuelo de 20 segundos, mientras que al final de los 38 kilómetros el bueno de Fabian aventajó en 37 segundos a su archirival germano y por encima del minuto a los de la general.
Habiendo sido el champán de la etapa para el gran clasicómano suizo, la reacción alérgica que le puso la cara como un tomate no afectó al rendimiento de Nibali (Astaná), quien afronta la segunda parte de la Vuelta, con semana y media por delante, ya sin las ganas de desprenderse del maillot rojo, como le ocurriera en la primera semana de carrera. La duodécima etapa de mañana llevará a los corredores desde Maella a Tarragona en 164 kilómetros en una jornada que paulatinamente irá descendiendo hasta alcanzar de nuevo el nivel del mar y que será un oasis para los escapados, mietras que a dos días vista de los temibles Pirineos los corredores de la general optarán por reservar esfuerzos y recargar las pilas. A destacar la leve pendiente, apenas perceptible, del kilómetro final, que con las fuerzas tocadas ya mediada la Vuelta, puede hacer que llegue hasta meta alguna fuga.