A la segunda no fue la vencida de la equipación «amarillo McDonald’s» del Sporting. En Riazor fue talismán, pero no en Vallecas. No es por cargar las tintas, pero antes que culpar a Abelardo, Bernardo e incluso al colegiado, nosotros preferimos achacarle la responsabilidad de la derrota a las pintas que nos lleva el equipo de vez en cuando. Tienen mucha manía los jerarcas de los clubes de innovar con las equipaciones de los equipos, otra moda absurda del fútbol moderno, como si quisieran congraciarse con las multinacionales a costa de perder identidad propia. Pudiendo apostar por el rojo o por el verde sidra, ¿qué necesidad hay de presentar una camiseta de color mostaza que nada tiene que ver con la historia del Sporting? Penalidades de la moda futbolística, que intenta consagrar el márketing por encima de los valores estrictamente deportivos. El fútbol ha de ser otra cosa.
El fútbol debe ser algo más parecido al disputado espectáculo que se vio sobre el césped de Vallecas. Un partido disputado, emocionante y entretenido que tuvo casi de todo: lesiones, expulsiones, goles y emoción a raudales. Se saldó con una victoria por la mínima del Rayo Vallecano, aunque el Sporting dio la cara y pudo mantener el tipo en inferioridad numérica. A la expulsión de un intocable como Bernardo se le sumó la lesión de un jugador tan importante como Sanabria que, sumado a las rotaciones, totalmente prescindibles de hombres clave como Sergio Álvarez y Nacho Cases, hicieron perder identidad al equipo, que aún así supo aguantar atrás y atacar con brío a un conjunto tan experimentado como el de Paco Jémez.
Fue una derrota comprensible a la vista de los acontecimientos vividos en Vallecas. El Sporting fue superior en la segunda parte a pesar de jugar con un hombre menos y el Rayo no fue capaz de imponer su superioridad para conseguir una victoria más holgada. Concedió el gol de Jony y casi concede algo más si el arbitro, el inefable Vicandi Garrido, que nunca será hijo adoptivo de Gijón, no se llega a hacer el orejas antes de sancionar una mano flagrante de Amaya dentro del área local. Ahí pudo estar un empate heroico, con sabor a la más inesperada victoria, que hubiese puesto el colofón a la loable resistencia vallecana del Sporting. Finalmente se perdió por segunda vez en la temporada, pero si el Sporting sigue siendo fiel a sus valores intrínsecos, no tendrá problemas para mantener la categoría. El domingo, contra otro recién ascendido como es el Betis, en El Molinón, nueva ocasión de poner tierra de por medio con la zona peligrosa.
Todo cambió en dos minutos
Volvió a sorprender Abelardo con una alineación llena de cambios, empezando por la defensa. Debutaba en Primera División Jorge Meré, uno de los héroes del pasado Europeo sub 19, en el centro de la zaga, una línea en la que también llamaba la atención la presencia de Luis Hernández en el lateral derecho, la posición habitual de Lora. También se presentaron novedades en la medular: Omar Mascarell y Rachid, otro debutante en la máxima categoría, en el doble pivote, y el regreso de Jony a la posición de interior izquierdo, que en Riazor ocupó Álex Menéndez.
Al que no le afectan las rotaciones es a la perla croata, Alen Halilovic, que empezó a asumir protagonismo en cuanto empezó el partido. Trazó sus habituales diagonales de derecha al centro, sorprendiendo a cuantos rivales se cruzaban a su paso, y culminó con un disparo venenoso que le llegó como un conejo a Toño y este se lo sacó de encima como buenamente pudo. Es lo que tienen los trucos de magia del pequeño genio de Dubrovnik, cada vez más determinante en el esquema de juego del Sporting.
Si la primera ocasión con peligro corrió a cargo del Sporting, las llegadas de Bebé por la banda derecha del Rayo constituían la principal vía ofensiva del conjunto madrileño, aunque Canella, Meré y Bernardo abortaban todas las intentonas del portugués. Continuamente buscaba el Rayo la opción de los centros laterales, pero daban más sensación de peligro que creaban peligro real. El guardameta Alberto era un espectador más, no entraba en juego y se limitaba a contemplar el desarrollo del juego. Todo lo contrario que su colega Toño, al que volvió a inquietar un disparo de Jony, en jugada de estrategia que inició Halilovic a la salida de un córner, desde la frontal del área pero que se marchó desviado por poco.
Solo para anticiparse a un balón en profundidad que buscaba la referencia ofensiva de Javi Guerra se exigió a Alberto, pero en líneas generales al Rayo le costaba acercarse a la portería del Sporting. Las malas noticias para los locales se agudizaron a raíz de la lesión de Pablo Hernández, que se quedó tendido en el terreno de juego con la mano en la parte trasera del muslo, tras intentar llegar a un pase de Jozabed. El castellonense dejó su sitio en el campo a Embarba, confiando en que el cambio sirviera de revulsivo ofensivo. Pero los locales estaban incómodos, no terminaban de encontrar el punto al partido y el Sporting, a base de intensidad, presión y verticalidad, mantenía muy bien el tipo. Hasta pasada la media hora no hizo el Rayo su primer disparo a portería y fue Bebé quien probó fortuna desde fuera del área con un lanzamiento que se marchó desviado por poco.
El partido dio un vuelco en dos minutos por obra y gracia de Bernardo Espinosa. El colombiano vio la primera amarilla por una falta sobre Llorente en campo rival y, acto seguido, se fue a la calle por cometer mano dentro del área tras un chut de Javi Guerra. Segunda amarilla y penalti claro que no desperdició un especialista como Trashorras, que inauguró el marcador engañando perfectamente a Alberto. No iba a concluir aquí el elenco de malas noticias para los sportinguistas. Sanabria se quedó paralizado en el terreno de juego por un choque con Amaya y se vio obligado a ceder su lugar a Lora, un cambio necesario para reforzar la defensa tras la expulsión del central colombiano. Lo mejor que le podía pasar al Sporting es que llegara cuanto antes el descanso; para evitar males mayores. El Rayo era el absoluto dominador y la volvió a tener en los últimos minutos del primer tiempo con una falta que chutó Rat y desvío Alberto cuando el balón se colaba pegadito a su poste izquierdo.
El Rayo perdonó; el Sporting aguantó
El segundo tiempo no iba a ser de adorno, ni mucho menos. Unos querían hacer sangre y otros lamerse sus heridas, de tal suerte que la batalla estaba servida. Golpeó primero el Rayo, marcó Javi Guerra. En su primer ataque del segundo tiempo, el delantero no desperdició un rechace de Alberto y definió a bocajarro culminando de la mejor forma la gran cabalgada de Embarba que dio origen al gol desde la izquierda. Parecía estar el asunto visto para sentencia cuando se equivocó Amaya en la salida de balón, su balón perdido lo recuperó Jony y el perdigón de Cangas se plantó rápidamente ante Toño, al que batió con tranquilidad. El Sporting se volvía a meter en el partido.
Siguió buscando el Rayo el gol de la tranquilidad a través de balones profundos para Bebé, pero no acababan de dar con la tecla. Mientras, el Sporting reclamó con razón penalti de Amaya, que tapó con la mano un disparo de Mascarell. Embarba se atrevió después con un impreciso disparo lejano y Abelardo quiso controlar mejor el partido dando entrada a Sergio por Rachid, que se había mostrado muy asociativo en su debut como titular en Primera División. El entrenador del Sporting sabía que, solo a través del control del juego y el refuerzo de una zaga en inferioridad, se podían frenar las acometidas de los locales y aumentar las opciones de equilibrar la balanza.

Luis Hernández, en la imagen imponiéndose a Rat, volvió a ser uno de los más destacados del Sporting.
Tenía un gran problema el Rayo. Ni el control del juego ante un rival replegado, ni las continuas llegadas en superioridad se traducían en el gol de la tranquilidad. Se sucedían sus llegadas, algunas más peligrosas que otras, pero no definían y eso aumentaba las opciones de un equipo rival fiado a la clarividencia de Halilovic, que firmó una de las mejores jugadas del segundo tiempo al ser capaz de salir con el balón controlado desde el costado diestro del área propia. La jugada del croata terminó frenada por Baena en la separadora de ambos terrenos de juego, pero quedó para la galería una nueva demostración del ingente talento del croata. El mismo Baena mandó a las nubes la sentencia, desperdiciando así otra buena entrada de Embarba desde la izquierda. Tanta ocasión desperdiciada alimentó las esperanzas visitantes y esas se manifestaron con la entrada de Carlos Castro al campo por Miguel Ángel Guerrero. Paco también se quitó cualquier corsé defensivo apostando por Manucho en lugar de Javi Guerra, autor del segundo y decisivo gol del Rayo.
Los cambios no se tradujeron en más modificaciones del marcador final. Lo siguió intentando el Rayo y aguantó el Sporting, que fue capaz de irse con una derrota por la mínima de Vallecas, a pesar de verse todo el segundo tiempo y parte del primero en inferioridad.