Gran partido entre dos clásicas del fútbol mundial
Neymar, otra vez decisivo, acumula un bagaje de tres goles en tres partidos
Se acerca la deseada final entre la canarinha y la selección de Del Bosque
Adrián Anet (@adri91r) y Alejandro Rozada (@alexrozada)
España también jugaba este clásico de selecciones. Los de Del Bosque siguieron con mucha atención un partido que marcará su futuro en la Copa Confederaciones. Ganó y goleó Brasil (4-2) a Italia, de tal modo que salvo inesperada y rocambolesca sorpresa, la selección italiana será nuestra rival en semifinales. Al tiempo, de cumplirse los pronósticos más racionales, se allana el camino hacia la final entre Brasil y España del día 30 de junio en el renovado estadio de Maracaná. El partido más deseado pondría el mejor broche a un torneo que, hasta la fecha, está sorprendiendo gratamente por el derroche goleador de los combinados que en él participan. Respiran la FIFA y sus gerifaltes cada vez que el balón besa las redes.
Brasil volvió a ganar, lo que le garantiza el primer puesto de su grupo. Misión cumplida de los anfitriones. De nuevo Neymar tiró del carro. El fichaje del verano está empeñado en lucir sus poderes ante el planeta futbolístico y qué mejor manera de ilustrar su currículo que con partidos como los que se está marcando en esta Confecup. A los cracks se les pide que jueguen y hagan jugar a sus equipos, y eso es lo que está haciendo Neymar en un torneo que le viene como anillo al dedo. Para golear ya está Fred, que con sus dos goles de hoy ha justificado en buena medida por qué es el 9 de esta contundente selección brasileña. A Italia, por contra, la han dejado muy mermada las bajas de Pirlo por lesión y De Rossi por sanción. Aún así, y en un nuevo alarde competitivo que demuestra el carácter ganador de la scuadra azzurra, plantó cara a la canarinha, que tuvo que fiar su victoria a la efectividad de sus atacantes. Mal hará la selección española si se duerme en los laureles y se hace ilusiones con repetir la goleada de la pasada final de la Eurocopa.
Solo una variación presentó el once de Scolari con respecto al último partido. Entró Hernanes por Paulinho en el centro del campo. De tal modo que el once quedó conformado por los siguientes hombres: Julio Cesar de guardameta; Alves y Marcelo en los laterales, Thiago Silva y David Luiz como centrales; un doble pivote formado por Luiz Gustavo y Hernanes; por delante, la magia de Hulk, Oscar y Neymar; Fred, constituido en gran baza ofensiva.
Por las ausencias ya mencionadas de Pirlo y De Rossi, a Prandelli no le quedó más opción que presentar un equipo apañado con lo que tenía. Y como no es poco el fondo de armario de los italianos, formó con Buffon bajo palos; Abate, Bonucci, Chiellini y De Sciglio en defensa; Aquilani y Montolivo en el centro del campo; Candreva, Montolivo y Diamanti en la mediapunta enganchando con Balotelli en la punta del eje ofensivo.
Noventa minutos de puro fútbol
Tres minutos les bastaron a los anfitriones para arrollar y mandar contra las cuerdas a Italia, encerrada en su propia área por el empuje, juego y garra de los brasileños. Un disparo de Hulk y otro de Óscar, además de un córner que botó Neymar sin éxito, inquietaron a Buffon. A partir de este gran arreón brasileño, el partido discurrió por un terreno de calma chicha, que posibilitó que el juego estuviera controlado por Italia aunque no llegó a inquietar demasiado a Julio César. Los primeros 45 minutos también estuvieron marcados por los contratiempos en forma de lesiones. En Italia se retiraron Montolivo y Abate dando paso a Giaccherini y Maggio; en Brasil se tuvo que marchar David Luiz y Scolari tiró del fondo del cajón defensivo para sacar a Dante. En los últimos minutos, cuando ya se daba por hecho que se llegaría al intermedio com empate sin goles, se produjo una falta en el costado izquierdo del ataque carioca, la botó Neymar y remató Fred de cabeza, Buffon respondió con una gran parada, pero el rechace le llegó a Dante para controlar con comodidad y rematar a gol. En el descuento del primer tiempo, esa franja que tradicionalmente tan bien se les da a los italianos, Brasil dio el golpe y encarriló la victoria.
El gol espoleó de tal manera a la canarinha que afrontó el segundo tiempo a tope de revoluciones. Fue un espejismo, porque a los seis minutos de la reanudación tuvo lugar una de las jugadas más bonitas del torneo. Balotelli habilitó con un sublime taconazo a Giaccherini, que entrando desde la derecha, soltó un potente disparo cruzado para batir a Julio César. Inesperado empate de Italia, que no se resignaba a ser un trámite. Pero Brasil tampoco levantó el pie del acelerador. Reaccionó rápidamente, liderada por Neymar, víctima y verdugo de la falta que le hicieron en la frontal del área. El ex del Santos tiró de credenciales para botar el lanzamiento y de su calidad para superar la barrera y la estirada de Buffon, sorprendido en su propio palo, un fallo sorprendente en un portero de su talla, hipnotizado quizás por el embrujo de la verdeamarelha. Otro golazo de Neymar, que no se ha ido de vacío de ningún encuentro. Hasta el momento, 3 de 3. Si mantiene esta efectividad goleadora en el Barcelona, Messi y él pueden ser las mayores pesadillas de los porteros y defensas de la Liga española.
Estaba muy animado el partido, sin un dominio claro por parte de ningún conjunto, de tal modo que no dejaron de llegar los goles. Reencontrándose con su mejor estado de forma, Marcelo, en el minuto 66, sirvió un magnífico pase largo al pie de Fred, que marcó de gran disparo. Esta vez le tocaba reaccionar a la Azzurra y como no puede ser de otro modo tratándose de una campeona del mundo, reaccionó con celeridad. A la salida de un saque de esquina, como si fuera el camarote de los hermanos Marx, nadie de Italia acertó a rematar, nadie de Brasil a despejar, y en este manicomio apareció Chiellini para pegarle muy duro al balón y recortar distancias. Italia no estaba fuera de juego, ni mucho menos, soñaban con el empate y lo buscaron con encomiable fe. Ya le habían marcado dos goles a la canarinha, lo que no había conseguido ninguna selección en este torneo, y no renunciaban al primer puesto del grupo. Su gozo en un pozo. Se interpuso nuevamente Fred en sus ilusiones y, como buen rematador que es, cerró el marcador cazando un rechace en el área.
La pegada de esta europeizada Brasil ha podido hasta con el catenaccio del siglo XXI. Esta renovada Italia de Prandelli, que mantiene el nervio competitivo de siempre pero con una apuesta por el juego coral muy atractiva para el espectador, tendrá su reválida este jueves contra España, una cita ideal para sacarse la espina de la final de la última Euro. Mientras, todo es felicidad en Brasil, que evita hasta la final a la doble campeona de Europa y vigente campeona del mundo. Futbolísticamente hablando, claro está, porque el tema político, económico y social en este país es otro cantar, tal y como demuestran las importantes manifestaciones que recorren las calles brasileños en estos días.
Japón y Mexico, que llegaron eliminados a la última jornada de la fase de grupos, se despidieron del torneo con una victoria (1-2) de la Tricolor.