El italiano, atestado de confianza tras ganar el domingo en el Galibier, otorga al Movistar la cuarta victoria del presente Giro ganando un pulso titánico al pelotón
Carlos Oleagoitia (@oleagoicarlos)
Cuando se está de que sí y enrachado, hasta las victorias más inverosímiles pueden acabar por caer. La que a priori iba a ser una etapa de transición y apta para un sprint masivo, siguió los pasos de una tercera semana de carrera alocada, en la que cualquier tachuela o trazado revirado es capaz de poner en jaque las fuerzas de los gregarios que salían en busca de brindar una ‘volatta’ a sus hombres rápidos. Y si a la escasez de fuerzas por controlar tanto salto continuo se le suma un ciclista en estado de gracia y rebosante de poderío como el italiano Viconti (Movistar) el resultado es unos vibrantes kilómetros finales que evidenciaron la falta de argumentos del gran Cavendish (Omega) en el momento en que la cosa se empine.
La decimosétima etapa del Giro presentaba poco más de 200 kilómetros con final en Vicenza, a los pies de los temibles Dolomitas que en los próximos días deberan surcar los valientes del pedal. Con un puerto de cuarta categoría, el Crosara, situado a unos 15 kilómetros de meta, pocos dudaban de que tal subida iba ser suficiente para impedir una llegada en grupo. Los escapados del día, entre los que destacaba el colombiano Rubiano (Colombia) como el más insistente, habían sido cuatro corredores que fueron cazados a tiempo por el pelotón, que pronto empezó a tomar las medidas a la carrera para poder plantarse juntos en la recta final. Pero no contaban con un viejo artista de esto del ciclismo como Di Luca (Fantini) que encendió la mecha y se llevó a Visconti (Movistar) soldado a su rueda para ver como en los kilómetros finales el pupilo de la escuadra navarra administraba a base de un rodar inteligente los suficientes segundos para lograr su segunda etapa en esta edición y la cuarta de su equipo, algo sumamente meritorio.
Los favoritos apenas se dejaron ver más que para hacer acto de presencia en las posiciones delanteras en los últimos kilómetros y los kazajos del maglia rosa Nibali (Astaná) apenas tuvieron trabajo. Samuel Sánchez (Euskaltel) se mostró ciertamente inquieto pero sigue sin cazar la bajada y escapada buena para dejarse lucir. Y tras la tirada de póker de hoy, mañana se dará inicio a un tríptico brutal en las Dolomitas que tanto adoran los tiffosis en pos de reventar a los ciclistas con esfuerzos sobrehumanos con la disputa de una cronoescalada de 19,4 kilómetros al Polsa, un puerto con hasta 10% de pendiente máxima y que puede servir para que el italiano Nibali (Astaná) sentencie definitivamente el Giro, si es que no lo está ya.