Alberto Arauz (@Arauz84)
Resulta difícil contemplar paisajes de la belleza y espectacularidad que nos ha regalado hoy el Giro. En la visita al país vecino, los alpes franceses han recibido a la carrera con un espeso y hermosísimo manto blanco que hacía las delicias del espectador pero que congelaba el cuerpo de los ciclistas. El mítico Galibier aunque en una versión light por culpa de la nieve, sería el incomparable marco donde finalizaría la etapa.
La carrera se lanzó en el primer descenso del día. Di Luca, Gesink, Visconti o Rabottini se la jugaban en pos de la victoria. Con el Giro bastante encarrilado, Nibali y el Astana controlaban con placidez y autoridad en el ascenso al col del Telegraphe. Ya en el Galibier, un ataque de Samuel revolvió por fin el gallinero. El asturiano lo intentó más con el alma que con fuerzas, pero su demarraje supuso un efecto dominó que contagió a las grandes. Primero lo probó Nibali, luego lo intentó Evans, por último llegó el latigazo de Betancur que a la postre ganaría un puñado de segundos.
La pelea por la gloria hablaba hoy italiano. Con Gesink volviendo a mostrar su cara decepcionante, Visconti desafiaba a las rampas y a la copiosa nevada que hacía de su escalada un ejercicio de épica. Ni Rabottini ni el acelerón final de los favoritos, lograron arrebatar la bellísima victoria del ciclista de Movistar. Mañana día de tregua antes de la traca final.