El Sporting supera con lo justo de intensidad y juego a una Unión Deportiva Las Palmas que no gana fuera de casa desde la primera jornada al Valencia en Mestalla. Carmona saca petróleo de un fallo de Hélder Lopes (como en Leganés) tras una buena asistencia de Burgui. El equipo de los Fernández se queda a tres puntos del Leganés y se vuelve a encomendar a los béticos para mantenerse en Primera.
A esto hemos llegado, no nos engañemos. A depender del Real Betis Balompié. Por tercera temporada consecutiva y por cuarta vez con los Fernández en el palco. Después de una victoria gris ante Las Palmas, al ralentí y con el respetable de El Molinón al límite de su paciencia, el Sporting vuelve a depender del Betis para quedarse en Primera División. A tres puntos de la salvación, todo depende de lo que hagan los béticos el lunes contra el Leganés, el rival a batir para mantener la categoría. Las aspiraciones de quedarse en Primera del equipo de Javier Fernández dependen de un empate y, sobre todo, una victoria de los verdiblancos. Lo dejó dicho Antonio Maceda en su momento: “Esto es lo que hay”.
Antes de explicar cómo fue la pantomima de este sábado, pongámonos en antecedentes. Todo empezó en 1997, tres años después de que José Fernández, el patriarca del cortijo, cogiera las riendas del Real Sporting de Gijón SAD. El Sporting, que también luchaba entonces por mantener la categoría, se impuso por uno a cero en el Benito Villamarín a un Betis que no se jugaba nada; este resultado desató la indignación del Sevilla, que consumó su descenso a Segunda División al día siguiente. Hace dos años, en junio de 2015, se repitió la historia en Segunda: con el Betis ya ascendido matemáticamente, el Sporting se impuso por tres a cero nuevamente en el Villamarín. Ese resultado, sumado al empate agónico de un Lugo que no se jugaba nada en Girona, supuso el ascenso de los guajes. Y hace menos de un año, una victoria por dos goles a uno del Betis, que tampoco se jugaba nada al estar salvado desde semanas antes, ante un Getafe con la soga al cuello, unida al triunfo de los de Abelardo sobre el Villarreal (2-0), supuso la permanencia sportinguista y el descenso del propio Getafe y del Rayo Vallecano. La duda que subyace es si el Betis presta estos favores por amor al arte o a cambio de alguna contraprestación. Como en ‘Expediente X’, la verdad está ahí fuera, para ser preciso entre los muros de la Escuela de Fútbol de Mareo. Ay si esas paredes hablasen…
La primera parte del plan de los Fernández y de un sector irreductible del sportinguismo consiste en que el Betis saque algo positivo de Butarque el próximo lunes, aunque venga de perder en casa por un gol a cuatro en la última jornada contra un recién ascendido como es el Alavés, flamante finalista de la Copa del Rey. La segunda parte pasaría porque los béticos no muestren esa misma tensión y competitividad en la última jornada en El Molinón. O sea, un combo de las permanencias de 1997 y 2016, y del ascenso de 2015. Muchos sportinguistas son como Buzz Lightyear y Woody, esos muñecos de la película ‘Toy Story‘ que nos flipaban de pequeños, y se irían “hasta el infinito y más allá” con sus hermanos béticos. Para eso conciben como una suerte de divinidad a Rubén Castro y confían a ciegas en sus goles; da lo mismo que la Fiscalía pide cuatro años de cárcel para él por un delito de maltrato habitual, uno de amenazas y seis delitos de maltrato en el ámbito familiar que habría cometido contra su expareja, según recoge el escrito de acusación. ¡Qué más dará eso mientras haya un balón por el medio, señora!

Juan Arango, ex presidente del Sporting, y José Fernández, padre del actual presidente y máximo responsable de la entidad, fueron grabados por una cámara oculta en el año 2003 explicando, entre otras cosas, que habían llegado a comprar partidos.
La familia Fernández ya protagonizó el famoso “vídeo de la vergüenza” en un reportaje de cámara oculta realizado por El Mundo TV y emitido por Canal 9 en el año 2003. En esa grabación se veía, entre otras cosas, a José Fernández y a otros directivos del Sporting confesar que habían llegado a comprar partidos. Pues ya saben lo que tienen que hacer si quieren mantenerse en Primera y continuar paseándose por los palcos del Bernabéu, Camp Nou, Wanda Metropolitano, Sánchez-Pizjuán, La Cerámica, San Mamés, Anoeta y, por supuesto, seguir frecuentando el Benito Villamarín, que va camino de convertirse en su segunda casa. Al Sporting le quedan dos balas en la recámara (puntuar contra el Eibar en Ipurúa y ganar al Betis en la última jornada), confiando en que el Leganés no gane al Betis, pierda en San Mamés contra un Athletic que se juega Europa y pinche contra el Alavés, que ya fue protagonista del ascenso con Manolo Preciado en 2008 gracias a su triunfo por tres goles a dos frente a la Real Sociedad. Una quiniela esperpéntica, que atenta contra la dignidad y el juego limpio del deporte, pero que sellarían a ciegas los dueños del Sporting y algún que otro incondicional.

Frame vía Deportes Cope Asturias (@deportescopea) de la protesta contra la directiva del Sporting en los aledaños de El Molinón antes del partido contra la UD Las Palmas.
Aun así, no nos olvidemos de ese sector irreductible de aficionados a los que Manuel Vega-Arango, otro ex presidente del Sporting en la corte de su majestad Fernández, llamaba «desalentadores«, que siguen peleando por un Sporting libre. Decenas de sportinguistas protestaron en los aledaños de El Molinón, desde las 11:30 horas, bajo el lema «Fernández vete ya» luciendo pancartas y bufandas contra la gestión de la centenaria entidad gijonesa. Ya dentro del propio estadio también se escucharon pitos y voces críticas contra la familia Fernández, especialmente en el minuto 5 de partido, el momento elegido para silbar, gritar y cantar, luciendo las pancartas y las bufandas críticas, en las gradas del campo más antiguo de España.
Con todo este ruido extradeportivo, el Sporting de Rubi intentó hacer de su capa un sayo, sacudirse la presión y sumar tres puntos vitales para seguir soñando con la salvación. Lo consiguieron, pero tuvieron que pasar 66 infames minutos hasta que Carlos Carmona se aprovechó de otro grosero error de Hélder Lopes, como el que cometió hace unos días contra el Leganés, y marcó su séptimo gol en esta Liga. Se lo merece el balear, uno de los mejores jugadores de esta plantilla, al que el entrenador catalán inexplicablemente condenó de inicio a la suplencia; también se lo merecía Burgui, que inició la jugada del gol y propició con su asistencia el error de Lopes, siendo un peligro constante entrando desde la izquierda. El canterano del Real Madrid es otro de los más entonados a estas alturas intempestivas de la temporada en las que las fuerzas empiezan a flaquear. A falta de Jony, bueno es el extremeño, que debería quedarse pase lo que pase de aquí al final del campeonato. Para ganar a una Unión Deportiva Las Palmas que lleva semanas arrastrándose por los campos y solo venció fuera de casa al Valencia en la primera jornada (2-4), con un un nefasto balance contra los equipos del descenso (3 derrotas y 1 empate, con 2 goles a favor y 7 en contra), bastó con un poco de Burgui, Carmona y la solidez atrás de Babin.
Veremos lo que pasa contra Eibar y Betis. Lo único que cabe esperar de los jugadores es que peleen la permanencia hasta el último minuto del último partido. Con ayudas o sin ellas. La profesionalidad es innegociable. Que cunda el ejemplo de Cuéllar, Canella, Babin, Meré, Sergio, Carmona, Burgui y Carlos Castro. Con ellos, al fin del mundo. Aunque ellos deberán comerse la merecida pitada que les tiene que dirigir el respetable de El Molinón en el último partido. Se salven o no se salven. Pagarán justos por pecadores, sí, pero después de una temporada tan nefasta no se puede esperar otro desenlace. Al final, si salva al equipo, el que menos pitos se debería de llevar es Rubi, que ya lleva 15 puntos en 18 jornadas (Abelardo logró 12 en las mismas jornadas). El ex técnico rojiblanco, a la sazón responsable directo del destrozo del equipo de los guajes, sí se merece una buena pitada, aunque se bajase del barco en mitad del camino.