La onubense consigue su primera medalla de oro en una gran cita, tras ganar esta tarde el Europeo de Kazán.
Agustín Iglesia (@agustiniglesia). Nunca un grito de guerra en el deporte, fue tan melódico, tan dulce y tan sincero como el de Carolina cuando consigue un punto determinante. Enamora. Es el complemento perfecto al talento más puro. Eso, y su cabeza la tienen en lo más alto siendo tan solo una niña.
No voy a negar la debilidad de este que escribe por la protagonista del artículo, pero es tan innegable como que merece la admiración más absoluta. Carolina Marín, onubense, ha confirmado hoy lo que muestra su ranking. Que es la mejor jugadora del continente. Es la tercera vez que lo hace. Fue campeona de Europa sub 17, sub 19, y hoy absoluta. Hablamos de un diamante que tan solo hay que pulir mínimamente para que sea perfecto. Que tan solo con veinte años, ha hecho historia en el bádminton español. La victoria en tres sets ante la danesa Madsen por 21-9, 14-21, 21-8, es solo una continuación de su trayectoria, y el comienzo de algo más que importante.
UNA TRAYECTORIA DE ÉXITOS PRECOZ
Carolina ha desarrollado su carrera de forma anónima hasta hoy. Como muchos de los grandes deportistas de nuestra historia. Carolina ya fue a unos Juegos Olímpicos, pero en España, ni ganando una medalla adquieres un mínimo respeto en la mayoría de las ocasiones. Además, el bádminton es un deporte inexistente, o era, hasta que la andaluza lo ha puesto por fin en el mapa.
El Recreativo I.E.S. La Orden, hace escasas semanas se proclamó campeón de España de la disciplina por segundo año consecutivo. Hasta 2012, Carolina engrosaba sus filas, pero decidió marcharse a Dinamarca, a una competición de mucho más nivel. Disputó los Juegos Olímpicos de Londres ese mismo verano. Ganó un partido de dos en su grupo. Perdió ante la que a posteriori, fue campeona olímpica.
El año pasado irrumpió con fuerza en el circuito internacional. Tras ganar algunos torneos, subió de forma excepcional en el ranking mundial, y llegó precisamente, el campeonato del mundo. Ahí, la onubense, mostró la templanza y la inmensa seguridad que atesora en su cabeza. Literalmente, ganó partidos perdidos. Cuando estaba eliminada, supo creer, y dio la vuelta a marcadores asombrosos. En octavos de final, por ejemplo, levantó un 20-17 en contra, para ganar 20-22 el partido y clasificarse a cuartos de final. Una española, en cuartos de final de un mundial de bádminton, un deporte dominado por el sudeste asiático. La proeza es antológica, y quizás mayor incluso que la de hoy.
UN FUTURO INIMAGINABLE
Destacamos otra vez que Carolina Marín es campeona de Europa con tan solo 20 años. El futuro lo es todo, es todo lo que le queda. Su crecimiento es impredecible viendo su prodigiosa zurda y su envidiable cabeza, capaz de remontar situaciones realmente adversas. Compite en una disciplina con un seguimiento nulo en todas las facetas imaginables en este país, y contra todo el imperio asiático. Tailandia, China, India, grandes potencias del bádminton mundial, quizás inalcanzables para cualquier europea, pero no creo que nadie se atreva a vaticinar una progresión que parece estratosférica. Solo ha cedido un set en un europeo, y ha sido hoy, donde en los otros dos sets disputados su superioridad ha sido incontestable.
Ahora si. Una medalla llama a los rezagados. Hoy su nombre ha salido definitivamente a la luz. Se esperan grandes cosas de ella, pero paciencia que su juventud es un tesoro, y hay que guardarlo en lugar seguro. Custodiarlo y mimarlo. Que no se dispare la exigencia ahora, que ella sola ha llegado y puede con todo y contra todo. Estamos ante una niña prodigio, y debemos sentirnos muy afortunados, pensando en lo que se nos viene encima.