El Parque de los príncipes acogió el regreso de la Champions League. El PSG obtuvo una trabajada victoria ante un Chelsea más preocupado en defender y llevar la eliminatoria al Bridge que en atacar y poner en peligro a Trapp. EL 2-1 final no refleja la superioridad local y da vida a un Chelsea que consigue el objetivo.
El PSG salió con su sistema anárquico en el cual Ibrahimovic, Lucas Moura y Matuidi pueden aparecer por donde quieran menos por la banda izquierda. Ese es el lugar del incombustible Maxwel. Los parisinos salieron a dominar, a poseer el balón, era su tesoro. Verrati comandaba el centro del campo junto con Motta. Moura y Di María rompían en conducción por las bandas. Todo parecía ir por el camino adecuado. Pero esto son los octavos de final de la mejor competición de clubes del mundo. Llegó el 20’ y los londinenses se vieron con capacidad para mantener el balón y hacer daño. Tras una jugada de más de dos minutos con la posesión, Baba puso un centro preciso para que Diego Costa rematase a contrapié a Trapp, no contaba el hispanobrasileño con la mano increíble que puso el meta alemán. El partido se igualó. En el minuto 37 Moura rompió en velocidad a la defensa blue y Obi Mikel cometió una falta peligrosa. Ibrahimovic lanzó potente el libre directo, la pelota tocó en el mediocentro nigeriano y despistó por completo a Courtois 1-0.El estadio se caía.
Ibrahimovic gritó el gol como nunca el sueco lo había hecho, pero aún quedaba partido. Todo estaba por hacer. Cuando la primera parte parecía tocar a su fin un córner votado por Williams encontró a Diego Costa. Este peinó el balón y le cayó a un Obi Mikel que pudo resarcirse del error y marcar el gol del empate. El árbitro pitó el descanso cuando aún celebraban el tanto los visitantes, el 1-1 les dejaba en una posición muy cómoda para lo poco que habían hecho hasta entonces.
El Chelsea salió de vestuarios con ganas y muy rápido llegó la primera. Un mano a mano de Diego Costa que el meta Trapp se encargó de solucionar para felicidad de los parisinos. El resto fue un dominio absoluto del PSG. Las ocasiones se sucedieron. Di María se fue a la izquierda y formó una pareja perfecta con Maxwel. Este cambió coincidió con los mejores momentos de los de la ciudad del amor. El asedio fue constante y las ocasiones cada vez más claras. Courtois emergió como la estrella de los visitantes. Fue un muro que por momentos parecía infranqueable, una roca capaz de detener cualquier ocasión.
Blanc lo vio todo y movió el banquillo. Cavani entró en el 73’ y cuatro minutos después Di María vio un desmarque preciso del matador, pero una cosa es verlo y otra era ponerle el pase. Sacó la barita, dijo las palabras mágicas y el esférico voló por encima de todos para que el uruguayo definiese por debajo de las piernas del meta belga. Siguieron atacando, sin embargo no hubo tiempo para más goles.
El Chelsea se va con un resultado desfavorable que no le apea de la competición. La eliminatoria se queda abierta para que todo se decida en Stanford Bridge. El gol de Obi Mikel mantiene con vida a los blues. Por su parte, los de Blanc tendrán la sensación de que todo pudo decidirse en casa y que hay ocasiones que se dejaron escapar y nunca volverán. Tocará rematar la faena.