Sin duda el partido de hoy en Balaídos, suponía además del regreso de Denis Suárez a casa, un partido que podía ser decisivo para un Villarreal que quería alejar todavía más al Celta de la lucha por la cuarta plaza. Todo el mundo esperaba que fuese un partido intenso e igualado, pues se enfrentaban dos bloques defensivos que saben aprovechar al máximo sus cualidades en el ataque.
La sorpresa no llegó a Balaídos, ya que tan igualado fue el encuentro, que terminó en 0-0. Sí fue una sorpresa, ver a Rukavina ejercer de lateral izquierdo a pesar de que Adrián Marín estaba disponible, pero más sorprendente aún fue ver a Bruno Soriano en el banquillo, una posición que sin duda, no es su favorita. Bailly volvió a la posición de central y Bakambu a la titularidad, de hecho fue el delantero quien contó con las oportunidades más claras para los amarillos.
El encuentro fue tan igualado, que los equipos parecían haber hecho un pacto antes de iniciarlo. Las ocasiones iban y venían para ambos equipos, igual que el control del balón, que comenzó siendo de dominio amarillo, pero que pronto pasó al lado gallego, tan pronto como el doble pivote del centro del campo del Celta consiguió imponerse al doble pivote amarillo formado hoy, por Pina y Trigueros. Pese al partido de ida y vuelta, lo cierto es que las ocasiones claras no llegaban. Bakambu tuvo la primera para los de Marcelino en el minuto 15 en un mano a mano fallido, que tuvo la réplica del Celta solo dos minutos después, obligando a Aréola a emplearse a fondo para evitar el gol. El Villarreal se encontró acorralado en su área por momentos, pero lo cierto es que los gallegos no conseguían ocasiones claras de gol, de hecho fue Bakambu quien volvió a tener la oportunidad ya en el minuto 39, pero una vez más falló en el último momento.
La reanudación de la segunda parte no supuso un gran cambio en el partido, que siguió sin tener un dominador claro, pero con la misma intensidad. Aunque es cierto que el equipo local mantuvo por momentos un mayor control del juego, lo que propició que el Villarreal acabase con 5 amarillas el partido. Adrián sustituyó a un Baptistao que se marchó por unas molestias y Castillejo entró por un Nahuel que acabó cansado el partido. Marcelino apostaba por todas sus opciones para conseguir los tres puntos vitales de Balaídos, pero no consiguió obtener los resultados pues, ninguno de los dos consiguió ser un verdadero revulsivo para los amarillos. Bruno entró ya de cara a los últimos 15 minutos de juego, con la intención de aguantar un empate que peligró en los últimos minutos, cuando el Celta contó con las oportunidades más claras.
Sin duda, un partido entrabado donde destacó un Aréola que ha conseguido batir el récord de Diego López, acumulando ya 590 minutos imbatido. Un récord que no es fruto de la casualidad, sino una muestra más del bloque defensivo y del orden que tiene un Villarreal que sigue a lo suyo, sumando para conseguir el puesto en Champions.