AITOR PLAZA (@AitorPlaza1)
El Atlético de Madrid vence, y se clasifica para la final, en todo un campo como Stamford Bridge. El Chelsea, pese a adelantarse con gol de Torres, veía como los colchoneros remontaban, gracias a Adrián, Costa y Turán, para hacer historia y meterse 40 años después en una final de la máxima competición europea.
Stamford Birdge acogía la vuelta de semifinales entre el Chelsea y el Atlético, dos equipos sinónimos de intensidad. Con el equipo de Simeone defendiendo en España su posición de líder, y con el de Mourinho, de nuevo, candidato a la Premier después de ganar 0-2 al Liverpool en Anfield. Tras el partido de ida, (0-0) del que tanto se habló por el estilo rácano, sobre todo del conjunto londinense, las dos escuadras debían buscar el tanto que les condujera a la final de Lisboa, donde les espera el Real Madrid. Simeone introducía una novedad, que acabaría resultando fundamental, en su once inicial. Adrián salía de inicio en detrimento de Raúl García, o en su defecto Villa. Mourinho, lejos de huir de las críticas que lo tachan de defensivo, sacaba seis defensas en su plantel inicial. Azpilicueta partía de extremo, con Cole de lateral izquierdo, Ivanovic de lateral derecho y David Luiz de mediocentro.
El partido comenzaba con los equipos todavía tímidos, pero pronto Koke metía el miedo en el cuerpo al conjunto Blue. En un rechace de un saque de esquina, el madrileño estrellaba un centro-chut en el larguero. Visto el peligro colchonero, el equipo de Mourinho buscaba las cosquillas al Atlético, siempre sin descuidar su retaguardia. Con Torres en punta, flanqueado por Azpilicueta, y sobre todo, Willian y Hazard, el Chelsea trataba de hacer daño con velocidad, pero no lograban llegar al área de Courtois con peligro. Willian probaba suerte a balón parado, y David Luiz con una chilena espectacular que se marchaba fuera rozando el poste. Antes Cahill evitaba el remate, con la zurda, de Diego Costa entrando al ras dentro de su propia área. Las defensas cumplían su misión de frenar las acometidas rivales, el partido, pese a esta intensidad defensiva, se mostraba más alegre y emocionante que el de la ida. Como si ambos hubieran dejado todo el espectáculo para la vuelta. El conjunto inglés trabajaba la táctica a destajo, exigiendo a los jugadores el máximo. Resultaba llamativa la propuesta del entrenador portugués, que en defensa situaba una línea de 5, con Azpilicueta y Cole en los costados, mientras que en ataque el sistema variaba a un 1-4-2-3-1. En el 36’ llegaba el primer tanto del partido. El gol tenía sabor rojiblanco pero lo convertía un jugador Blue. Fernando “el niño” Torres, con la ayuda de Mario Suárez, metía en la portería un balón servido por su compatriota Azpilicueta tras un gran gesto técnico de Willian. Stamford Bridge se ponía en pie pero la locura duraba poco. Tras, primero, avisar Adrián con un remate que blocaba Schwarzer, el mismo asturiano empataba el partido con un disparo poco ortodoxo tras la cesión desde la línea de fondo de Juanfran. Así se llegaba al descanso, con el 1-1 el Atlético era finalista.
La segunda mitad comenzaba con Arda Turán aproximándose al gol, pero Schwarzer, el improvisado portero de 41 años, evitaba los temores. Minutos después, era Terry quien hacía intervenir a Courtois, que sacaba una mano abajo excepcional evitando el tanto inglés. Mourinho decidía meter más leña al fuego, Eto’o entraba al campo en lugar de Cole, pasando Azpilicueta al lateral izquierdo. La disposición defensiva variaba, la línea de cuatro se mantenía tanto en ataque como en defensa. El camerunés se iba a convertir en protagonista desgraciado de la cita poco después, cometiendo falta dentro del área a Diego Costa. El mismo brasileño, pese a sus errores desde el punto fatídico era el encargado de lanzarlo y, a posteriori, marcarlo. Los colchoneros ponían la eliminatoria muy cuesta arriba para los de Mourinho. El técnico portugués jaleaba a los suyos y estos reaccionaban, pero Courtois está hecho de otra pasta, pasta ganadora. El meta belga despejaba a córner un balón que tras ser rematado por David Luiz era repelido por la cruceta interior, el tornillo como se dice en Argentina. Adrián, que cuando quiere demuestra la calidad que atesora en sus botas, se marchaba para que en su lugar entrara Raúl García, también era sustituido Torres por Demba Ba. En el 72’ estallaba la fiesta. Tiago conectaba con una diagonal de manual con Juanfran, que de nuevo entraba por la derecha hasta línea de fondo, y cedía el balón a Arda Turan, que si ya en la ida avisó con la testa, esta vez su cabezazo tras ser desviado por Schwarzer al larguero, el turco recogía el rechace y empujaba el balón a la red. Beso al suelo, y Aragonés en el cielo celebrándolo. Con el 1-3 el partido se convertía en un querer y no poder del equipo anglosajón, con Eto’o como emblema del agachar la cabeza ante los errores. La actuación del meta australiano no se iba a detener ahí, Schwarzer evitaba el cuarto al tocar un balón de Filipe Luis a Sosa. El Chelsea, ya con la eliminación asumida, buscaba la honra, Demba Ba lo intentaba pero Courtois no iba a permitir que el balón entrara en su jaula. En los minutos finales Terry y Cahill ejercían de delanteros, el equipo Blue se lo podía permitir ante la exhibición física de su compañero Azpilicueta, de lo mejor de los ingleses. En el descuento, Hazard tenía la oportunidad de recortar distancias, pero su compatriota y rival evitaba el tanto con el pie.
40 son los años que han tenido que pasar para que el Atlético de Madrid, con Luis Aragonés apoyándoles desde lo más alto, vuelva a disputar una final de la liga de campeones. Courtois, Diego Costa, Arda turan, Juanfran, Koke… serán ya recordados para siempre en la historia colchonera. El Chelsea, sin restar mérito a su trayectoria, es eliminado con estrépito ante un Atlético que con armas parecidas ha demostrado ser mejor.