Justo después de aparcar su coche en el garaje al final de la carrera, un exultante Lewis Hamilton daba unos pequeños toquecitos en el capó de su monoplaza. Con este improvisado gesto, el británico venía a reconocer y agradecer el buen trabajo que había realizado, una carrera más, su infatigable aliado. Mientras sus escuderos en el podio, Rosberg y Vettel, corrían alborozados a abrazarse en las vallas con los mecánicos y familiares, el campeón del mundo hizo un aparte para recrearse en su caballo ganador. Fue un instante que resumió muy bien el nivel que ha alcanzado Mercedes y que les sigue manteniendo muy por encima de sus rivales. Se mantiene la tónica de la pretemporada y de la pasada campaña. Tienen mucho que agradecerle a ese coche alemán.
Pero en España, y mientras Alonso apura su recuperación para correr en Malasia, solo teníamos ojos para uno de los nuestros: Carlos Sainz, el piloto que había hecho historia en la sesión de calificación, concluyendo en octava posición y convirtiéndose en el mejor debutante español en la historia de la F1. Antes de la carrera recibía una de esas buenas noticias que un deportista no desea recibir: adelantaba un puesto en la parrilla de salida por la baja de Valtteri Bottas (Williams), que no superó el último chequeo médico en un hospital de Melbourne y no pudo tomar la salida en Australia. Recordemos que el finlandés sufrió el sábado un problema de espalda durante la sesión de calificación.
Alonso y Bottas no fueron los únicos ausentes de esta carrera porque Kevin Magnussen (McLaren) y Daniil Kvyat (Red Bull) tampoco tomaron la salida. Con semejante parte de bajas desde antes incluso del arranque, cabía deducir que saltarían chispas en cuanto se apagaran los semáforos y arrancara el espectáculo. La salida no defraudó. Hubo un toque entre Carlos Sainz (Toro Rosso) y Kimi Raikkonen (Ferrari), aunque el percance más serio afectó a los dos pilotos Lotus, Pastor Maldonado y Romain Grosjean, que tuvieron que abandonar, uno por accidente y el otro por problemas mecánicos. En este río revuelto hubo ganancia del pescador brasileño Felipe Nasr (Sauber), que ascendió desde la décima posición a la sexta tras varios adelantamientos, incluso viéndose implicado en el incidente entre Raikkonen y Maldonado. El Safety Car salió a pista y se rebajaron las pulsaciones.
Con el Safety en pista, quedaban solo 13 pilotos en liza, entre ellos Carlos Sainz, situado estratégicamente en quinta posición, solo por detrás de los Mercedes de Hamilton y Rosberg, del Williams de Massa y del Ferrari de Vettel. Aunque la mejor noticia era que su monoplaza no se había quedado muy dañado por el toque con Kimi. La peor era la presencia del Safety Car, que ralentizaba demasiado el ritmo de carrera para disgusto del español, que en su debut solo quería disfrutar rodando. Pero no tardó en irse el coche de seguridad y en la quinta vuelta se reanudó la carrera para deleite de Hamilton, que comenzó su paseo triunfal rodando por debajo de 1:33. Mucha más emoción había por detrás. Que se lo digan a Carlos Sainz, que vio cómo le adelantaban Nasr, Ricciardo y Raikkonen. Esto tampoco supuso una gran adversidad al tratarse de un debutante que aún así se mantenía octavo y en puntos. No obstante, hay que consignar su deficiente punta de velocidad y los problemas que le dejó en su monoplaza (la pérdida de un reflector en el alerón delantero) el toque con Raikkonen en la salida.
Checo Pérez (Force India) también pasó sus apuros por un trompo y la pérdida de una pieza que le hizo temer por su integridad, aunque consiguió mantenerse en pista. Nada que ver con el ritmo ganador de Hamilton y Rosberg por delante, rivalizando entre ambos por marcar el mejor tiempo y llegando incluso a rodar en el margen de 1:32. El paso por boxes podía variar el desarrollo del pulso entre los líderes, ya a ocho segundos del Williams de Massa, como lo hizo en la parte central para disgusto de Raikkonen, que sufrió un pit stop muy lento y se alejó a 10 segundos de Vettel, aunque logró marcar una vuelta rápida con neumáticos nuevos.
Después de Raikkonen pasaron por boxes Massa, Ricciardo, Vettel y Carlos Sainz, que vivió el más accidentados de los pit stop. El español se vio relegado a la 13ª posición porque a los mecánicos de Toro Rosso se les apareció el espíritu del mítico «tuercas» que arruinó a Fernando Alonso en Renault. Se encasquilló la rueda trasera izquierda y Sainz perdió 40 segundos en boxes. A pesar de ello, y de los malos augurios que le vaticinamos muchos cuando vimos que no podía superar la parada, pudo mantenerse en pista. Al final de la carrera, el propio Sainz reconoció que se temió lo peor. Pero se mantuvo, bien es cierto que relegado a la última posición, por detrás del McLaren de Button, aunque la inmediata parada del británico le permitió ganar un puesto. Lo que pareció el fin de su carrera se convirtió en el principio de una remontada que siguió con la retirada de su compañero Verstappen por problemas mecánicos. Aparcó su monoplaza en la hierba y se fue caminando por el arcén, dejando solo 12 pilotos en pista. Mientras tanto, Carlos Sainz siguió a lo suyo, rodando como si nada.
A Carlos Sainz se le presentaba una oportunidad de oro de entrar en puntos, aunque para ello debía empezar por superar a Checo Pérez. Mientras los Mercedes seguían volando por delante, Sainz mantuvo una bonita pugna con el mexicano que concluyó cuando el piloto de Force India entró en boxes tras exprimir al máximo su juego de gomas durante 40 vueltas. El español se colocó en la décima plaza y, por tanto, en zona de puntos, todavía muy lejos de Ericsson (a 23 segundos).
Pero los giros sorprendentes de tan accidentada carrera deparaban un abandono más. Raikkonen, que había mantenido la quinta plaza después de su segundo pit stop y a pesar de optar por una estrategia conservadora para mantener su posición, se vio obligado a abandonar por una avería mecanica provocada por un problema en su rueda trasera izquierda. Con el abandono del finlandés quedaban solo 11 pilotos en pista y mal se le tendría que dar a Carlos Sainz para no entrar en los puntos.
Con la parada de Ericsson, su tercer pit stop del día, Sainz volvió a la octava plaza y trató de acercarse a Nico Hulkenberg, colocándose a solo 7 segundos mientras mantenía 10 de ventaja respecto al sueco. Una situación idílica para el debutante y que se mantuvo hasta las últimas vueltas, cuando Ericsson se fue decididamente a por él. Fue el último gran duelo de la carrera porque por delante ya estaba todo más que resuelto, con el Mercedes de Hamilton economizando esfuerzos para mantenerse alejado de Rosberg.
Conforme se acercaba Ericsson a Sainz, la preocupación se apoderaba del box de Toro Rosso ya a solo nueve vueltas del final. El español lograba defender dignamente su posición e incluso conseguía mejorar sus tiempos paulatinamente. Pero Marcus estaba desatado, podía presumir de una mejor velocidad punta y pudo recortar distancias gradualmente hasta colocarse en los retrovisores de Carlos. Nuestro compatriota trató de conservar el octavo puesto con mucha habilidad y destreza en su pilotaje, aprovechándose además de lo complicado que resulta adelantar en un trazado tan exigente como el de Albert Park. La presión también era, lógicamente, para el piloto nórdico en su desesperado intento por adelantar y que le llevó a una pequeña salida de pista.
A tres vueltas para la conclusión, Ericsson consiguió pasar a Sainz, que no pudo hacer más con un monoplaza tan limitado y siendo además su primera carrera en Fórmula 1. No lo olvidemos a pesar del gran fin de semana que protagonizó el piloto de Toro Rosso, que logró la hazaña de terminar noveno a pesar de esos 40 segundos que le penalizaron por aquella interminable parada. Acabar por delante de Pérez y Button, consiguiendo sumar sus 2 primeros puntos en El Gran Circo, es un mayúsculo éxito que debe enorgullecerle a él, a su equipo y a toda la familia del motor. Como orgulloso de sintió Hamilton cuando vio la bandera a cuadros y entró triunfante en meta logrando la 34ª victoria de su carrera, por delante de Rosberg y Vettel.