La eterna dupla checa se ve arrasada por Djokovic en la final de la Copa Davis pero cimentan en el dobles y ante un inexperto Lajovic las suficientes victorias como para retener el título logrado hace un año ante la ‘Armada’
Por Carlos Oleagoitia (@oleagoicarlos)
Serbia entera llora su mala suerte en la final de la Copa Davis o por lo menos, en las semanas previas a su disputa. Tener en el equipo al segundo mejor tenista del mundo y al más enrachado en los dos últimos meses no es garantía más que de lograr dos puntos, pero para lograr el tercer punto vital no se puede tirar de un dobles que fue un flan el sábado ni de un chaval desconocido, con un tenista ubicado en el puesto 117 del mundo no se puede pretender ganar una competición tan prestigiosa como la disputada este fin de semana en Belgrado. Porque quienes mejor saben administrar su escaso fondo de armario son los checos, que llevan años aferrándose a su dupla de oro, unos Berdych (7º) y Stepanek (44º) que saben sacar adelante por lo menos uno de sus puntos individuales y que como pareja en dobles se compenetran a la perfección, dejando en entredicho a muchas parejas que durante el año juegan en los diferentes torneos y remarcando el excelso nivel que logran en ellos en dicha disciplina. Segunda Ensaladera seguida para los checos, esta vez como visitantes, tras la conquistada hace doce meses ante la ‘Armada’, y siguiendo un camino similar, aunque a la inversa a la lograda en 2008 y 2009 por los españoles: si hace un año supieron sobrevivir al huracán Ferrer (3º), en esta final se rodaron, calentaron y entrenaron ante Djokovic (2º) para llegar en el punto de cocción idóneos al dobles del sábado y ante los puntos frente al número dos checo, que sin Troicki (76º) ni Tipsarevic (36º), el marrón de intentar lo imposible recayó en Dusan Lajovic (117º), asiduo a torneos Challengers pero sin nivel para estas lides.
La mentablemente para los serbios y acertadamente para los checos todo ocurrió tal como se esperaba si debía cernirse la debacle, porque una victoria serbia al jugar de local era lo más plausible y una victoria checa entraba dentro del apartado heróico. El primer punt del viernes entre Djokovic (2º) y Stepanek (44º) acabó en victoria rotunda del ídolo local, por mucho que en el primer parcial el ‘Gusano’ se mostrase correoso; la lógica siguió su curso en el segundo punto, con otro repaso en tres sets de Berdych (7º) a Lajovic (117º), plantando un empate en el marcador que tendría que deshacerse el sábado, donde los checos, a pesar de que en el sorteo programasen que este punto lo jugarían Rosol (47º) y Hajek (104º), alinearon a los de siempre, a unos Radek y Tomas que vieron perplejos el no concurso de Djokovic (2º) en este partido; porque ahí acabó la lógica, con Bozoljac (238º) y Zimonjic (1367º) dirigiéndose al precipicio y desnivelando la contienda a favor de sus rivales; pesó más un triunfo en dobles ante los Bryant como argumento para que jugasen pero la presión por no tener un seguro esperándoles (en otras ocasiones el equipo serbio tenía dos individuales sólidos y el dobles era un complemento) les sobrepasó y no supieron administrar el hecho de que ellos tenían que ser la clave.
El desaguisado ya estaba hecho y el domingo amaneció para los serbios entre la esperanza y el desasosiego. Sabían de sobra que Djokovic (2º) iba a pasar por encima de Berdych (7º) para igualarlo todo a 2, aunque la resistencia del rubio centroeuropeo fue palpable. Pero todo iba a decidirse en el quinto punto y como hace un año con Stepanek (44º) de protagonista, que a sus casi 35 años sigue dando lecciones de tenis con su juego atípico repleto de clase y de subidas continuas a la red. Todos los boletos eran para el forastero, porque en buena medida el 117 del mundo no tiene opciones contra el 44 del mundo, y menos cuando este ya había dejado detalles de su buen momento el viernes en su duelo de individuales y mucho más con su lección magistral de saber estar y dirección primorosa en el dobles del día anterior. Los serbios soñaban con que Lajovic (117º) se encumbrase como la sorpresa del año pero en su interior había algo que lo dictaba como improbable o más bien imposible: el único rayo de esperanza apareció en el primer juego del partido, cuando Dusan se encontró con un break a favor pero de ahí en adelante Radek se reactivó y puso la directa al triunfo no dejando a su rival sumar más que cuatro juegos más. El público local intentó en toda la serie jugar su baza de presión y ruidosa animosidad, pero exceptuando las típicas situaciones de gritos molestos en determinados saques, la proximidad geográfica de ambos países tampoco derivó en ninguna batalla preponderante, es decir, que los checos supieron ganar con elegancia y los serbios aceptaron la derrota con honor.
Inspirado en el ‘View from the afternoon’ (2006) de los Arctic Monkeys.