Por Carlos Oleagoitia (@oleagoicarlos)
Horner asciende con astucia el mítico Anglirú resistiendo los estoicos ataques de un Nibali que muere con las botas puestas el día que otro joven francés, Elissonde, culmina la numerosa fuga del penúltimo día de la Vuelta
La lluvia y el tiempo tenebroso no acudió hasta Asturias para hacer más mítica aún la vigésima etapa de la Vuelta a España 2013 pero si el final de la etapa se encuentra en el Anglirú, el espectáculo está asegurado y, del calificativo de etapón se encargaron los ciclistas con su generoso desempeño. Se esperaba con ansiedad la postura de los dos grande sfavoritos a jugarse la victoria final, por el exiguo margen en la general, y es de agradecer que el italiano Nibali (Astaná) actuará como un verdadero campeón, con el honor como bandera y atacando desde lejos. Ok, después d evisto todo el mundo es listo, y ahora quizás sea más lógico decir que después de las flojas actuaciones del transalpino los últimos días, si hubiese guardado todas las fuerzas gastadas en los kilómetros finales del Anglirú a un solo demarraje hacia el final de la ascensión podría haber arrebatado por las bonificaciones el maillot rojo a Horner (RadioShack), inmenso tanto hoy como los días previos. Con hipótesis, con condicionales y con los ‘y si…’ no se va a ningún lado, por lo que es de aplaudir que Vincenzo buscase hoy poner nervioso a Chris desde lejos y comprobar si pudiera ir, poco a poco, abriendo un hueco que hundiese al estadounidense y durante varios metros el italiano se mantuvo 9 segundos por delante, pero la facilidad con la que ascendía el abuelete aficionado a las hamburguesas terminó por imponerse, aunque la falta de aire con la que acabó la etapa sentado tras la línea de meta denotaba todo el esfuerzo titánico que el costó a Horner (RadioShack) sentenciar la carrera en su favor, que con sus casi 42 años está dando lecciones de humanidad pordoquier, cerrando bocas y dando motivos por seguir compitiendo y luchando, incluso fuera del deporte.
Todos los ciclistas sabían que se dirigían hacia la batalla final, que podría resultar tan épica y determinante como el desembarco de Normandía mismo. Y sin los kazajos como líderes que pudieran imponer un cierto control a la carrera, en esta ocasión la permisividad del pelotón desembocó en que para el kilómetro 30 ya se hubieran ido por delante hasta 32 corredores, del que saldría el ganador del día sorprendentemente, y en el que figuraban, entre otros muchos, ciclistas como Kiryienka y Cataldo del Sky, Nocentini y Betancur del AG2R, Arroyo y Piedra del Caja Rural, Mollema y Garate del Belkin, Flecha y Valls del Vacansoleil, Erviti e Intxausti del Movistar, Nerz y Santaromita del BMC, como dobles figuras. Eran tantos los fugados que muchos se hacían los remolones y la renta de 5 minutos con el pelotón empezó a disminuirse cuando el Euskaltel y el Katüsha quisieron jugarse la etapa con sus líderes. La paz entre los fugados se dinamitó durante el ascenso al duro Cordal y a 23 kilómetros de meta el italiano Tiralongo (Astaná) y el galo Elissonde (FDJ) tiraron con fuerza para delante, sin miedo a lo que les esperaba. Porque eso que se les venía encima era uno de esos puertos considerados de los tops del ciclismo mundial, con salvajes rampas por encima del 20%, y en los que no valían una rueda amiga al que seguir, sino teniendo que afrontar con las fuerzas de cada uno unas rampas bestiales, que en otras ediciones se ascendió mediada la ronda pero que en una imitación a lo que lleva años haciendo el Giro de poner el penúltimo día la traca final, llevaba al límite a unos ciclistas muy castigados ya tras tres semanas de pedaladas.
En el pelotón el Katüsha ruso impuso un alto ritmo desde la base del último puertaco con un Dani Moreno (Katüsha) que fue haciendo tal escabechina hasta que a poco menos de 7 kilómetros del final ocurría lo que pocos auguraban: una arrancada atroz de Nibali (Astaná) destrozaba a Samuel Sánchez (Euskaltel), Roche (SaxoTinkoff) y Pinot (FDJ), y el hasta ayer líder abría un hueco para la esperanza de los kazajos, que pararon a Fulgsang y Tiralongo por delante para abrir hueco, pero a su ritmo y sin volverse loco, Horner (RadioShack) alcanzó a Vincenzo, llevando a su rueda al dúo dinámico español, Valverde (Movistar) y ‘Purito’ (Katüsha). La acumulación de tanto Astaná no amedrentó al cascarrabias de la Vuelta, que no salía inmediatamente a cada arrancada de Nibali (Astaná), que lanzó varias estocadas que el maillot rojo siempre minimizaba. En los más duro del Anglirú, en la Cueña les Cabres, a dos kilómetros y medio del final, pronto se quedaron solitos y a su aire los dos primeros de la general, allí donde las motos se calaban, la marea humana de aficionados hacía increíble el paso de los ciclistas y donde la niebla convertía en épico el transitar de los héroes sobre una bicicleta. Una cerrada y empinada curva supuso la muerte, pero con las botas puestas y con toda la dignidad del mundo, de Nibali (Astaná) al no poder seguir el ritmo de un Horner (RadioShack) que tampoco podía lelgar a los 500 metros finales en una ligera bajada que podría hacerle perder la Vuelta. Por medio minuto no alcanzó el maillot rojo al fugado Elissonde (FDJ), que realizó una primorosa ascensión, regulándose y administrando su renta de tres minutos para lograr a sus 22 años su victoria más grande, mientras que ‘Purito’ (Katüsha) se desmarcaba de toda lucha final, no así Valverde (Movistar), que alcanzaba a Nibali (Astaná) y afianzaba su tercer puesto del podium final. Finalmente, serán 37 segundos los que otorguen la victoria en la Vuelta al corredor más veterano en hacerlo en toda la historia mundial, cosa que hoy es virtual pero que mañana, tras una larga neutralización de Asturias al centro de la meseta, será realidad tras la vigesimoprimera y última etapa entre Leganés y Madrid de 99 kilómetros, que augura en un circuito final de 8 vueltas por las calles de la capital un sprint entre los pocos velocistas que quedan en liza.