El Córdoba asalta El Molinón y gana un partido marcado por la falta de concentración y puntería de los rojiblancos. Importante repaso táctico de Ferrer a Sandoval.
Alejandro Rozada (@alexrozada)
El Córdoba salió ganador de todos los envites en una agitada tarde de fútbol. Fue el típico partido imprevisible, uno más de los muchos que abundan en una categoría tan competitiva como la Segunda División, otro duelo que evidenció la tremenda igualdad que hay entre los de arriba y los de abajo. El Sporting parece desconocer los principios elementales de esta liga. Concede demasiado y deja que los rivales le hagan daño; es la adaptación futbolística del harakiri, esa práctica común entre los samuráis para darse muerte antes de ver su vida deshonrada por alguna adversidad. Hizo todo lo necesario para medir la fibra competitiva de los hombres de Chapi Ferrer, un equipo que nunca antes había ganado en El Molinón y lo logró precisamente en un día fundamental para dirimir las opciones rojiblancas de reengancharse a la lucha por el ascenso directo, aprovechando los tropiezos de Eibar y Las Palmas. La respuesta sportinguista fue decepcionante. Sin el timón de Sergio Álvarez, con Nacho Cases desactivado por el dispositivo defensivo cordobés y los dos serbios estrellados continuamente contra los zagueros visitantes, la avería defensiva adquiere dimensiones colosales.
El Sporting tiene un tremendo agujero en la retaguardia. De poco sirven la pegada ofensiva y la clarividencia de los centrocampistas si la zaga salta por los aires en cuanto el rival se acerca a sus dominios. En cuanto le atacan, el Sporting sufre atrás. Se lleva demostrando toda la temporada. La cosa adquirió tintes épicos este domingo contra un Córdoba que hizo dos dianas aprovechando sus contadas aproximaciones hacia la portería de Cuéllar. Los dos goles retratan a los centrales rojiblancos; el primero vuelve a dejar en evidencia a Mandi, al que le ganó la partida clarísimamente Pedro Sánchez, y el segundo demuestra la agitación y confusión de Iván Hernández, justo en el lugar equivocado en el peor momento, para tocar el balón «con el culo» (Sandoval dixit) en un disparo inocente de Pedro, el inesperado héroe visitante. Aunque los errores sean igual de groseros y repetitivos, se notó la ausencia de Bernardo por sanción. Equivocarían el tiro Sandoval y su cuerpo técnico si no trabajasen con intensidad el trabajo defensivo. Las estadísticas aterran: el equipo gijonés no deja su portería a cero desde la victoria del pasado 22 de febrero contra el Alavés y ya lleva encajados 45 goles, convirtiéndose en el equipo más goleado de los nueve primeros clasificados. Y precisamente, Sandoval y los suyos (con la baja por sanción del Pichu Cuéllar) visitan en la Nova Creu Alta al Sabadell, el más goleado de la categoría (48 goles) junto al Alavés; pero cuidado con el equipo catalán, porque es el segundo máximo goleador en casa (27 goles), donde ha ganado 10 partidos y solo ha perdido 3, los mismos que el Sporting.
Hoy no se puede culpar a la prensa ni al árbitro, ni siquiera se puede reclamar otra actitud a la afición. Basta ya de discursos populistas, complacientes y esquivos. Toca hablar de fútbol. Y es innegable que este Sporting presenta enormes lagunas futbolísticas. No, no se ha perdido ni el ascenso, ni se ha echado a perder el curso con esta derrota ante un Córdoba que lucha por eludir el descenso. Pero toca dar un golpe de timón. Después de este partido quedan nueve jornadas y de morir siempre es mejor hacerlo con las botas puestas, ya lo reza la película. Urge un cambio de rumbo y, comprobado desde que tomó las riendas de este equipo en octubre de 2012 que no termina de imprimir una dinámica regular y sólida a las plantillas que tiene a su disposición, el consejo se debería plantear la continuidad de José Ramón Sandoval de no ganar en Sabadell, si él no presenta la dimisión por su cuenta y riesgo. En el filial se encuentra un hombre de la casa como Abelardo, un sportinguista de cuna que conoce perfectamente Mareo y eso se nota en el filial sportinguista, que navega con paso firme por la categoría de bronce del fútbol español a base de un juego valiente, combativo y vistoso que ha llevado al Sporting B a ocupar un lugar destacado en su grupo. El modelo no se discute, lo que se discute es el juego inexistente del primer equipo del Sporting, que comete el pecado capital de dejarse ir contra rivales de perfil bajo.
Pedro Sánchez ejerce de verdugo
El partido respondió al guión preestablecido desde el inicio y el Sporting salió revolucionado, consciente de que hemos entrado en las diez de últimas y este era el primer partido de los tres que se jugarán en El Molinón este mes. Una prueba de solidez en toda regla para un aspirante que presentó las novedades de la vuelta a la titularidad de Iván Hernández, por la sanción de Bernardo, e Isma López en el vértice del ataque; para cubrir la baja de Sergio, también por sanción, Lora jugó en el centro del campo junto a Nacho Cases, recuperando la pareja de mediocentros que logró el ascenso a 2ªB con el filial en la temporada 2007-08. La vuelta de Xisco a la punta del ataque, tras cumplir una sanción, fue la principal novedad de un Córdoba lastrado por las ausencias de tres piezas clave como López Silva, Abel y el portero Mikel Saizar; tampoco pudieron contar con un viejo conocido de la parroquia gijonesa, Aritz López Garai, cedido al equipo cordobés hasta el final del curso.
El dominio local no se tradujo en ocasiones de consideración. Cierto que hubo intensidad, verticalidad y dominio parcia de la posesión, pero eso costaba traducirlo en ocasiones importantes. Tras un centro lateral de Canella desde la izquierda, avanzando por la banda hasta llegar a la línea de fondo, lo remató de cabeza Lekic y el balón se marchó rozando el larguero. Bustos probó fortuna con un potente y colocado disparo desde el balcón del área, pero respondió Juan Carlos con un gran despeje. El portero se erigió en el mejor jugador visitante, porque también salvó un testarazo de Scepovic que se iba a colar por la misma escuadra. Los pánzer rojiblancos las ganaban todas por alto, pero les faltaban la pizca de puntería y suerte necesarias para marcar. Lo intentaba de todas las maneras posibles el Sporting, consciente de lo mucho que se jugaba, aunque el recurso a la vieja fórmula futbolística (centros laterales y remates en el centro del área) se constituía como la opción ofensiva más incisiva.
Pero el Córdoba, a dos puntos del descenso antes del partido, no vino a Gijón de turismo ni mucho menos. Avisó con una vaselina de Uli Dávila que se marchó tocando el larguero y, sorprendentemente, se adelantó en el marcador acto seguido con un cabezazo de Pedro Sánchez, bien situado en el segundo palo para ganarle la posición a Mandi y culminar un centro de Gunino desde la izquierda. Fue un mazazo en toda regla para los sportinguistas que no se esperaban tal castigo antes del descanso. Los gestos de Sandoval, negando con la cabeza, en una ostensible actitud de incredulidad y cabreo, lo decían todo. Una vez más, el dominio de su equipo no se tradujo en goles y se aprovechó de ello el rival en una de sus contadas escaramuzas ofensivas. Pero en una categoría tan igualada y canalla como la Segunda División, no ganas los partidos por jugar mejor y tener más ocasiones. Faltaba precisión en el último pase, puntería en la definición y tranquilidad en el ambiente, porque la grada se mostró impaciente desde el inicio pitando al equipo a la mínima.
La segunda parte comenzó con un contratiempo para el Córdoba. Se lesionó Xisco y fue sustituido por Arturo, un cambio que despertó la ira del sportinguismo, muy molestos por la cantidad de tiempo que se perdió en esa sustitución que aprovechó Sandoval para meter a Carmona por Cristian Bustos, poco participativo esta tarde por la rapidez de las transiciones y la nula propuesta ofensiva del conjunto cordobés. La entrada del balear intentaba imprimir más profundidad al juego, pero había demasiadas imprecisiones en las circulaciones y excesiva agitación en el ambiente, un escenario favorable para las embestidas de los visitantes, que pudieron dictar sentencia en una contra en la que Arturo terminó por los suelos y pidiendo penalti de Iván Hernández. Sandoval seguía obsesionado con la profundidad y solo bajo esa obsesión se explica el cambio de Canella por Santi Jara.
Al Chapi Ferrer le gustaba el ritmo del partido, la precipitación sportinguista le venía de perlas y tanta agitación se tradujo en el segundo gol del Córdoba, en pleno Ecuador del segundo acto. Un disparo flojo e inocente de Pedro, cuyo destino lógico era deshacerse como un azucarillo en el trayecto hacia la portería, pegó en Iván Hernández y sorprendió a Cuéllar. Así, como quien no quiere la cosa, el equipo califa sentenció el partido y masacraba a los sportinguistas. Tres disparos a puerta y dos goles de un equipo que fio lo demás a la solidez de la zaga y la medular. El resto fue una acumulación de despropósitos que se reflejó en la ocasión fallada por Arturo, que desperdició la oportunidad de firmar una goleada de escándalo. De ese fallo se benefició el Sporting, que recortó distancias en su siguiente ataque. Se internó Santi Jara desde la derecha y su servicio al área lo remató Miguel Ángel Guerrero a la red con la ayuda de Juan Carlos, que se introdujo el balón en su intento de pararlo. El resto de la historia fue el reflejo de la ansiedad y del desbarajuste táctico en que se ha convertido un Sporting sin brújula táctica. El resultado fue una derrota, la tercera del presente curso en El Molinón tras las producidas contra Las Palmas y Zaragoza.
LA FICHA TÉCNICA
Sporting: Cuéllar; Luis Hernández, Iván Hernández, Mendi, Canella (Jara, minuto 68); Lora, Bustos (Carmona, minuto 52), Cases, Isma López; Lekic (Guerrero, 83) y Scepovic.
Córdoba: Juan Carlos; Gunino, Bernardo, Raúl Bravo, Pinillos; Pedro, Luso (Iago Bouzón, minuto 89) Obiora (Fran Cruz, minuto 69), Juanlu; Uli Dávila y Xisco (Arturo, minuto 52).
Goles
0-1: minuto 40, Pedro.
0-2: minuto 68, Iván Hernández en propia puerta.
1-2: minuto 88, Guerrero.
Árbitro: Sureda Cuenca (Comité Balear). Mostró tarjetas amarillas a Lora (4′), Cuéllar (70), Jara (90+3′), del Sporting, y a Luso (47′), Xisco (52′), Pedro (75′), del Córdoba. Prolongó tres minutos en el primer tiempo y añadió otros cuatro y medio en la continuación.
Incidencias: El Molinón. 19.185 espectadores. Terreno de juego en aceptables condiciones. Tarde soleada.